Borzakovsky le niega la gloria al viejo Kipketer
El ruso, llegando desde atr¨¢s en la ¨²ltima recta, bate al keniano, a quien tambi¨¦n supera el surafricano Mulaudzi
A falta de 300 metros, en su 500 antes tan devastador, Wilson Kipketer lanz¨® su ¨²ltimo hurra. Melanc¨®lico. Un gui?o nost¨¢lgico a sus admiradores tristes. Una confesi¨®n rom¨¢ntica. Castigado por una carrera demasiado lenta para sus necesidades -pese a que el primer 200 se pas¨® en 25s, en el 400 se fueron a 51.84-, Kipketer, viejo guerrero herido, superviviente de m¨²ltiples lesiones, de enfermedades, el atleta que m¨¢s r¨¢pido ha corrido nunca el 800 metros (1.41.11, r¨¦cord mundial desde 1997) no pudo encontrar la gloria ol¨ªmpica en los Juegos que, sin embargo, s¨ª que repararon la injusticia, y doblemente, con Hicham el Guerruj. A Kipketer le neg¨® la gloria un joven prodigio ruso llamado Yuri Borzakovsky,de 23 a?os, un atleta de una extraordinaria velocidad natural y extravagante recorrido profesional cuyo advenimiento se esperaba desde hace cuatro a?os.
"Me encanta su frialdad t¨¢ctica, su velocidad gen¨¦tica", dijo Steve Ovett del joven ruso
"Yuri es la victoria de un juego de la naturaleza", afirma su entrenador, Evstratov
Cuando irrumpi¨®, a los 17 a?os, en el mundo atl¨¦tico, a Borzakovsky, atleta espigado (1,81 metros, 72 kilos), arm¨®nico, f¨¢cil, larga zancada, suelta, fr¨ªo, le compararon inmediatamente con Steve Ovett, el brit¨¢nico rojo que hab¨ªa ganado los Juegos de Mosc¨². Al atleta que convert¨ªa los 800 metros en una sucesi¨®n de cuatro 200 corridos a igual velocidad y que parec¨ªa volar en la ¨²ltima recta entre estatuas, cuando los dem¨¢s empezaban a frenarse, agarrotados, violentos. "Me encanta su frialdad t¨¢ctica, su velocidad gen¨¦tica", dijo Ovett, halagado por la comparaci¨®n, hace cuatro a?os. "Su forma de correr, detr¨¢s del grupo, al mismo ritmo, sin perder la compostura, es la m¨¢s eficiente, y es muy ¨²til si la carrera no pasa de 1.44, porque siempre podr¨¢ recuperar al final el terreno perdido, pero si es r¨¢pida, si baja a 1.42, es in¨²til, nunca podr¨¢ cazar a los que van delante". Ayer, el 800 metros que le consagr¨® y que acab¨® con las esperanzas de Wilson Kipketer -por primera vez el dan¨¦s nacido en Kenia, de la tribu de los Nandi, los se?ores de la meseta de Eldoret, termin¨® sin sonre¨ªr una carrera en la que era derrotado, termin¨® airado- se corri¨® en 1.44.45.
Ovett recordaba tambi¨¦n al sovi¨¦tico Arzhanov, el ¨²ltimo ruso del 800. Recordaba que era el favorito de la final ol¨ªmpica de M¨²nich 72. Recordaba tambi¨¦n c¨®mo se desarroll¨® aquella final, que, sorprendentemente, gan¨®, Dave Wottle. Sus palabras, cambiando los nombres -Kipketer en el papel de Arzhanov, Borzakovsky en el de Wottle-, aumentando un segundo los tiempos, trasladando la acci¨®n hacia el futuro, hasta 32 a?os m¨¢s tarde, servir¨ªan para contar el 800 de anoche. Entonces, el primer 200 se cumpli¨® en 24.7, pero luego la marcha se hizo m¨¢s lenta y se pas¨® en 52.7 el primer 400 -ayer fue 51.8-, demasiado lento para Arzhanov, ideal para Wottle, que marchaba detr¨¢s, rezagado, a medio segundo; entonces, llegado el 500 cambi¨® Arzhanov, como ayer Kipketer; en el 600 Wottle segu¨ªa rezagado. De la curva sali¨® Arzhanov solo. Wottle detr¨¢s, empez¨® a cerrar el hueco. En los ¨²ltimos cinco metros lo pas¨®. Anoche, cuando Kipketer y Bungei, su rival keniano, aceleraron el ritmo en el 500, Borzakovsky, rezagado, no se descompuso. Llevaba en las piernas a¨²n carga suficiente para mantener su ritmo, sus 26s cada 200. En la curva, cuando entr¨® tambi¨¦n en liza el surafricano Mulaudzi, Kipketer empez¨® a buscar su quinta marcha. Desesperadamente. La necesitaba. No la encontr¨®. Ag¨®nico, la ¨²ltima recta la empez¨® atado con Bungei y Mulaudzi. Con Borzakovsky lanzado pero retrasado -hasta tropez¨® ligeramente el ruso con el argelino Guerni, lo que le fren¨® moment¨¢neamente. Crispado, el tr¨ªo, ocupando dos calles, se enzarz¨® en su lucha contra el agotamiento. Suelto, desde atr¨¢s, fresco, fr¨ªo, Borzakovsky empez¨® a acercarse. A 10 metros, cuando Bungei, el hombre que necesitaba tambi¨¦n un ritmo r¨¢pido y que fue incapaz de suministrarlo, cedi¨®, pas¨® el ruso. Los adelant¨® a todos. A Kipketer su ¨²ltimo aliento ni siquiera le vali¨® para quedar segundo. Tambi¨¦n Mulaudzi lo adelant¨® sobre la cuerda.
Borzakovsky empez¨® a correr cuando ten¨ªa 10 a?os. En su primera carrera, un 600, tropez¨® y se parti¨® el labio. Termin¨® en 2.10, detr¨¢s de un ni?o un a?o mayor. Dos semanas despu¨¦s baj¨® a 1.52. Y gan¨® al mismo chico mayor. Su talento natural lo detect¨® inmediatamente el t¨¦cnico Viatcheslav Evstratov, su entrenador de siempre, quien cree en la predestinaci¨®n. "Yuri es la victoria de un juego de la naturaleza", dijo. "Su sistema f¨ªsico es perfecto. S¨®lo se?ales nerviosas perfectas le llegan a sus m¨²sculos. Adem¨¢s tiene un coraz¨®n que late con extraordinaria lentitud. Entren¨¢ndose, por ejemplo, necesita hacer las series de 600 metros m¨¢s r¨¢pidas que 1.20 porque si no, no le suben las pulsaciones. Y, por si fuera poco, se recupera rapid¨ªsimamente. Al principio pens¨¦ que Yuri se equivocaba al medirse las pulsaciones, pero no. A los cinco minutos de una serie ha recuperado sus latidos lentos normales".
Borzakovsky se une as¨ª a la lista imperial en la que figuran Peter Snell, Wottle, Alberto Juantorena, Ovett, Ereng o Tanui. Una lista en la tambi¨¦n est¨¢ un oscuro noruego llamado Vebjorn Rodal, el ganador de los Juegos de Atlanta 96, los Juegos en que habr¨ªa estado en su plenitud Kipketer, quien no pudo participar porque Kenia no lo permiti¨®. Una lista en la que nunca estar¨¢ el nombre de Wilson Kipketer, el m¨¢s grande. El m¨¢s desgraciado.
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