Nuevos ritmos en el Atl¨¦tico

No es que el Atl¨¦tico bailase la samba. Pero casi. El grupo de Ferrando, es cierto, cuenta con la ventaja de partir de un list¨®n muy bajo. De que hac¨ªa a?os que no hilaba tres pases seguidos. Ayer, con una defensa seria, un rival cobarde, la idea de amistarse con la pelota y el objetivo de abrir el campo por las bandas, el Atl¨¦tico casi baila la samba. Una danza que se tradujo en el mayor c¨²mulo de ocasiones que se recuerda en el Calder¨®n en mucho tiempo. Y de detalles bonitos. Y de combinaciones, de paredes, de regates. De intenci¨®n y velocidad. El M¨¢laga tambi¨¦n ayud¨®. El equipo andaluz sali¨® a verlas venir, con todos atr¨¢s y ni tan solo fue capaz de presionar con acierto.

El asombro comenz¨® a los cinco minutos. Simeone, fant¨¢stico duranto todo el encuentro y autor del pase del segundo gol, vio la escapada de Torres y le lanz¨® un centro bombeado. El delantero no fue capaz de controlar la pelota, que se le qued¨® atr¨¢s. Entonces, a Torres se le ocurri¨® levantar la espuela. El bal¨®n sali¨® fuera por poco. Poco despu¨¦s fue Colsa, que intercambi¨® la posici¨®n de mediocentro y la de media punta con Ibagaza, el que caz¨® un rechace a bocajarro. Calatayud detuvo. Torres se encontr¨® la pelota a un metro de la porter¨ªa y sin portero. Tir¨® al larguero. Despu¨¦s se apuntar¨ªan Sergi, Ibagaza y de nuevo Colsa.

Fernando Torres era el ¨²nico delantero. Ese supuesto islote solitario, sin compa?ero. Pero la actitud de Musampa, Jorge, Ibagaza, Jorge y Colsa -incluso la de los laterales, principalmente Sergi- convirti¨® el ¨¢rea del M¨¢laga en un lugar de tertulia para los jugadores rojiblancos. Hasta cuatro futbolistas se mov¨ªan por delante de la l¨ªnea del bal¨®n. Y Torres, tan contento. El delantero no tuvo que enfrentarse con esos balones apaisados con sello de env¨ªo desde la otra punta del campo. La asociaci¨®n con Ibagaza resulta natural. En cierto modo, esperable. Lo que result¨® m¨¢s extra?o es ver como entraban en la pandilla los dem¨¢s centrocampistas, muy ofensivos. En el caso de Jorge, es cierto que se meti¨® mucho por el centro y apenas explor¨® su te¨®rica banda, la derecha.

Adem¨¢s, el Atl¨¦tico recuper¨® muy pronto la pelota en el centro del campo. Si por alguna extra?a carambola el bal¨®n llegaba cerca del ¨¢rea rojiblanca, Perea, Pablo y Garc¨ªa Calvo se mostraron muy coordinados y eficaces. Tuvieron algo m¨¢s de trabajo en el tramo final. Pero tampoco mucho m¨¢s, a pesar de que el M¨¢laga intent¨® despertar. Entonces, la presencia de Luccin y el correr del reloj le bastaron al Atl¨¦tico. Cambi¨® el tempo del baile, pero el ritmo lo sigui¨® llevando el equipo madrile?o.