Aqu¨ª llega el Sur
Durante la convenci¨®n, los republicanos se metieron en camisa de once varas. Su plan al alistar al senador dem¨®crata por Georgia, Zell Miller, para que diera el discurso principal era que les ayudara a convencer a los votantes independientes (que se espera que determinen las elecciones) para que voten a favor de los republicanos, y demostrar que hasta un dem¨®crata menosprecia a John Kerry. Pero a Miller se le fue la cabeza; su desmesurada diatriba contra Kerry nos record¨® a todos la demagogia sure?a de los tiempos anteriores al movimiento en pro de los derechos civiles, cuando los dixiecratas (el ala derecha segregacionista de los dem¨®cratas del sur) como Miller estaban poniendo como un trapo a Lyndon Johnson por llevar a cabo el proyecto de ley de los derechos civiles. El ¨¦xito de la defensa de Johnson de los derechos civiles fue la coyuntura y la raz¨®n por la que la mayor¨ªa de los dixiecratas se pasaron al partido republicano. Cuando, tras su discurso, el famoso analista pol¨ªtico de la NBC Chris Matthews se enfrent¨® a Miller por las descabelladas acusaciones contra Kerry, el furibundo Miller ret¨® a Mathews a un duelo. Mientras tanto, en Georgia, j¨®venes dem¨®cratas, horrorizados por las calumnias de Miller, se "divorciaron" p¨²blicamente de su exuberante senador.
La reacci¨®n del inteligente columnista conservador Andrew Sullivan (tiene sus reservas tanto con respecto a Bush como a Kerry) me interes¨®. Sullivan, que es de Inglaterra, admiti¨® en su web que, hasta el estallido de Miller, siempre hab¨ªa dado por supuesto que sus amigos liberales norte?os estereotipaban a los sure?os, a quienes ¨¦l encontraba muy amables. Est¨¢ claro que la geograf¨ªa no define la moralidad de uno, pero aquellos que hemos vivido en el sur y en el suroeste, como yo, y que hemos visto los linchamientos, que eran habituales, y la atm¨®sfera de Dallas justo antes de que fuera asesinado Kennedy, sabemos que la intolerancia hist¨®rica en el sur y el suroeste era real. Que el desastroso ataque de la noche anterior a la inteligencia protagonizado por las mellizas Bush y su obscena defensa de la estupidez no hubiera sido escrito por ellas, sino por Karen Hughes, antigua consejera de campa?a de George W. y considerada amiga de la familia por George y Laura, tambi¨¦n result¨® revelador de lo que de verdad es normal cuando los Bush no est¨¢n delante de la c¨¢mara.
El senador republicano sure?o Bob Graham, en una entrevista con periodistas de My Money, hizo los comentarios m¨¢s l¨²cidos de la convenci¨®n. Reconoci¨® sin rodeos que el sur (su sur) ten¨ªa una terrible herencia segregacionista que el partido republicano todav¨ªa tiene que superar si quiere sobrevivir a la pr¨®xima d¨¦cada. Una cosa de la que los europeos quiz¨¢ no sean conscientes es que a finales del a?o pr¨®ximo los cat¨®licos superar¨¢n en n¨²mero a los protestantes por primera vez en nuestra historia. No importa si estos nuevos inmigrantes cat¨®licos, adem¨¢s de los inmigrantes asi¨¢ticos y africanos, practican su religi¨®n; sino que no son fundamentalistas. En la pr¨®xima d¨¦cada este cambio demogr¨¢fico radical favorecer¨¢ en ¨²ltimo t¨¦rmino a los moderados. Graham hizo bien en advertir a sus compa?eros republicanos de que si quieren sobrevivir tendr¨¢n que abandonar el pensamiento del ala derecha. Lo que esto significa (y es un pobre consuelo para los europeos, que quieren que todo pase ahora mismo) es que, aunque estas elecciones est¨¢n a punto de acabar y los republicanos, debido a nuestro demencial sistema electoral, podr¨ªan ganarlas, el pa¨ªs se est¨¢ apartando de hecho de la derecha. Cuando ambas convenciones queden olvidadas, el pa¨ªs empezar¨¢ a preguntarse: "Oye, ?d¨®nde estaban Rumsfeld, Perle, Condi Rice y Colin Powell durante la convenci¨®n? Nos deslumbraron al principio con un pu?ado de republicanos moderados que no han estado gobernando el pa¨ªs, como McCain, Schwarzenegger y Giuliani, pero ?d¨®nde estaban los que nos llevaron a trancas y barrancas a Irak?"
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