Memorias de ?frica
No abunda en Espa?a el music¨®logo con vocaci¨®n africana, hasta el punto de que quiz¨¢ sea Polo Vallejo el primero que se embarca en una aventura de muchos a?os de trabajo de campo. Vallejo tiene, adem¨¢s, la singularidad de ser compositor activo, sin olvidar una excelente formaci¨®n de pedagog¨ªa musical. Para los que hemos sabido de sus andanzas africanas desde hace no pocos a?os, el momento de encontrarnos con el resultado de ese trabajo en forma de alg¨²n tipo de publicaci¨®n se hac¨ªa esperar. Pero todo llega, aunque la raqu¨ªtica oferta editorial en un campo tan virgen entre nosotros como es el de la etnomusicolog¨ªa haya conducido a su autor hacia otra aventura: la edici¨®n propia, arriesg¨¢ndose incluso a los temidos pr¨¦stamos. A cambio, Polo Vallejo ha trabajado a placer. Mbudi mbudi na mhanga es un libro triling¨¹e (espa?ol, ingl¨¦s y franc¨¦s) y contiene dos discos compactos, numerosas ilustraciones y fotograf¨ªas, una concepci¨®n muy personal de su confecci¨®n y redacci¨®n, as¨ª como un importante cap¨ªtulo de transcripciones musicales. Una coqueter¨ªa de publicaci¨®n, en suma, para lo que puede ser la primera referencia espa?ola de un viajero musical por el continente africano en busca de sus misterios sonoros.
El t¨ªtulo de esta publicaci¨®n es el de un cuento: El murci¨¦lago y el oricteropo, siendo este ¨²ltimo un cerdo hormiguero. Toda una declaraci¨®n de intenciones de que un laberinto espera al interesado en desentra?ar el sentido de las formas de vida de las comunidades africanas. El subt¨ªtulo informa m¨¢s claramente del marco de acci¨®n que el libro recoge: "Universo musical infantil de los wagogo de Tanzania". Los wagogo viven en el sur de la meseta central de Tanzania y han sido objeto de atenci¨®n por parte de Vallejo desde hace m¨¢s de ocho a?os, tras haber recorrido pa¨ªses como Senegal, Gambia, Ghana, Burkina Faso o Camer¨²n. El hecho de que el autor le haya dedicado su primer libro a los ni?os, tras casi dos d¨¦cadas de visitas africanas y ocho a?os centrado en la tierra de los wagogo, indica una sensibilidad especial del m¨²sico espa?ol, pero tambi¨¦n es la constataci¨®n de la importancia que tienen los ni?os en las culturas integradas. "Las primeras personas con quienes me cruzo por el camino son siempre los ni?os [
...] Les observo a todos ellos, sonr¨ªo feliz por encontrarme all¨ª de nuevo y me devuelven una generosa y reconfortante sonrisa...". Los ni?os son siempre la referencia infalible de la calidad de una aut¨¦ntica vida musical. Pero hay algo que Vallejo consigue transmitir agudamente: la importancia de todo lo sonoro en la forma de vida de una poblaci¨®n de la sabana africana. La m¨²sica propiamente dicha linda con el cuento, la danza, los ritos comunitarios o los h¨¢bitos cotidianos: "Tengo la impresi¨®n de que no hay un solo d¨ªa sin m¨²sica en Nzali". Pero no por ello domina la experiencia: "... el o¨ªdo, el olfato, el tacto y el gusto se sit¨²an en el mismo nivel de apreciaci¨®n que la adiestrada vista y todos ellos se encuentran en interacci¨®n permanente".
Tras las torpezas inevita-
bles del occidental, Vallejo descubre rasgos de la actividad musical cuya potencia apenas vislumbramos. Es reveladora la an¨¦cdota del viajero que hace una m¨²sica cuya forma coincide con el recorrido: "... nos cruzamos con un hombre que iba tocando una 'ilimba' mientras acompa?aba su canto [...
] El paseo lleg¨® a su fin cuando el m¨²sico se par¨® a saludar a unos paisanos [
...] -Esta ¨²ltima canci¨®n ?cu¨¢ndo termina?- Acaba, ?cuando llego!".
Es curiosa la situaci¨®n del m¨²sico occidental que descubre intensidades apenas sospechadas en la pr¨¢ctica art¨ªstica cotidiana de sociedades tan integradas como las que pueblan ?frica. Gradualmente, se convierte en poseedor de un legado cuya gesti¨®n termina convirti¨¦ndose en misi¨®n. Polo Vallejo ha realizado finalmente su libro. La propia miseria editorial espa?ola en el cap¨ªtulo musical ha ayudado, parad¨®jicamente, a que la peripecia de esta publicaci¨®n haya representado para su autor un esfuerzo que se acopla muy bien con el riesgo aventurero que narra y que ha motivado el libro mismo. Pero se percibe que esto es poco en funci¨®n del grado de experiencia vivida. Y aqu¨ª interviene el creador; porque Polo Vallejo no es un compositor ocasional, aunque los viajes hayan ralentizado su producci¨®n. En alguna declaraci¨®n reciente asume parte del legado estudiado como sustrato de sus obras (por ejemplo, en la pr¨®xima edici¨®n del Festival de M¨²sica Contempor¨¢nea de Alicante, el fabuloso pianista Ananda Sukarlan estrenar¨¢ una obra suya, el Libro I de Cuadernos del tiempo, deudora de algunos procedimientos extra¨ªdos de su experiencia africana).
Esto crea una situaci¨®n ambivalente. Lo que es una experiencia integrada en la vida de una poblaci¨®n, debe buscar una expresi¨®n individual a trav¨¦s de la horma existencial del compositor occidental que ya no puede privarse de rememorar una emoci¨®n tan intensa, aunque colectiva. Vallejo ha mencionado su proximidad a la trayectoria de B¨¦la Bart¨®k, m¨²sico que recogi¨® el folclore de Europa del este y norte de ?frica durante d¨¦cadas y qued¨® transformado por ¨¦l. La menci¨®n a Bart¨®k es especialmente interesante porque, m¨¢s all¨¢ de una espuria comparaci¨®n de calidades, representa a un m¨²sico que forj¨® un camino personal desde la transformaci¨®n sufrida por el encuentro con experiencias grupales. Es curioso constatar que, aparte de la l¨®gica admiraci¨®n por el genio de Bart¨®k, se trata de un compositor apenas imitado en su ejemplo (aunque lo haya sido, y mucho, en la epidermis de sus grandes obras). Reclamarse pr¨®ximo de Bart¨®k significa apencar con la pesada carga del retorno; descubrir que la felicidad encontrada en un entorno donde el sentido de la m¨²sica se da de forma natural, se debe convertir en un escenario individual, donde las opciones est¨¦ticas s¨®lo obedecen a fidelidades y compromisos que uno mantiene ya sin testigos, sin referencias, sin la risa contagiosa de los ni?os que te esperan en el camino y te recuerdan las frases de bienvenida de una comunidad que te acoge como si la humanidad se hubiera vuelto buena y armoniosa.
El libro que ha publicado Polo Vallejo se convierte as¨ª en el cruce de caminos de un viaje en el que ahora empieza la prueba m¨¢s dura: la de ofrecer a una sociedad canalla y disgregada el testimonio del sentido de la m¨²sica. Para ello, cuenta con la riqueza de su experiencia y el siempre inasible talento del que ya tiene pruebas de que nuestra sociedad ha olvidado las claves m¨¢s ¨ªntimas. Quiz¨¢ por ello, este libro, que significaba el retorno, se ha hecho esperar. Pero, ahora que Polo Vallejo est¨¢ entre nosotros, disfrutemos al menos con el temblor sublime de sus memorias de ?frica.
www.polovallejo.com
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