Un presidente a prueba de tragedias

La terrible tragedia que se desarroll¨® el viernes en la escuela N¨²mero Uno de Besl¨¢n y dej¨® cientos de muertos seguramente habr¨ªa desencadenado una gran crisis gubernamental en otro pa¨ªs europeo que no fuera Rusia y habr¨ªa golpeado la popularidad del jefe de Estado, responsable -al menos pol¨ªticamente- de la operaci¨®n. Vlad¨ªmir Putin, sin embargo, dif¨ªcilmente saldr¨¢ debilitado a consecuencia de lo ocurrido en Osetia del Norte y su popularidad se mantendr¨¢ tan alta como hasta ahora.

?C¨®mo explicar esta situaci¨®n? "Los ¨²ltimos atentados terroristas por supuesto que no pueden conducir a una crisis del sistema pol¨ªtico. Lo que sucede en Chechenia y a causa de Chechenia sigue siendo visto como algo marginal. Por ello, los atentados, por muy sangrientos que sean, no son capaces ni siquiera de hacer caer al Gobierno", dice Lilia Shevtsova, polit¨®loga del Centro Carnegie moscovita en una entrevista al diario Nezavis¨ªmaya Gazeta. "Sabemos c¨®mo pag¨® el Gobierno espa?ol, que minti¨® a la sociedad sobre los atentados [del 11-M], pero en Rusia, desgraciadamente, no hay una tradici¨®n de pasar factura ni por las mentiras ni por los fracasos", agrega. Alex¨¦i S¨ªmonov, director de la fundaci¨®n Defensa de la Transparencia Informativa, sostiene, por su parte, que "la opini¨®n p¨²blica no desempe?a ning¨²n papel en la vida del pa¨ªs y no influye en la toma de decisiones". "Ahora hay un solo punto de vista sobre todos los m¨¢s importantes acontecimientos: el oficial", se?ala. En efecto, pr¨¢cticamente nadie cuestiona la versi¨®n oficial de lo ocurrido en Besl¨¢n. Y ni siquiera despu¨¦s del uso de un gas letal en el teatro moscovita de Dubrovka, hace dos a?os, la popularidad de Putin disminuy¨®. No es s¨®lo porque el ruso en general est¨¢ acostumbrado a los gobernantes duros -los que gustan a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n-, sino tambi¨¦n porque, por sacr¨ªlego que suene, al final todo se reduce a una cuesti¨®n de matem¨¢ticas. Si como resultado de una "operaci¨®n de rescate" perecen menos personas de las que son salvadas, entonces significa que el balance es positivo y el asalto puede ser presentado como una victoria. As¨ª sucedi¨® en Dubrovka, donde murieron 129 espectadores, pero se salvaron muchos m¨¢s, ya que en el interior del teatro hab¨ªa cerca de 900. Con la escuela de Besl¨¢n probablemente suceder¨¢ algo similar. Si la tarea de las autoridades era minimizar el n¨²mero de rehenes antes del asalto, despu¨¦s de ¨¦l hay que maximizarlo. Cuantos m¨¢s mejor, ya que el porcentaje de p¨¦rdidas ser¨¢ menor. Si antes dec¨ªan que hab¨ªa cerca de 350 rehenes, ya reconocen 1.200. Si la popularidad de Putin seguramente no se ver¨¢ afectada en el interior del pa¨ªs por la tragedia de Besl¨¢n, en el extranjero el l¨ªder ruso no tendr¨¢ las cosas tan f¨¢ciles y su prestigio puede sufrir a pesar del apoyo que le han prestado los dirigentes de los pa¨ªses occidentales. Bernard Bot, ministro de Exteriores de Holanda, en nombre de la presidencia de la Uni¨®n Europea, dijo que querr¨ªa saber c¨®mo pudo haber sucedido esa tragedia con tantas v¨ªctimas inocentes. Rusia reaccion¨® indignada a las declaraciones de Bot, interpretadas como una exigencia de explicaciones. El jefe de la diplomacia rusa, Sergu¨¦i Lavrov, se?al¨® que si hab¨ªa que pedir explicaciones a alguien era a los pa¨ªses de la UE, en cuyos territorios se han "atrincherado" personajes como Zak¨¢yev, directamente ligados a los terroristas. Zak¨¢yev es el representante del l¨ªder independentista Asl¨¢n Masj¨¢dov en Europa. Rusia trat¨® de extraditarlo de Dinamarca y del Reino Unido, pero perdi¨® los respectivos juicios.

"No hay tradici¨®n de pasar factura por mentiras o fracasos", dice una polit¨®loga

Mientras, rusos y separatistas contin¨²an su guerra de desinformaci¨®n en Chechenia. Los rebeldes informaron ayer de que hab¨ªan comenzado las "detenciones masivas" de los parientes de Masj¨¢dov. Los rusos, por su parte, afirman que desbarataron una serie de atentados que Masj¨¢dov y Shamil Bas¨¢yev planeaban contra sus parientes para culpar de ellos a los servicios secretos.