El drama de Putin
La tragedia de la escuela de Besl¨¢n arroja un pesado lastre para el Gobierno de Vlad¨ªmir Putin: m¨¢s de 300 muertos, la mitad de ellos ni?os, en un balance que sigue creciendo. El presidente ruso, que visit¨® ayer a los heridos en la peque?a ciudad de Osetia del Norte, ha reafirmado que no ceder¨¢ al chantaje del terrorismo y ha confesado su derrota en asuntos de seguridad: "Hemos demostrado debilidad y los d¨¦biles pierden", dijo en un discurso a la naci¨®n. Seg¨²n ¨¦l, no estaba previsto el asalto de las unidades de ¨¦lite y fueron los terroristas quienes precipitaron el drama.
Los razonamientos del presidente pueden ser v¨¢lidos, pero, independientemente de qui¨¦n o qu¨¦ desat¨® la feroz carnicer¨ªa, su pol¨ªtica antiterrorista ha quedado seriamente da?ada, al igual que la capacidad de los servicios de seguridad internos para prevenir y para gestionar el secuestro. Es muy probable que su imagen no salga mermada ante la poblaci¨®n en general de su pa¨ªs, que no s¨®lo no critic¨® la muy discutible desarticulaci¨®n de la ocupaci¨®n chechena de un teatro de Mosc¨² en 2002, sino que le premi¨® con m¨¢s votos en su reelecci¨®n a la presidencia este a?o. En definitiva, puede que el actual inquilino del Kremlin siga siendo considerado como un s¨ªmbolo de la unidad nacional.
Sin embargo, Putin debe ser consciente de que, aunque no tenga intenci¨®n de cambiar un ¨¢pice su pol¨ªtica sobre Chechenia, ¨¦sta hace aguas por todos los lados desde que lleg¨® al poder en 1999. Y ahora tal vez sea m¨¢s dif¨ªcil variarla al no tener, o no querer encontrar, un interlocutor v¨¢lido debido al endurecimiento del independentismo checheno. Lo que en un principio fue una reivindicaci¨®n nacionalista se ha convertido a sus ojos en un fen¨®meno terrorista, y ahora fundamentalmente de cu?o internacional.
El terrorismo actual no tiene fronteras ni ideolog¨ªa como no sea el fanatismo religioso o la desesperaci¨®n. Todos los pa¨ªses se ven amenazados, pero hay que hacer un esfuerzo no s¨®lo para combatir los efectos, sino tambi¨¦n las causas. Los gobernantes de la Rusia postsovi¨¦tica han sido incapaces de gestionar una pol¨ªtica de minor¨ªas en ese ca¨®tico entramado ¨¦tnico que sigue siendo la Federaci¨®n desde la ca¨ªda del comunismo. Eso no resulta f¨¢cil, como tampoco lo es en las sociedades democr¨¢ticas occidentales. El problema se agrava cuando se da en una naci¨®n cuyos dirigentes conservan fuertes se?ales autocr¨¢ticas y no hay pr¨¢cticas de un Estado de derecho.
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