El negociador del secuestro en Rusia dice que civiles armados iniciaron el rescate
Destituido el director de 'Izvestia', diario que desafi¨® la versi¨®n oficial de la crisis
Raf Shak¨ªrov, director del prestigioso diario Izvestia, fue obligado a dimitir de su cargo ayer por la ma?ana. Oficialmente, se le critic¨® por fotos descarnadas que se hab¨ªan publicado el s¨¢bado. Sin embargo, son pocos los que dudan que esa cr¨ªtica es s¨®lo un pretexto, que el problema no estaba en la forma, sino en el contenido: Izvestia es el ¨²nico diario que se ha atrevido a polemizar con las autoridades y que ha puesto en duda la versi¨®n oficial apuntando a que civiles armados pudieron comenzar por su cuenta el rescate, tesis corroborada por el negociador del secuestro.
El peri¨®dico pertenece a Vlad¨ªmir Potanin, un oligarca cercano al Kremlin que fue viceprimer ministro en ¨¦poca de Bor¨ªs Yeltsin. Ayer, la empresa editora expres¨® su desacuerdo con una cobertura "demasiado negativa" y forz¨® su dimisi¨®n. La versi¨®n oficial de los hechos es que primero se produjo una explosi¨®n en el interior del colegio, despu¨¦s de lo cual un grupo de ni?os sali¨® corriendo y los terroristas comenzaron a dispararles por la espalda. Las fuerzas especiales rusas se vieron obligadas entonces a lanzarse al ataque para defender a los escolares. Ya el s¨¢bado, los corresponsales de Izvestia dijeron que hab¨ªan visto signos de que se preparaba un asalto: el jueves a las cinco de la tarde, cerca del r¨ªo T¨¦rek, al suroeste de la ciudad, se escuchaba un fuerte tiroreo. Los habitantes de Besl¨¢n dec¨ªan que las tropas especiales estaban realizando maniobras en las que ensayaban el ataque al colegio. Adem¨¢s, a las casas vecinas a la escuela empezaron a llevar sacos de arena tra¨ªdos del T¨¦rek.
Un miembro de los servicios secretos que habl¨® con Izvestia dijo que los terroristas pod¨ªan tener informantes en la ciudad que les hubieran hecho saber de alguna manera lo que preparaban los rusos. Por eso, los secuestradores quiz¨¢ decidieron aprovechar la retirada de cad¨¢veres para tratar de huir. El mismo s¨¢bado el diario publicaba otro art¨ªculo titulado: "Los primeros en lanzarse al asalto fueron los padres de los ni?os secuestrados".
Ayer, los reporteros de Izvestia escrib¨ªan que el d¨ªa del desenlace ellos se encontraban relativamente cerca de la escuela y afirman que "no hubo ninguna explosi¨®n al principio, sino que primero comenz¨® un tiroteo de fusiles autom¨¢ticos, cada vez m¨¢s intenso". "S¨®lo despu¨¦s de unos instantes, quiz¨¢ un minuto, se oy¨® una explosi¨®n", se?alan.
Milicias populares
Lo m¨¢s probable, seg¨²n Nikol¨¢i Gritchin y Vamin Rechk¨¢lov, es que el tiroteo lo haya comenzado la gente que estaba en el cerco alrededor de la escuela. "No est¨¢ excluido que hayan sido las milicias populares locales, que desde el primer d¨ªa hac¨ªan guardia en las cercan¨ªas", opinan. Este tiroteo puede haber sido interpretado por los terroristas como el comienzo del asalto y entonces empezaron a disparar sobre los socorristas que hab¨ªan ido a retirar la veintena de cad¨¢veres que permanec¨ªan en el interior de la escuela desde el mi¨¦rcoles, cuando el comando suicida entr¨® a tiros y tom¨® a m¨¢s de mil rehenes. Al menos esto ¨²ltimo lo confirma Rusl¨¢n ?ushev, el ex presidente de Ingushetia que fue el ¨²nico que entr¨® en el colegio y logr¨® rescatar a los primeros 26 rehenes, madres con ni?os peque?os, algunos de pecho todav¨ªa.
Cuando comenz¨® el tiroteo, cuenta ?ushev a N¨®vaya Gazeta, el gabinete de crisis llam¨® a los terroristas y les pidi¨® que cesaran de disparar. "Lo hemos hecho, sois vosotros los que est¨¢is disparando", respondieron. Contin¨²a ?ushev: "Por nuestros canales damos la orden: '?Ning¨²n disparo, cesar el fuego!'. Pero resulta que all¨ª hab¨ªa una tercera fuerza est¨²pida; no s¨¦ c¨®mo estaban all¨ª, una milicia popular con Kal¨¢shnikov que decidi¨® liberar a los rehenes por su cuenta. ?Y ellos estaban disparando contra la escuela! Los federales no disparaban, los secuestradores tampoco. Nos gritamos: '?Qui¨¦n dispara?'. Y desde la escuela dicen: 'Se acab¨®, quiere decir que hay que explotar
[las bombas con que hab¨ªan minado el edificio]'. Y comenzaron... ?Ellos pensaron que era el asalto! S¨®lo entonces se dio la orden de asaltar...".
El relato de ?ushev confirma que, como dec¨ªa Izvestia, el tiroteo lo comenzaron los habitantes locales, que se hab¨ªan armado desde un comienzo. El hecho de que las autoridades hayan permitido que por la ciudad anduvieran cientos de personas armadas -algunos dan la cifra de 5.000- es ya una negligencia criminal. No s¨®lo no los desarmaron, sino que les permitieron que estuvieran en la primera l¨ªnea. El peri¨®dico cita el testimonio de un socorrista que participaba en la retirada de los cad¨¢veres y que result¨® herido el viernes. Un doctor sigui¨® a unos secuestradores al lugar donde ¨¦stos ten¨ªan los cuerpos mientras ellos, los socorristas, permanec¨ªan junto a la entrada con las manos en alto. "De pronto comenz¨® un tiroteo. No hubo ninguna explosi¨®n antes de ¨¦l. Y despu¨¦s de que alguien abriera fuego, los secuestradores comenzaron a dispararnos. Si ese alguien no hubiera disparado, todo hubiera transcurrido normalmente. Estamos seguros de que habr¨ªamos regresado ", dice el socorrista. La cifra oficial de muertos era ayer de 334, pero la real podr¨ªa acercarse a 600 si se cumplen los pron¨®sticos m¨¢s pesimistas: seg¨²n algunas informaciones, s¨®lo en la morgue de Vladikavkaz habr¨ªa 384 cad¨¢veres. Adem¨¢s, m¨¢s de 200 personas siguen figurando en las listas de desaparecidos. Izvestia escribe que despu¨¦s de ver el lugar del combate, llegaron a la conclusi¨®n de que es posible que algunos de los terroristas que salieron de la escuela y se hicieron fuertes en una casa vecina, ubicada a unos 40 metros, pudieron haberse llevado rehenes. "Ahora esa casa est¨¢ casi totalmente destruida; los terroristas resistieron all¨ª casi hasta las 11 de la noche del 3 de septiembre. Puede que los desaparecidos se encuentren precisamente bajo sus escombros", dice el diario. Los m¨¢s optimistas, sin embargo, conf¨ªan en que sean encontrados en los hospitales.

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