Defraudan los filmes de Gitai y Todd Solondz
Algunos directores dejan que el relato hable por ellos. Otros se inmiscuyen, se colocan a s¨ª mismos en primer plano y se erigen en protagonistas. Amos Gitai, que ayer present¨® a concurso en la Mostra de Venecia La tierra prometida, forma parte de los segundos. La historia sobre unas prostitutas estonas esclavizadas por una banda dedicada a lo que sol¨ªa llamarse trata de blancas y vendidas en Israel habr¨ªa resultado m¨¢s digerible (no mucho, dada la endeblez del gui¨®n) si Gitai no se hubiera empe?ado en firmar cada fotograma y en derramar personalidad por todas partes.
La supuesta personalidad se traduce en una c¨¢mara que parece manejada por un operador en plena crisis nerviosa y en una iluminaci¨®n controlada por alguien con una fotofobia grave. Los excesos de movimiento y oscuridad pod¨ªan tener sentido en algunos momentos. El transporte de las mujeres en furgoneta por el desierto, por ejemplo. Pero tanto temblor en la sombra, tantas frases inconexas y tantos personajes irreconocibles (La tierra prometida es una de esas piezas en las que uno sale del cine pregunt¨¢ndose qui¨¦n era qui¨¦n) inducen al hast¨ªo. Se agradece que alguien critique a la sociedad israel¨ª desde dentro. Se agradecer¨ªa a¨²n m¨¢s que lo hiciera con un pulso m¨¢s firme y con un ego m¨¢s discreto.
El otro filme de concurso fue Palindromes, de Todd Solondz. Hab¨ªa muchas esperanzas depositadas en el ¨²ltimo trabajo del autor de Happiness, y tal vez la expectaci¨®n contribuy¨® a la sensaci¨®n de fraude experimentada por los espectadores. Palindromes, la historia de una ni?a que quiere ser madre, arranca con 20 minutos de humor salvajemente t¨¦trico. A partir de ah¨ª, se queda s¨®lo en lo salvaje: La parada de los monstruos ya est¨¢ inventada, y la colecci¨®n de freaks que Solondz hace desfilar por la pantalla no induce ni al terror, ni a la compasi¨®n ni a la risa.
La mayor parte del relato resulta incomprensible. Solondz reconoce que ¨¦l tampoco entiende algunas cosas. Esa inaprensibilidad no tendr¨ªa por qu¨¦ condenar al filme, si resultara sugestiva o generara alg¨²n tipo de poes¨ªa, o de emoci¨®n, o de reflexi¨®n. No es el caso. Se trata de una pel¨ªcula vac¨ªa, aunque el experimento de distribuir la interpretaci¨®n del personaje principal, la adolescente Aviva, entre varios actores, dote de cierta gracia a un gui¨®n desbarrante. Palindromes puede gustar a chicos en edad dif¨ªcil o adultos nihilistas y con mucho tiempo libre.
Babelia
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