Otro paso m¨¢s
El Gobierno socialista ha dado un paso imprescindible para desagraviar a las v¨ªctimas de la guerra civil y de la represi¨®n franquista. Parece incre¨ªble que pasados ya 65 a?os desde el final de la contienda fratricida y a casi tres d¨¦cadas de la muerte del dictador, todav¨ªa sea necesaria una especial dosis de valor c¨ªvico para plantear el reconocimiento -y a veces simplemente el conocimiento- de quienes perdieron incluso la vida en defensa de la legalidad constitucional. Toda transici¨®n pol¨ªtica exige reconciliaci¨®n y precisamente por ello hay que borrar de una vez la sombra que ha convertido en invisibles a las v¨ªctimas de la guerra civil y de la dictadura franquista que le sucedi¨®.
La decisi¨®n del Gobierno de crear una comisi¨®n interministerial ante la que puedan formular sus reivindicaciones las asociaciones de familiares pretende rehabilitar moral y jur¨ªdicamente a las v¨ªctimas de aquellas atroces circunstancias, con el objetivo de reparar la dignidad y restituir la memoria de quienes sufrieron c¨¢rcel, represi¨®n o muerte por sus ideas, pero tambi¨¦n de habilitar compensaciones econ¨®micas. Era una promesa contemplada en el programa electoral del PSOE que el Congreso convirti¨® en proposici¨®n no de ley, a propuesta de los grupos minoritarios y con la abstenci¨®n del PP. En ella se insta a la Administraci¨®n a mejorar el tipo de asistencia econ¨®mica a las v¨ªctimas del franquismo.
El Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar puso mil trabas para que se creara semejante comisi¨®n y consider¨® cerrado el asunto con la hist¨®rica condena del golpe franquista, aprobada por el Parlamento en noviembre de 2002. No pocas de las recomendaciones recogidas en esa decisi¨®n quedaron, sin embargo, en papel mojado, por ejemplo las ayudas a los familiares que quieran reabrir las fosas de la guerra y recuperar los restos de sus seres queridos.
Y hoy est¨¢ plenamente justificado, a la vista de todo ello, preguntarse si se han hecho los esfuerzos suficientes para alcanzar una total reconciliaci¨®n entre espa?oles. Probablemente lo logrado es bastante, pero no por ello deja de sorprender la lentitud con la que se ha procedido. No se trata de reabrir cicatrices, sino de hacer justicia y recuperar la memoria hist¨®rica de todos. Es hora ya de que los archivos civiles y militares sobre la guerra y la dictadura -incluido el de la Fundaci¨®n Franco- se abran a los investigadores sin distinci¨®n ni privilegio. Las nuevas generaciones de espa?oles tienen derecho a conocer una historia no demediada.
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