Vientos de fractura en la Iglesia cat¨®lica
Te¨®logos de la Asociaci¨®n Juan XXIII reflexionan sobre las causas de la divisi¨®n del catolicismo espa?ol
Castigo de te¨®logos, censura de libros, execraciones contra movimientos de base tan visibles como Somos Iglesia, condena de principios y valores arraigados en la sociedad en estas d¨¦cadas (liberaci¨®n de la mujer, nuevas formas de sexualidad, legalizaci¨®n del divorcio, despenalizaci¨®n del aborto, repudio de investigaciones cient¨ªficas incluso con fines terap¨¦uticos), han colocado a la jerarqu¨ªa cat¨®lica en posiciones que los te¨®logos de la Asociaci¨®n Juan XXIII tachan de "integristas". La palabra clave es "inadaptaci¨®n". "Ante los profundos cambios sociales, los hombres del clero ven peligros por todas partes. En el siglo XIX era el miedo al liberalismo. En el siglo XXI es el miedo ante la secularizaci¨®n y la sensualidad de las costumbres. En el fondo, siempre es lo mismo: la resistencia al cambio y el miedo a casi todo lo nuevo", dice Jos¨¦ Mar¨ªa Castillo (Puebla de Don Fadrique, Granada, 1928), profesor em¨¦rito de la Facultad de Teolog¨ªa de la Universidad de Granada.
"La ruptura es real, aunque unos y otros lo queramos negar. Falta el decreto de excomuni¨®n"
"Los obispos son agentes de crispaci¨®n, en lugar de servir para una convivencia m¨¢s pac¨ªfica"
Las consecuencias visibles de esa posici¨®n de "resistencia" son el alejamiento de millones de fieles y, de entre los que quedan -que siguen siendo muchos millones-, el poco caso que buena parte de ellos hace a los mandatos y criterios de sus pastores. Es decir, hay un nuevo tipo de creyente que, proclam¨¢ndose cat¨®lico, deja de ser practicante y vive sus creencias al margen de la instituci¨®n. Por no hablar de los miles de personas -del clero secular o de ¨®rdenes o congregaciones religiosas- que han dejado sus h¨¢bitos en estos a?os.
?sa es la situaci¨®n sociorreligiosa en una Espa?a que ha vivido el cambio social m¨¢s r¨¢pido y profundo en todo el mundo, seg¨²n un estudio coordinado por el profesor de la Universidad de Michigan, Ronald Inglehart, sobre 81 pa¨ªses. Sacudidos por esos cambios, los obispos reaccionaron como quien se ve acorralado, "refugi¨¢ndose en los grupos m¨¢s claramente integristas", donde encontraban sumisi¨®n incondicional y la protecci¨®n que no obten¨ªan en otros sectores de la sociedad.
"La Iglesia cat¨®lica ha sido claramente de derechas, ha estado abiertamente con la pol¨ªtica del PP. Y, dentro de la instituci¨®n, se ha favorecido a grupos como el Opus Dei, el Camino Neocatecumenal (los kikos), Comuni¨®n y Liberaci¨®n, o los Legionarios de Cristo, mientras que a los colectivos progresistas y abiertos a la modernidad se les ha ignorado, se les ha marginado y se les ha puesto constantes dificultades", sostiene Castillo.
"Y ha pasado lo que ten¨ªa que pasar. Desde el momento en que los obispos se han puesto tan decididamente de parte de un sector de la Iglesia y han marginado a otros cristianos que no piensan, ni pueden pensar, como piensan y viven los grupos m¨¢s reaccionarios, se ha producido la fractura. Los obispos han logrado no ser reconocidos como gu¨ªas y maestros de tantos y tantos ciudadanos que buscan sinceramente a Jes¨²s. Adem¨¢s, a trav¨¦s de medios de comunicaci¨®n que maneja la Conferencia Episcopal, el episcopado es agente de crispaci¨®n, en lugar de servir para que la convivencia ciudadana sea m¨¢s pac¨ªfica y constructiva", a?ade el te¨®logo granadino.
Juan Jos¨¦ Tamayo, secretario general de la asociaci¨®n de te¨®logos y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, comparte e, incluso, ahonda en esa visi¨®n de una Iglesia "fracturada, dividida y enfrentada". "En muchos trozos", dice, antes de enumerar tres: el neoconservadurismo instalado en la c¨²pula romana (los nuevos movimientos y jerarcas preconciliares que han vuelto a la teor¨ªa de que fuera de la Iglesia no hay salvaci¨®n y que ponen el acento en una iglesia doctrinal y de resistencia, frente a la iglesia de la solidaridad y la teolog¨ªa de la liberaci¨®n); el sector centrista, numeroso, que pone en pr¨¢ctica el Vaticano II; y el de los "cr¨ªticos de frontera", que tienen una actitud de permanente disenso con el pontificado en todos los terrenos: "laicidad del Estado", el papel de la mujer en la Iglesia, sexualidad o el principio de que lo nuclear del Evangelio son las propuestas ¨¦ticas, no la dogm¨¢tica.
"La ruptura es real, aunque unos y otros lo queramos negar. Lo ¨²nico que falta es el decreto de excomuni¨®n que hubo en el siglo XVI [cuando el cisma de Lutero]. No hay ese acto de excomuni¨®n, que no se va a producir, pero a diario la jerarqu¨ªa de las iglesias nacionales y la de Roma est¨¢n emitiendo condenas y decretos de ruptura diciendo que lo ¨²nico que vale es lo que ellos dicen, condenando a te¨®logos en p¨²blico, ya van unos 500, o expuls¨¢ndoles de sus c¨¢tedra", a?ade Tamayo.
Casiano Florist¨¢n, profesor em¨¦rito de la Pontificia de Salamanca, tambi¨¦n cree en esa fractura de la Iglesia "con amplios sectores de la sociedad y, en concreto, con el asentamiento laico de la democracia". "Cuatro rasgos caracterizan a la Iglesia espa?ola: la restauraci¨®n frente a todo cambio o evoluci¨®n, el monolitismo o la f¨¦rrea formaci¨®n de un bloque cat¨®lico defensivo, el recelo frente a los valores ¨¦ticos sin fundamentaci¨®n religiosa y la estima de los movimientos neoconservadores fieles a la jerarqu¨ªa". Florist¨¢n no centra sus cr¨ªticas s¨®lo en los obispos, a los que juzga "austeros en su vida personal, generosos en su entrega y sinceros en su espiritualidad". "Vivimos los cat¨®licos bajo el s¨ªndrome restauracionista. Algunos sectores se atrincheran en un neo-conservadurismo al atribuir a los promotores de la cultura laica la p¨¦rdida de valores morales y el alza de criterios anticristianos, sin juzgar y condenar las propias des moralizaciones y desv¨ªos de la Iglesia institucional en algunos momentos hist¨®ricos, algunos relativamente recientes", a?ade.
Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªez-Alegr¨ªa, ex profesor de la Universidad Gregoriana de Roma, y el pensador de las religiones Raimon Panikkar ponen el acento de los problemas en la libertad. En realidad, en el miedo a la libertad. D¨ªez-Alegr¨ªa sostiene que toda teolog¨ªa necesita libertad, que la fe es "en esencia libertad". "Se equivocan quienes quieren poner l¨ªmites o controles a la investigaci¨®n o el pensamiento teol¨®gicos", dice. Panikkar va m¨¢s all¨¢ en el concepto de crisis: "Son los monoteismos los que est¨¢n en crisis y surge una espiritualidad nueva en un mundo nuevo".
El te¨®logo seglar Enrique Miret Magdalena, presidente hasta ayer de la Asociaci¨®n Juan XXIII, lamenta que a causa de esta fractura evidente se est¨¦ produciendo "la desbandada de los intelectuales y de la juventud". Y reclama libertad y democracia internas. "Hoy Roma quiere mantener con la boca cerrada a los cat¨®licos", afirma.
J¨®venes y rebeldes
Apenas se ven j¨®venes en el congreso de te¨®logos reunido en Madrid para hablar de Espiritualidad para un nuevo mundo. Pero los mayores desmienten con palabras el t¨®pico bobalic¨®n de que la edad hace al ser humano acomodaticio, conservador y resignado. Un ejemplo son los ex presidentes de la Asociaci¨®n de Te¨®logos y Te¨®logas Juan XXIII, tres en 25 a?os: Casiano Florist¨¢n, Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªez-Alegr¨ªa y Enrique Miret Magdalena, por este orden. Entre los tres suman 259 a?os de edad.
D¨ªez-Alegr¨ªa, que pronto cumplir¨¢ 93 a?os, fue expulsado hace 32 de la Compa?¨ªa de Jes¨²s por publicar sin permiso Yo creo en la esperanza, todo un cl¨¢sico. Era a finales de los a?os sesenta del siglo pasado un brillante profesor de la Universidad Gregoriana de Roma, pero decidi¨® no someterse. Es decir, decidi¨® creerse el Concilio Vaticano II, y ser un te¨®logo libre. As¨ª que se quit¨® a la fuerza el bonete de jesuita, se puso boina de cura y vino a Madrid para vivir en una chabola del Pozo del T¨ªo Raimundo, al lado del padre Jos¨¦ Mar¨ªa Llanos, otro rebelde con causa. Esta es la tarjeta de visitas que se hizo imprimir para el nuevo cargo: "Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªez-Alegr¨ªa. Doctor en Filosof¨ªa. Doctor en Derecho. Licenciado en Teolog¨ªa. Ex profesor de Ciencias Sociales en la Universidad Gregoriana. Jubilado por m¨¦ritos de guerra incruenta. Calle de Martos, 15. Pozo del T¨ªo Raimundo". Ahora vive en una casa de jesuitas, en el centro de Madrid, y sus compa?eros le llaman Alegr¨ªa. Presidi¨® la asociaci¨®n entre 1988 y 1996.
Su predecesor en el cargo, de 1980 a 1988, fue Casiano Florist¨¢n, navarro de 77 a?os, em¨¦rito profesor de la Pontificia de Salamanca y una autoridad mundial en teolog¨ªa pastoral. Asisti¨® al Concilio Vaticano II como consultor de Liturgia, materia en la que se hizo especialista junto a los grandes te¨®logos europeos de los a?os 50, en la Universidad alemana de Tubinga. Es de car¨¢cter templado pero mantiene sus posiciones con firmeza navarra, en la estela de los grandes reformadores conciliares Congar, Rahner, Schillebeeckc y K¨¹ng, sus compa?eros de firma en la imprescindible revista Concilium.
Su ¨²ltimo libro,
Convicciones y recuerdos, reflexiona sobre la complicada transici¨®n de la Iglesia cat¨®lica espa?ola.
Enrique Miret, 90 a?os y presidente desde 1996, es te¨®logo seglar, toda una definici¨®n, y maestro de religiones para miles de espa?oles a trav¨¦s de las p¨¢ginas de la m¨ªtica revista Triunfo y de EL PA?S. Suele decir, parodiando a Chesterton: "Al entrar en la iglesia se nos dice que nos quitemos el sombrero, no que nos quitemos la cabeza". As¨ª explica sus posiciones cr¨ªticas con el poder eclesi¨¢stico. Sus ¨²ltimos libros trascienden lo teol¨®gico, como el exitoso ?Qu¨¦ nos falta para ser felices? Tesis a tener en cuenta: "Para ser feliz hay que ser moral".
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