Torres aniquila al Albacete
El Ni?o aparece al final para resolver ante un rival que fue mejor en la primera hora del partido
?se es Fernando Torres. Puede pasarse 85 minutos en el anonimato. Errando controles que pongan en evidencia su discutida t¨¦cnica. Persiguiendo balones sin destino. Intentando regates sin ¨¦xito. Pero llegada la hora de la verdad, la jugada del partido, tras un grave error de Buades, ah¨ª resurge el Ni?o y deja clara su identidad. La de m¨¢xima referencia de este equipo. La de quien resuelve cuando debe. Con dos coletazos. Suficientes para aniquilar a un buen Albacete, que fue mejor en gran parte del encuentro. M¨¢s ordenado y m¨¢s fino. Pero el Atl¨¦tico supo rectificar. De la mano del t¨¦cnico, C¨¦sar Ferrando, que cambi¨® el dibujo en el descanso. Se adapt¨® a un esquema en el que no cre¨ªa -un solo medio centro y dos delanteros-, pero con el que sali¨® ganando. A un conjunto sin rostro en el arrranque le sigui¨® otro m¨¢s reconocible en el segundo. No fue una maravilla, pero resolvi¨® en un estir¨®n final de Torres y de Ibagaza.
ALBACETE 0 - ATL?TICO 2
Albacete: Valbuena; Gaspar, Rub¨¦n, Buades, Pe?a; Redondo (Francisco, m. 86), ?lvaro, Jaime, Momo; Pacheco (Mark Gonz¨¢lez, m. 65); y Rub¨¦n Castro (Mikel, m. 83).
Atl¨¦tico de Madrid: Leo Franco; Perea, Pablo, Garc¨ªa Calvo, Sergi; Jorge, Simeone (Luccin, m. 46), Colsa (Salva, m. 46), Musampa (Sosa, m. 78); Ibagaza; y Fernando Torres.
Goles: 0-1. M. 85. Fallo de Buades en una cesi¨®n. El bal¨®n le cae a Torres, que encara al portero, lo regatea y marca a placer.
0-2. M. 90. Gran jugada de Torres, que, despu¨¦s de varios regates, cede el bal¨®n a Ibagaza para que marque.
?rbitro: Medina Cantalejo. Amonest¨® a Musampa, Redondo, Ibagaza, Mark Gonz¨¢lez y Pe?a.
Unos 15.000 espectadores en el estadio Carlos Belmonte. Se guard¨® un minuto de silencio por el fallecimiento del periodista Mat¨ªas Prats.
Al Atl¨¦tico le aguantaron sus centrales en su horrorosa primera parte. Y ¨¦sa es una novedad respecto al pasado curso, que se desmoronaba desde la base. Ahora ya no. Parece m¨¢s s¨®lido atr¨¢s aunque siga buscando la identidad adelante. ?A qu¨¦ jug¨® el Atl¨¦tico en este primer tiempo? Nadie lo sabe. El centro del campo se declar¨® en huelga. En pleno. La pelota no se par¨® casi nunca ni en Colsa ni en Simeone, los dos encargados de distribuirla, superados claramente por Jaime. Y Ferrando los mand¨® a la ducha en el descanso. A los dos.
A los dos extremos, Jorge y Musampa, apenas se le present¨® alguna ocasi¨®n de encarar. Lo logr¨® una vez Musampa, aunque fuese a trompicones. Ninguna Jorge. En cuanto a Ibagaza, dio pena. Corr¨ªa desesperado tras un bal¨®n que hu¨ªa de ¨¦l como de la peste. El juego nac¨ªa de los defensas. Y el destino, un pelotazo mal dirigido para Torres, muy aislado. En inferioridad f¨ªsica respecto a dos centrales de los que intimidan: el coloso Buades y el ex madridista Rub¨¦n.
En la n¨®mina de agradables sorpresas que aspira a dar la Liga cada temporada, ayer se vislumbr¨® una: Momo, un nombre de resonancias literarias que acaba de llegar a la ¨¦lite procedente del Las Palmas previa escala en el Depor, que lo ha cedido al Albacete. Tiene 22 a?os, un guante en la zurda y el desparpajo de la escuela canaria. Momo entabl¨® un interesante di¨¢logo con su paisano Rub¨¦n Castro -m¨¢ximo goleador en Segunda la pasada Liga- y con Pacheco. Rub¨¦n dio la impresi¨®n de estar tom¨¢ndole la medida a la categor¨ªa. Apunt¨® detalles de delantero listo, capaz de marcar de cualquier manera, pero a un palmo de saber exactamente c¨®mo.
Estaba convencido Ferrando de que el Atl¨¦tico que le gustaba era el que ten¨ªa a Torres como ¨²nico delantero. La primera parte de ayer, sin embargo, le hizo cambiar de opini¨®n. Al menos para la segunda parte. Recompuso el equipo. Solt¨® lastre en el centro del campo. Sac¨® a un delantero m¨¢s -Salva- y dej¨® que Luccin fuera el ¨²nico due?o del centro del campo. Le fue bien. Dio otra impresi¨®n. M¨¢s saludable. El principal beneficiado result¨® Ibagaza, que retrocedi¨® unos metros y dispuso m¨¢s tiempo del bal¨®n. Salva, adem¨¢s, supuso un incordio para los dos centrales, muy c¨®modos hasta entonces con el marcaje de El Ni?o. Un Torres muy desacertado hasta ese momento: cada bal¨®n que trataba de amortiguar, sal¨ªa escupido unos metros de su bota en direcci¨®n al enemigo. T¨¦cnica por mejorar.
Sin tanto tr¨¢fico en el centro del campo, el partido encontr¨® ciertos parajes para respirar. Como en esa apertura de Rub¨¦n al extremo izquierdo, el centro desde el c¨®rner del reci¨¦n entrado Mark Gonz¨¢lez y la volea picada de Redondo que salv¨® milagrosamente Pablo. Sobre todo porque el central estaba debajo de los palos y hubo de levantar la pelota con la cabeza justo por encima del larguero. Respondi¨® Salva, que sigue siendo un cabeceador notable. Se lo demostr¨® al inexperto Rub¨¦n, al que le gan¨® la posici¨®n tras un c¨®rner de Ibagaza. Su cabezazo picado lo sac¨® tambi¨¦n de la raya de gol Pe?a. Volvi¨® el Atl¨¦tico a la carga. Y un disparo desde la central del ¨¢rea de Ibagaza lo despej¨® Valbuena con las yemas de los dedos. El portero local se fue creciendo al tiempo que el Atl¨¦tico. Y le aguant¨® un uno contra uno a Torres, pero no pudo con el segundo. La sangre fr¨ªa del Ni?o envi¨® al suelo al portero. Y al Albacete.
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