"Cuanto m¨¢s breve es un relato, m¨¢s dif¨ªcil resulta por lo general para el lector"
Los lectores m¨¢s fieles de Jos¨¦ Manuel Ben¨ªtez Ariza (C¨¢diz, 1963) vuelven a estar de enhorabuena. El poeta, narrador, cr¨ªtico y traductor no para. Ben¨ªtez Ariza acaba de sacar a la calle una traducci¨®n de la novela Un mes en el campo (Pre-Textos), de J. L. Carr. Y va a publicar pr¨®ximamente el poemario Cuatro nocturnos (Pre-Textos) y el libro de relatos Lluvia ¨¢cida (Calemb¨¦).
Pregunta. ?Sobre qu¨¦ o qui¨¦n cae esta Lluvia ¨¢cida?
Respuesta. Lluvia ¨¢cida son 17 relatos escritos sin un plan preconcebido, pero en los que predominan dos temas: por un lado, la vida del escritor de provincias, fracasado, oscuro, que intenta meter la nariz en el mundillo literario. Y por otro, las relaciones de pareja. Lo que prevalece en ambos casos es el tema de la imaginaci¨®n, que quiere alcanzar ciertas cotas u objetivos que luego se ven inevitablemente defraudados. El escritor y el amante tienen en com¨²n una ambici¨®n desmedida, sea por la idea que se han hecho de la persona amada o por el anhelo de una obra s¨®lida y trascendente. Uno y otro est¨¢n siempre condenados a conseguir su objetivo s¨®lo a medias.
P. El libro concluye con un ep¨ªlogo-relato en el que se atreve a hacer una disquisici¨®n sobre el estado actual de la narrativa corta en Espa?a. ?Su actitud es triunfalista o cr¨ªtica?
R. La cr¨ªtica nace precisamente de que nunca me he cre¨ªdo ese triunfalismo que hay en torno al relato. Muchos lectores y escritores se pasan la vida esperando el renacimiento del g¨¦nero, subrayando su idoneidad para estos tiempos acelerados que corren. Todo eso me fastidia porque la literatura en general, y el relato en particular, est¨¢n cada vez m¨¢s lejos del p¨²blico y no parece que las cosas vayan a cambiar a corto plazo. Otra cosa que cuestiono es el mito de las bondades de lo breve. Cuanto m¨¢s breve es un relato, m¨¢s dif¨ªcil resulta por lo general para el lector, m¨¢s complicado ajustarse a sus expectativas. Y no digamos pedirle que cambie de historia, ¨¢mbito, personajes, cada 10 o 15 p¨¢ginas. ?ste es un tiempo de gente que no lee, y est¨¢ demostrado que los novelones de 800 p¨¢ginas son los m¨¢s id¨®neos para la pereza del lector.
P. Hay quien piensa que la tan cacareada crisis del g¨¦nero es una cuesti¨®n de tradiciones mal asimiladas. ?Cu¨¢les cree que son las predominantes, y en cu¨¢l de ellas querr¨ªa inscribirse usted?
R. Es un tema complicado, pero parece que existen dos l¨ªneas claramente vigentes. Por una parte, la que va de Poe a Borges: efectista, de remate sorprendente, siempre con una carta escamoteada al lector para sacarla al final. Y por otra, la tendencia descriptiva y realista a lo Joyce. Creo que me interesa m¨¢s esta segunda, sin descartar por supuesto los muchos hallazgos t¨¦cnicos de la primera. Me inclino hacia la literatura que parte de la observaci¨®n, y tiene la idea de que afin¨¢ndola acabas encontrando ese peque?o misterio que hay en las realidades cotidianas. Como lector soy igual: me gusta poco que me sorprendan y s¨ª que me cuenten cosas.
P. ?Eso que llaman madurez es algo que siempre reconocen los dem¨¢s antes que uno mismo?
R. En esto de la escritura se es siempre un aprendiz. Incluso en el aspecto material, la facilidad para publicar, etc¨¦tera, salvo en el caso de los muy consagrados, todo sigue igual. Los menos conocidos estamos pr¨¢cticamente en las mismas circunstancias que cuando empezamos. Tanto para crear como para defender lo creado.
P. Si eso sucede con los narradores, que al menos trabajan sobre algo digno de llamarse mercado, ?qu¨¦ decir de los poetas?
R. No crea, eso facilita las cosas. Los pocos editores de poes¨ªa que quedan en Espa?a ya ni siquiera tienen en cuenta que pueda haber un mercado. Uno escribe, y edita poes¨ªa, sin preocuparse de esas cuestiones.
P. ?Qu¨¦ preocupaciones tuvo en la gestaci¨®n de Cuatro nocturnos?
R. Es un libro an¨®malo en comparaci¨®n con los anteriores, huye del modelo anterior. Son cuatro poemas largos que hablan del mundo del sue?o, de la noche, de todo lo que sucede en esa parte del d¨ªa en que proyectamos fantas¨ªas, adelantamos tareas, hacemos recapitulaciones y nos creamos expectativas... En ellos no persigo tanto el final redondo como dejar una libre continuidad a los pensamientos.
P. La divisi¨®n entre escritores nocturnos y diurnos parece cl¨¢sica. ?A cu¨¢l de estos grupos pertenece usted?
R. Yo prefiero el d¨ªa a la noche para escribir. S¨®lo he escrito de noche textos muy excepcionales, que podr¨ªa contar con los dedos de una mano. Prefiero la ma?ana, sin duda.
P. Tendr¨¢ alguna man¨ªa m¨¢s a la hora de sentarse a escribir.
R. Estar en casa. No puedo hacerlo, como otros compa?eros, en un caf¨¦, en un hotel, de viaje. Siempre escribo en mi mesa de trabajo y, como ya digo, preferentemente temprano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.