La gl¨¢ndula que segrega pensamientos
Sydney Brenner, considerado el bi¨®logo m¨¢s brillante del siglo XX, presenta su biograf¨ªa en Valencia
El Caenorhabditis elegans era un simple gusano m¨¢s, min¨²sculo -algo mayor que las comas de este art¨ªculo-, casi desconocido y despreciado por la ciencia hasta que Sydney Brenner, all¨¢ por 1963, se cruz¨® en su camino. Por entonces, este cient¨ªfico, considerado por muchos el bi¨®logo m¨¢s l¨²cido del siglo XX, buscaba nuevos desaf¨ªos, en un momento en que la biolog¨ªa molecular se hab¨ªa impregnado de una sensaci¨®n generalizada de rutina, hasta el punto de hablarse del fin de esta especialidad s¨®lo 10 a?os despu¨¦s de que James Watson y Francis Crick descubrieran la estructura en doble h¨¦lice del ADN.
Uno de los aspectos que m¨¢s preocupaban a Brenner, que se encuentra en Valencia ofreciendo un curso en la UIMP, era resolver problemas de la biolog¨ªa que se hab¨ªan dejado de lado, como el desarrollo y la diferenciaci¨®n celular. En general, le parec¨ªa muy sugerente entender c¨®mo de una sola c¨¦lula se desarrollan todas las restantes hasta formar tejidos y ¨®rganos diferenciados. Pero le resultaba especialmente atractivo sumergirse en el desarrollo y la evoluci¨®n de las c¨¦lulas nerviosas, capaces no s¨®lo de enlazarse hasta crear el sistema nervioso, sino de servir de base del aprendizaje.
Con la vista puesta en este objetivo, Brenner se lanz¨® a la b¨²squeda de un modelo animal experimental que le permitiera conseguir su meta. En este proceso dio con un tipo de nematodo, una de las peores pesadillas de agricultores y jardineros por su afici¨®n a alimentarse de ra¨ªces, que se plegaba a sus exigencias: el C. elegans. Este gusano s¨®lo tiene 959 c¨¦lulas, lo que hace su estudio relativamente sencillo, y, de ellas, 300 son neuronas, lo que le permit¨ªa centrarse en el sistema nervioso. Pero, adem¨¢s crece en placas como las bacterias, se alimenta f¨¢cilmente con microbios, se reproduce en tres d¨ªas, se guarda indefinidamente congelado y como tiene la piel transparente se pueden ver perfectamente sus ¨®rganos. Todo un descubrimiento en el que trabajan hoy mil cient¨ªficos de todo el mundo y que sirvi¨® de base del hallazgo de la apoptosis -el suicidio controlado- de las c¨¦lulas. Por este descubrimiento, Brenner y dos de sus seguidores llevaron al desconocido C. elegans a las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos de todo el mundo gracias a la concesi¨®n del premio Nobel de Medicina de 2002.
El episodio del gusano es uno de los que recoge el libro Viure per a la Ci¨¨ncia, una coedici¨®n de Edicions Bromera y el Servei de Publicacions de la Universitat de Val¨¨ncia, que repasa la trayectoria de Brenner. El cient¨ªfico present¨® ayer en Valencia el libro junto al profesor de bioqu¨ªmica de la universidad valenciana Juli Peret¨®, autor de la traducci¨®n al catal¨¢n de esta biograf¨ªa "o m¨¢s bien biofon¨ªa, como a ¨¦l le gusta llamarla, ya que es una transcripci¨®n de conversaciones suyas", apunta Peret¨®.
El libro repasa desde su llegada a Oxford, donde Watson y Crick le ense?aron la estructura del ADN en su laboratorio una semana antes de hacerla p¨²blica, hasta sus experiencias con un nuevo modelo que encontr¨® tras el gusano, el pez globo, que tiene mucho menos DNA basura, -tiene 8 veces m¨¢s compacta la informaci¨®n que los humanos-, por lo que facilita su estudio. Tambi¨¦n ofrece reflexiones sobre distintas cuestiones, entre ellas, l¨ªneas de investigaci¨®n de futuro: "Hay una discusi¨®n tremenda sobre la neurobiolog¨ªa y qu¨¦ es la conciencia. Soy de los que creen que el cerebro es una gl¨¢ndula que segrega pensamientos y, hablando toscamente, hay que encontrar c¨®mo se produce esta secreci¨®n. Creo que lo conseguiremos y ser¨¢ formidable".
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