Vargas Llosa disecciona las guerras de hoy
El horror de los conflictos del pasado y el presente se convierte en el gran tema de Kosmopolis
"El extraordinario progreso de las tecnolog¨ªas de la destrucci¨®n es el que determina el rostro de las guerras del siglo XXI, donde la presencia del terrorismo es esencial", coment¨® ayer Mario Vargas Llosa en un encuentro con periodistas poco antes de intervenir en el ciclo Guerra y paz, uno de los hilos conductores de la actual cita de Kosmopolis.
"No se puede hablar ya de guerras convencionales, como las de antes, donde exist¨ªan unos ej¨¦rcitos que defend¨ªan determinados territorios y unos intereses nacionales", dijo despu¨¦s Vargas Llosa. "Hoy los conflictos tienen una naturaleza internacional, se producen en un contexto globalizado, y en ellos intervienen lo que se han llamado enemigos invisibles: una suerte de sectas o grup¨²sculos que se fragmentan continuamente, que no tienen adscripci¨®n nacional alguna, y que ni siquiera forman parte de grandes movimientos ideol¨®gicos. Se caracterizan por su fanatismo y su extraordinaria movilidad. Golpean y luego se eclipsan. Quien supo verlo muy bien fue George Orwell cuando hablaba de la guerra del mosquito contra el elefante. El mosquito no puede derrotar al elefante, pero puede, vaya que s¨ª puede, hacerle la vida imposible".
La conferencia de Mario Vargas Llosa convirti¨® Kosmopolis en un hervidero. Ayer, la guerra, la cuesti¨®n que mayores preocupaciones desencadena hoy con el horizonte de dolor y destrucci¨®n que sacude a Irak, baj¨® al teatro de operaciones del festival literario y fueron diferentes voces las que se acercaron a su rostro complejo y esquivo, pero siempre brutal. A las seis de la tarde, en dos escenarios distintos, participaron Amos Oz y Javier Garc¨ªa S¨¢nchez. El escritor israel¨ª ley¨® p¨¢rrafos de su novela autobiogr¨¢fica, Una historia de amor y tiniebla (Siruela), y por tanto en Barcelona resonaron los ecos del conflicto entre israel¨ªes y palestinos. El escritor espa?ol trat¨® de los batallones especiales que durante la Segunda Guerra Mundial produjeron atrocidades en el frente del Este y del que se ocupa en Schirach, la novela en la que actualmente trabaja.
Los rastros del horror
Poco despu¨¦s intervinieron el percusionista iraqu¨ª Riadh Ahmed, el poeta catal¨¢n Jordi Cornudella y el pianista Agust¨ª Fern¨¢ndez, que se acercaron a los rastros del horror con otras herramientas. En otro ¨¢mbito, un documental de David Rieff daba cuenta al mismo tiempo del car¨¢cter ambiguo de las llamadas "guerras humanitarias".
Pluralidad de enfoques, formatos diferentes, testimonios y reflexiones de lugares distintos sobre todo tipo de conflictos, del pasado y del presente. Vargas Llosa se propuso acercarse a las guerras que se nos vienen encima. La de Irak, en primer t¨¦rmino. Se le pregunt¨® sobre la sugerencia de Rodr¨ªguez Zapatero de que se fueran retirando progresivamente todas las tropas extranjeras que intervienen en el conflicto. "No creo que fuera una propuesta s¨®lida, con sustancia, m¨¢s bien parece una declaraci¨®n efectista. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si eso ocurriera? Pues posiblemente que los conflictos se agravar¨ªan. ?Qu¨¦ har¨ªan entonces los kurdos, no se complicar¨ªa a¨²n m¨¢s su relaci¨®n con los ¨¢rabes? ?Y no ser¨ªan mayores los problemas de las mayor¨ªas musulmanas con las minor¨ªas cristianas? ?No se desencadenar¨ªa entonces la guerra civil entre chi¨ªes y sun¨ªes? ?No se incrementar¨ªan exponencialmente los actos terroristas?". Durante su encuentro con los periodistas, Vargas Llosa abord¨® otro sinf¨ªn de cuestiones. Dijo que no le gusta Bush, "por ser un pol¨ªtico mediocre", y coment¨® que le preocupa que est¨¦ tan encerrado por el ala m¨¢s derechista y religiosa de su partido, y volvi¨® a defender la democracia estadounidense, por la fuerza de unas instituciones a la hora de fiscalizar "severa, estricta y constantemente los abusos del poder".
Se refiri¨®, en fin, a la pol¨¦mica del d¨ªa anterior sobre el compromiso del escritor. "Todos parec¨ªan de acuerdo [Saramago, P¨¦rez-Reverte, Gimferrer] en que la literatura comprometida es algo anacr¨®nico y obsoleto. No estoy de acuerdo. Creo que los escritores deber¨ªamos pronunciarnos sobre las cosas de esta ¨¦poca crispada y cr¨ªptica".
M¨¢s adelante ley¨® su conferencia en una sala abarrotada de p¨²blico. En otra, al mismo tiempo, hablaba Farouk Mardam-Bey sobre la relaci¨®n de la novela libanesa e iraqu¨ª con la guerra. Por la noche fue el turno del albanokosovar Migjen Kelmendi, y Llu¨ªs Llach cerraba el d¨ªa cantando unos temas inspirados en los horrores de Kosovo. Kosmopolis atrapaba as¨ª, haciendo un gui?o a la gran exposici¨®n -En guerra- que se exhibe en algunas de las salas del CCCB, ese viejo azote que enfrenta a los hombres desde siempre llenando, una y otra vez, sus campos de cad¨¢veres.
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