Algod¨®n transg¨¦nico: ?soluci¨®n o problema?
La Comisi¨®n Europea est¨¢ procediendo a reformar en profundidad la PAC (Pol¨ªtica Agraria Com¨²n) y para ello -entre otras medidas- ha decidido desacoplar las ayudas de la producci¨®n y ligarlas a la explotaci¨®n. Las consecuencias para el cultivo del algod¨®n ser¨¢n una disminuci¨®n de los rendimientos, un desabastecimiento de las desmotadoras y una disminuci¨®n de la actividad de las empresas de servicios ligadas a la producci¨®n, es decir, una grave crisis econ¨®mica en las zonas algodoneras.
La elevada concentraci¨®n del algod¨®n en determinadas zonas de Andaluc¨ªa es lo que hace de este cultivo un sector estrat¨¦gico de gran importancia social, econ¨®mica y pol¨ªtica, a pesar de representar el 2% de la superficie agraria ¨²til -80.000 hect¨¢reas- y un 4% de la producci¨®n final agraria. Ello se debe a que el 65% de la superficie se concentra en la provincia de Sevilla, que la superficie media por explotaci¨®n es de 9,5 hect¨¢reas, que el 50% de las explotaciones algodoneras tienen menos de 5, y que unos 10.000 agricultores se dedican a este cultivo.
Una de las medidas que se proponen como efecto amortiguador de la reforma del algod¨®n es el uso de variedades transg¨¦nicas. Se argumenta que su uso disminuir¨¢ los costes de cultivo. ?Es esta una soluci¨®n al problema de los cultivadores del algod¨®n, como se pretende vender desde diversos sectores, o por el contrario, adem¨¢s de no resolver el problema, a?ade otros desconocidos hasta ahora?
?Qu¨¦ es el algod¨®n transg¨¦nico? Es una variedad de algod¨®n al que se le ha introducido un gen denominado Bt, extra?o a la planta. Su funci¨®n consiste en emitir una sustancia t¨®xica que mate a ciertos lepid¨®pteros. El ahorro econ¨®mico en fitosanitarios depender¨ªa de la efectividad de la soluci¨®n, la rapidez con la que surjan las resistencias y el sobrecoste con respecto al de la semilla actual entre otros, para establecer si realmente la medida supone una ventaja efectiva que permita compensar en el bolsillo del agricultor, el descenso de las ayudas de nueva reforma.
Los defensores de la variedad transg¨¦nica Bt claman por su autorizaci¨®n ya que con ello se disminuir¨¢ el uso de fitosanitarios. El algod¨®n utiliza: insecticidas, fungicidas, herbicidas, reguladores de crecimiento, desfoliantes y herbicidas. ?Vamos a usar una variedad transg¨¦nica que afecta a un solo tipo de plaga cuando el gasto en fitosanitarios abarca a un amplio abanico de enfermedades? La planta de algod¨®n seguir¨¢ siendo susceptible a otras plagas, por lo que se seguir¨¢ utilizando pr¨¢cticamente los mismos fitosanitarios. ?El uso de esta variedad para combatir una plaga realmente disminuir¨¢ los gastos de cultivos de forma significativa? Y de ser as¨ª, ?cu¨¢nto tiempo tardar¨¢n en aparecer resistencias?
La experiencia de otros cultivos transg¨¦nicos Bt (ma¨ªz) no permite ser tan optimistas. La toxina Bt no es lo efectiva que se esperaba y genera resistencias antes de lo que los "cient¨ªficos" de pro predijeron. Desde 1996 se viene utilizando el algod¨®n transg¨¦nico en Estados Unidos, y su Departamento de Agricultura ya ha reconocido que en varias regiones se han detectado resistencias al citado gusano.
Y todo ello por no hablar de los efectos medioambientales, el incremento de costes al mantener zonas de refugios que eviten la aparici¨®n de resistencias, las obligaciones impuestas al agricultor por la empresa suministradora por el uso de estas semillas, informes que aducen la disminuci¨®n de las producciones por menor biodiversidad, etc¨¦tera, que dar¨ªa lugar a algo m¨¢s que un art¨ªculo. Hay serias dudas de que el uso de semillas Bt a medio y largo plazo implique una disminuci¨®n real de los costes del cultivo del algod¨®n.
La sociedad no es proclive al uso de cultivos que puedan poner en peligro la salud humana, la biodiversidad y el medio ambiente. Cada vez m¨¢s la sociedad reclama al agricultor un papel de protector del medio y del paisaje rural. El campo ha de cumplir una doble funci¨®n, producir alimentos de calidad y con garant¨ªas sanitarias y medioambientales y proteger y cuidar el medio rural. Y es ah¨ª donde la sociedad entender¨¢ que el agricultor reciba las subvenciones. ?Cual ser¨¢ el coste social y medi¨¢tico que ha de pagar el agricultor por la utilizaci¨®n de un material vegetal que es rechazado por la sociedad?
El principio de precauci¨®n debemos asumirlo antes de dar un paso en falso del cual nunca seremos perdonados por crear falsas perspectivas y por los posibles efectos negativos en las pr¨®ximas generaciones.
Jos¨¦ Mu?oz S¨¢nchez es parlamentario Andaluz, por el Grupo Socialista y vicepresidente de la Comisi¨®n de Agricultura.
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