El paisaje en una habitaci¨®n
HABITACIONES ES uno de los m¨¢s singulares relatos que se publicaron en Buenos Aires en los ¨²ltimos a?os, y obtuvo, adem¨¢s, el respaldo rabioso del feminismo radicalizado. La ensayista Mar¨ªa Moreno anot¨® en el pr¨®logo que el libro, en tanto denuncia los espejismos de toda elecci¨®n, se encuentra por delante de todas las teor¨ªas sobre minor¨ªas sexuales, volvi¨¦ndolas anticuadas inmediatamente. La autora de la proeza tiene 91 a?os y se llama Emma Barrand¨¦guy. Y si bien fue ovacionada cuando se present¨® el libro, hace dos a?os, en un fervoroso acto organizado por el ?rea de Estudios Queer de la Universidad de Buenos Aires, de inmediato se volvi¨® a recluir en su casa de Gualeguay, una peque?a ciudad de la provincia de Entre R¨ªos, desde donde destaca sus diferencias con los principios de la casilla donde cay¨® Habitaciones. Dice: "Mire. Con la libertad sexual no se hace gremio. Es cosa oculta, cosa de la intimidad. El amor es en la mirada y en la caricia, no como ahora se ve en la televisi¨®n, donde la mujer le pone al hombre las piernas en los hombros, y no se miran, y no se tocan".
La escritora, hasta ahora casi desconocida entre el p¨²blico, aun entre el informado que lee literatura argentina, naci¨® en Gualeguay, donde nacieron tambi¨¦n dos de los m¨¢ximos poetas argentinos del siglo XX, Juan L. Ortiz y Carlos Mastronardi. Con ellos, entre los a?os treinta y cuarenta del siglo pasado, Barrand¨¦guy contribuy¨® a dar vuelta las convenciones hist¨®ricas de la literatura provincial, desestabilizando la matriz folcl¨®rica del regionalismo, por definici¨®n retardatario, para concebir, a cambio, un paisajismo vanguardista, en sinton¨ªa con los postulados de los simbolistas belgas, esos que eran paisajistas y revolucionarios a la vez.
En eso piensa ahora Emma Barrand¨¦guy, de vuelta en Gualeguay, despu¨¦s de m¨¢s de medio siglo en Buenos Aires: "Yo digo que es imposible sacarse el paisaje de la cabeza". Ese paisaje, el de las colinas entrerrianas, el de las tierras blancas, es el que atraviesa todas las composiciones de Las puertas, el ¨²nico libro de poemas que public¨® Barrand¨¦guy, hace 40 a?os. Sus primeros poemas, sin embargo, no fueron, como los de Las puertas, ni de ambiente ni amorosos. "No, a m¨ª me gustaba la poes¨ªa pol¨ªtica. Le¨ªa a Ra¨²l Gonz¨¢lez Tu?¨®n. Nos reun¨ªamos ac¨¢ en casa, con Juanele y otros. Le¨ªamos El capital, en unos fasc¨ªculos amarillos, que ven¨ªan de Espa?a. Cuando llegamos a la plusval¨ªa, ah¨ª se termin¨® la ense?anza: nadie entend¨ªa nada. En esa ¨¦poca yo publiqu¨¦ mis primeros poemas. Unos poemas de una virulencia asquerosa, impresos en unas hojas sueltas, de papel canson. Yo escrib¨ªa sobre los campesinos, sobre la tierra que ten¨ªa que ser para los campesinos, toda una cosa que es el s¨ªmbolo de una ¨¦poca, ?no? Y a m¨ª se me atac¨® mucho ac¨¢, los parientes dejaron de saludarme, y esas cosas, porque los poemas eran supercomunistas". Para Barrand¨¦guy ¨¦sa es, adem¨¢s, una marca generacional. Dice: "Nadie puede huir de su generaci¨®n, y la m¨ªa ten¨ªa dos principios: en contra del regionalismo, y a favor del cambio social. F¨ªjese que nosotros cre¨ªamos que para los a?os noventa ¨ªbamos a vivir en un mundo ideal: comida para todos, habitaci¨®n para todos, salud para todos... Sali¨® completamente al rev¨¦s...".
A mediados de los cuarenta, Barrand¨¦guy se fue a vivir a Buenos Aires, y al reclamo por las libertades pol¨ªticas le sum¨® uno m¨¢s ¨ªntimo: el de la libertad sexual. Habitaciones (Cat¨¢logos, 2002), una mezcla de novela, manifiesto, autobiograf¨ªa y memoria social, donde la inestabilidad gen¨¦rica se encuentra en la base de su potencia y de su irresistible seducci¨®n, escrita hace medio siglo pero reci¨¦n publicada por primera vez, es el testimonio de esa modificaci¨®n, sostenida por el amor simult¨¢neo de Emma hacia un hombre y una mujer. El libro, respaldado por una entusiasta contratapa de la poeta Diana Bellessi ("Bienvenida al fuera de canon, a la l¨ªnea fronteriza de la gran escritura argentina"), obtuvo una notable repercusi¨®n pero, seg¨²n la esc¨¦ptica Barrand¨¦guy, eso se debi¨® m¨¢s a la curiosidad que al inter¨¦s: "Yo no quer¨ªa difundir el libro ac¨¢ en Gualeguay. Tengo familiares que si lo leen van a decir 'esta vieja hija de puta mire con lo que nos viene a salir ahora: que le gustan las mujeres'... De todos modos, ya lo publiqu¨¦. Y ac¨¢, en Gualeguay, lo que provoc¨® no se llama inter¨¦s sino curiosidad. Curiosidad, supongo, por saber c¨®mo fue mi vida en Buenos Aires, donde yo me fui para vivir sexo, libertad y trabajo, que era lo que ac¨¢ no hab¨ªa".
Mart¨ªn Prieto (Rosario, Argentina, 1961) acaba de publicar el libro de poemas Baja presi¨®n (Vox) y est¨¢ escribiendo una historia de la literatura argentina.
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