La finura de las mujeres
El prop¨®sito confesado del nuevo programa de TVE-1 Dos rombos es prestar un servicio p¨²blico mediante el cual "se eliminen tab¨²es, se despejen dudas y se trate la sexualidad sin fomentar el morbo". Exclusivamente una mujer podr¨ªa lograr un resultado as¨ª. ?Tratar a fondo la sexualidad sin morbo? ?Vivir la sexualidad sin secreciones de concupiscencia? ?Despejar dudas como si se despejara una ecuaci¨®n? Lorena Berd¨²n sabe hacerlo porque es especialista en sexolog¨ªa pero, ante todo, porque es sex¨®loga. Lo mismo en las manos de un hombre desprender¨ªa un tufo de obscenidad, pero con Lorena Berd¨²n parece como un juego, una lecci¨®n escolar, una divulgaci¨®n cabal. Nada que se aproxime a la pornograf¨ªa, por mucho pene que salga, y menos a la idea de alg¨²n turbio placer. Toda la sexualidad femenina es hoy confesable por naturaleza. M¨¢s a¨²n: la sexualidad femenina se ha convertido en un modelo ejemplar. Ir directamente al grano, excitarse muy pronto, obviar la recreaci¨®n y las caricias, se tiene por comportamiento grosero y hasta brutal. Justamente porque es cosa caracter¨ªstica del macho. La sexualidad civilizada debe seguir actualmente los gustos de la mujer, su preferencia por la morosidad, la circunvalaci¨®n y la minucia. De ah¨ª que, antes o ahora, cuando la televisi¨®n se ha decidido a emitir un programa sobre los asuntos del sexo haya recurrido a la mano primorosa de una mujer.
De la mano de Lorena Berd¨²n todo puede decirse sin que suene nada mal. Pasaba algo parecido con Elena Ochoa, que respond¨ªa igualmente al tipo de mujer escurridiza y a la que no cab¨ªa pescar con un cepo bruto, sino con una receta de inteligencia especializada y profesional. De esta manera aprendemos pues tomamos nota de lo que dice Lorena Berd¨²n.
Hace a?os su programa no ser¨ªa de dos rombos, sino al menos tres. Ahora, sin embargo, la gente que se queda a verlo a las doce de la noche no acude con ¨¢nimo de excitarse, sino de instruirse. He aqu¨ª el gran salto de nuestro tiempo, el m¨¦rito de las mujeres delgadas y liberadas m¨¢s la funci¨®n de una televisi¨®n p¨²blica que se interesa por mejorar nuestra manera de comunicarnos y pasarlo bien. El sexo sigue siendo tan divertido como siempre, pero puede ser tambi¨¦n una fuente de disgustos us¨¢ndolo torpemente o con rutina si no se aprende sobre ¨¦l. Felicidades por tanto para la televisi¨®n oficial que, aunque tarde, aunque sea a las tantas, se acuerda del espectador de carne y hueso y se olvida del votante o, sobre todo, del m¨¢s vulgar consumidor de cosas en beneficio de quien espera su deleite de la relaci¨®n, cuerpo a cuerpo, con alg¨²n pr¨®jimo exudando humanidad.
[Dos rombos cont¨® el pasado jueves, en su estreno, con una media de 1.645.000 espectadores, y un 23,7% de cuota de pantalla].
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