Kyoto en Europa
En 1997, 38 pa¨ªses establecieron el Protocolo de Kyoto para tratar de paliar las consecuencias del cambio clim¨¢tico. El acuerdo fija una reducci¨®n global del 5% en las emisiones de gases de efecto invernadero para 2008-2012 tomando como base 1990. Las dudas sobre su ratificaci¨®n derivadas del rechazo al mismo de EE UU (su principal emisor) y el compromiso de las autoridades europeas en la lucha contra el cambio clim¨¢tico han hecho de la UE el principal valedor del acuerdo. De hecho, sus autoridades han introducido un periodo transitorio previo (2005-2007) en el que ya se fijar¨¢n limitaciones a las emisiones. Los Planes Nacionales de Asignaci¨®n de Derechos de Emisi¨®n (PNAs) son la pieza central de esa estrategia.
Aunque Europa no est¨¢ muy alejada del cumplimiento de Kyoto, se observan notables diferencias entre pa¨ªses
El Protocolo tendr¨¢ repercusiones que es previsible que excedan a los sectores directamente afectados por la norma. Inicialmente, el coste de contaminar en exceso ser¨¢ soportado por las empresas que sobrepasen sus cuotas asignadas. Sin embargo, los PNAs europeos se definen sobre una serie de industrias que s¨®lo cubren el 40% de las emisiones. El resto proceden de sectores, como el transporte, en los que la medici¨®n y aplicaci¨®n de medidas es muy compleja. Poco se ha concretado acerca de c¨®mo abordar la reducci¨®n de emisiones en ellos, aunque sea clave para alcanzar el objetivo de Kyoto. El impacto del Protocolo ir¨ªa a¨²n m¨¢s all¨¢ si el coste de reducci¨®n de emisiones en el sector el¨¦ctrico se trasladara al precio de la electricidad.
En 2002, las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE se situaron un 3% por debajo del nivel de 1990 frente al objetivo de reducci¨®n de Kyoto del 8%. Sin embargo, el diferente punto de partida y el distinto grado de desarrollo de los pa¨ªses han propiciado que los objetivos y las evoluciones de las emisiones hayan sido dispares. Los estados miembros con mayores exigencias han sido los que, hasta hoy, han mostrado reducciones m¨¢s acusadas. En Alemania, principal emisor europeo, las emisiones se han reducido un 19%, lo que pone al alcance de la mano su objetivo de reducir un 21%. Por contra, Espa?a y Portugal, que han aumentado sus emisiones en torno al 40%, tienen que acometer un serio esfuerzo para alcanzar las metas fijadas (+15% y +27% respectivamente). Esa necesidad es m¨¢s acuciante si se tiene en cuenta que en el seno de la UE se est¨¢n planteando ya objetivos de reducciones adicionales para 2050.
Carmen Hernansanz es Economista-Jefe de An¨¢lisis Sectorial del Servicio de Estudios de BBVA.
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