Los Presupuestos m¨¢s definitorios
Hac¨ªa muchos, muchos a?os, que unos Presupuestos Generales del Estado no eran tan definitorios de un Gobierno que los que el pr¨®ximo viernes aprobar¨¢ el Consejo de Ministros. Definitorios de una filosof¨ªa, de una pol¨ªtica en general, no s¨®lo de la pol¨ªtica econ¨®mica del Ejecutivo de Zapatero. De su contenido y su presentaci¨®n depender¨¢ lo que los ciudadanos piensen de aquellos que fueron elegidos para administrar su bienestar el pasado marzo.
El equipo de Pedro Solbes ha gozado de una gran oportunidad para trabajar en silencio y elaborar el documento b¨¢sico de su pol¨ªtica. Sacadas las tropas de Irak y lograda la iniciativa socialista en el desarrollo de los derechos civiles de una democracia de segunda generaci¨®n (divorcio, aborto, matrimonio entre homosexuales, legislaci¨®n contra la violencia de g¨¦nero, y tal vez la apertura de un debate sobre la eutanasia que, sin estar entre las prioridades del Ejecutivo, es una exigencia de una parte de la ciudadan¨ªa que el PSOE puede desvelar al Gobierno si pretende ser "los ojos y los o¨ªdos de la sociedad"), los t¨¦cnicos de Econom¨ªa han tenido la suerte de que los ruidos amplificados de la comisi¨®n de investigaci¨®n del 11-M y las pol¨¦micas artificiales sobre el modelo territorial han mantenido su trabajo en segundo plano.
Ahora emerge a la luz p¨²blica y ello va a ser m¨¢s decisivo que otras veces. ?Por qu¨¦? En primer lugar porque se va a ver el resultado dial¨¦ctico de las tensiones entre las dos almas del PSOE: el sindicato del gasto, que considera prioritario cumplir con las demandas del programa electoral, y el comando del ajuste, que da prioridad a la estabilidad presupuestaria. El eterno debate, salpicado por las continuas apariciones del presidente de Gobierno haciendo la s¨ªntesis: prometer muchas cosas y, a la vez, predicar la austeridad. En segundo lugar, porque el PSOE no dispone de la mayor¨ªa suficiente y ha de negociar con los nacionalistas y con su izquierda para obtener el apoyo a su pol¨ªtica econ¨®mica. En el Congreso dispone de 164 votos y necesita 12 m¨¢s, seguramente los de IU y ERC; en el Senado, tambi¨¦n necesitar¨¢ las aportaciones del CiU y el PNV, toda vez que la oposici¨®n dispone de 126 senadores y est¨¢ tan s¨®lo a siete de la mayor¨ªa absoluta.
Esta falta de mayor¨ªa es la que hace que la supresi¨®n de la ley de Acompa?amiento -trampa con la que el PP ha gobernado las dos ¨²ltimas legislaturas, abusando de ella para incorporar sin debate todo lo que le era preciso para sus intereses partidistas- sea, adem¨¢s de un esfuerzo de transparencia y rigor, un ejemplo de gratuidad para el PSOE. Porque al no disponer de mayor¨ªa absoluta en el Congreso y ni siquiera de mayor¨ªa relativa en el Senado, no hubiera podido aplicarla con la arbitrariedad del Partido Popular ni aunque hubiera querido. Sea gratis o no, bienvenida sea esa desaparici¨®n que hace todav¨ªa m¨¢s exigente la pedagog¨ªa presupuestaria del Gobierno.
Antes de que se presenten en el Parlamento, los Presupuestos Generales del Estado para el a?o 2005 han sido calificados como "unos Presupuestos sociales". ?Qu¨¦ son unos presupuestos sociales? Para saberlo, sin caer en la propaganda del pasado, ser¨¢ preciso mirar con lupa la letra peque?a de lo que ya se ha ido avanzando: incremento del 7,2% de la inversi¨®n p¨²blica y del mismo porcentaje aproximado en los gastos educativos; crecimiento del 25% de los fondos de I+D; aumento espectacular del dinero para vivienda; doblar el crecimiento de las pensiones m¨ªnimas; subida del 6% en el presupuesto sanitario y para la seguridad ciudadana, etc¨¦tera. Todo ello, con un d¨¦ficit heredado de punto y medio del PIB y en el marco de la estabilidad presupuestaria.
Si el techo de gasto p¨²blico aprobado en el Parlamento antes del verano fue un 6,2% mayor que el de 2004 (casi 125.000 millones de euros) y hay partidas que suben por encima de ese porcentaje, ?cu¨¢les se quedan por debajo?; y ?qu¨¦ va a pasar con la promesa socialista de adecuar la tarifa del IRPF a la inflaci¨®n, que fue lo que permiti¨® al PP bajar los impuestos directos sin efectos demoledores para las arcas p¨²blicas?
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