Grimau, condenado de nuevo en 1990
Franco y Fraga lo llevaron al pared¨®n por comunista; la Sala de lo Militar del Supremo se neg¨® a anular la sentencia para no crear "inseguridad jur¨ªdica"
En 1990, el Estado reconoci¨® a los herederos de los encarcelados en el franquismo el derecho a recibir pensiones. De los fusilados no dijo ni palabra. Sus viudas no s¨®lo tienen que asumir que los ajusticiamientos de sus maridos, tras un juicio sumar¨ªsimo sin ning¨²n tipo de garant¨ªas, no sea indemnizado. Tambi¨¦n saben que, para los tribunales, las condenas fueron legales. Lo saben por ?ngela Mart¨ªnez Lanzaco, la viuda de Juli¨¢n Grimau, miembro del Comit¨¦ Central del Partido Comunista de Espa?a, fusilado en 1963 despu¨¦s de terribles torturas y a pesar de las protestas del Papa. Manuel Fraga, ahora presidente de la Xunta de Galicia, era ministro de Gobernaci¨®n y preparaba la famosa campa?a 25 a?os de paz.
En 1990, la viuda de Grimau pidi¨® su rehabilitaci¨®n y la Sala Militar del Tribunal Supremo se la deneg¨®. Muchos a?os despu¨¦s, en abril de 2002, Izquierda Unida intent¨® que al menos el Congreso le rehabilitara. El diputado de IU Luis Carlos Rej¨®n se?al¨®: "Ya est¨¢ bien que en democracia y por la democracia hombres como Fraga hayan terminado rehabilit¨¢ndose; eran unas personas que en su momento lucharon contra la libertad, pero ser¨ªa duro que cuando ya tenemos esa democracia, esa libertad conquistada, uno de los verdugos est¨¦ rehabilitado y la v¨ªctima siga sin rehabilitar".
Como era costumbre en esos d¨ªas de mayor¨ªa absoluta del PP, todos los grupos apoyaron la iniciativa salvo el mayoritario. Su diputado Manuel Atencia argument¨®: "En Espa?a alcanzamos un pacto constitucional y un proceso de reconciliaci¨®n nacional. Si de lo que se trata es de abrir un proceso revisionista de todo el proceso de transici¨®n pol¨ªtica, este grupo no puede estar de acuerdo. Es un error hist¨®rico. Cuando se han cumplido m¨¢s de 25 a?os de las primeras elecciones libres, la situaci¨®n est¨¢ perfectamente encajada".
No lo est¨¢ para la viuda de Grimau, ni para los familiares de miles de ciudadanos ajusticiados por el r¨¦gimen franquista. La viuda del dirigente comunista, que a¨²n vive, sali¨® muy dolida del proceso judicial. Le cost¨® mucho esfuerzo decidirse, casi 30 a?os despu¨¦s de la muerte de su marido, a acudir a los tribunales. Jos¨¦ Jim¨¦nez Villarejo presid¨ªa entonces, en enero de 1990, la Sala de lo Militar del Supremo y le dio la raz¨®n. Pero los otros siete magistrados no lo hicieron, y la sentencia fue terrible para la viuda.
La sala concluy¨® que el recurso extraordinario de revisi¨®n presentado est¨¢ previsto para supuestos en los que se aporten "nuevos hechos o nuevos elementos de prueba de tal naturaleza que evidencien la inocencia del condenado". Nunca pens¨® que tuvieran que probar la inocencia de su marido, porque cre¨ªa que no pod¨ªa ser considerado legal y justo, en 1990, un juicio sumar¨ªsimo -algo que no existe en la actual legislaci¨®n- que se realiz¨® sin ning¨²n tipo de garant¨ªas. El Supremo estaba, de facto, declarando culpable por segunda vez a Grimau.
El resto de la sentencia era a¨²n m¨¢s demoledor. Dec¨ªa que el motivo principal por el que no se pod¨ªa declarar nulo el consejo de guerra consist¨ªa en la necesidad de defender la "seguidad jur¨ªdica" y el "respeto a la cosa juzgada".
El Tribunal Constitucional no admiti¨® a tr¨¢mite los recursos de amparo de la viuda de Grimau y del entonces Fiscal General del Estado, Javier Moscoso, por entender que la sentencia de la Sala de lo Militar no hab¨ªa vulnerado derechos fundamentales de los herederos del dirigente comunista fusilado. La viuda qued¨® muy desanimada y no quiere m¨¢s batallas, pero el PCE est¨¢ tratando de convencer a la hija de Grimau para que autorice a exigir que se revise la sentencia.
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