Valenciano

La propuesta sobre la iniciativa del ministro Moratinos aprobada por socialistas y conservadores en el debate de las Cortes Valencianas deber¨ªa ser suficiente para acallar el nuevo sarpullido que el tema de la lengua propia de los valencianos ha desatado entre los pol¨ªticos. Pero desgraciadamente no va a ser as¨ª, por dos razones: porque parece que el asunto siempre da de s¨ª para que las partes en conflicto se autoafirmen en algo que nominalmente ya han abandonado, y, porque a la menor ocasi¨®n menudean las interferencias inoportunas que propician este tipo de sobresaltos. La resoluci¨®n apoya la propuesta de pedir la oficialidad del valenciano en la Uni¨®n Europea, al tiempo que se hace eco de la posici¨®n de la AVL, que entiende que la denominaci¨®n de "valenciano" es la m¨¢s adecuada al marco institucional, aunque no desde?e otras para el ¨¢mbito que trasciende la institucionalidad.

El largo y dificultoso iter de la oficializaci¨®n del valenciano es fruto de tres hitos fundamentales: el primero, el Estatuto de Autonom¨ªa, el segundo, la Llei d'Us i Ensenyament del Valenci¨¤, y el tercero, la Ley que creaba la AVL; en los tres se produjo consenso de los actores pol¨ªticos parlamentarios de cada momento, y, en el ¨²ltimo, adem¨¢s, hubo una participaci¨®n generosa de la sociedad civil y de actores pol¨ªticos y culturales que trascend¨ªan del mero marco valenciano.

Habi¨¦ndose producido pues por consenso las grandes decisiones que afectaban a la oficializaci¨®n del valenciano, e, incluso, habiendo aprovechado el pacto que dio lugar a la creaci¨®n de la AVL para acordar una bater¨ªa de medidas paralelas para la promoci¨®n y despliegue de su estatus en lo p¨²blico y en lo privado, es f¨¢cil deducir que no habr¨¢ ning¨²n avance sustancial en el tema que no cuente con un consenso mayoritario.

Los partidos parlamentarios, el gobierno valenciano y la oposici¨®n, y quiz¨¢s alg¨²n partido m¨¢s de notable presencia en el ¨¢mbito local deber¨ªan ya excluir de la pol¨¦mica lo referente a la lengua propia de los valencianos y concertar un nuevo pacto, como los que a nivel de Estado suscribieron las fuerzas pol¨ªticas para el tema de las pensiones o la lucha antiterrorista, dejando clara de una vez por todas la autonom¨ªa sin tapujos de la AVL y disponiendo mecanismos eficientes para avanzar juntos en la normalizaci¨®n de la cooficialidad, en la dinamizaci¨®n de los ¨¢mbitos de uso del valenciano y en el dise?o de pol¨ªticas p¨²blicas dirigidas a prestigiar la lengua hasta hoy minorizada.

Y ello es doblemente deseable, pues excluir de la agenda de la controversia -y para un plazo tasado no menor de 5 a?os-, los asuntos de la identidad, el despliegue completo de la LLUEV y del resto de acuerdos que en su momento suscribieron PP y PSPV-PSOE, incluyendo, tambi¨¦n, el dec¨¢logo que el actual gobierno de la Generalitat public¨® poco despu¨¦s de su investidura, puede disuadir, a la vez, a quienes no les afectan los pactos entre valencianos, a los que simplemente act¨²an para contentar a sus clientelas, o, en fin, aprovechan cualquier ocasi¨®n para mostrarse irreductibles en el autismo secesionista o la prepotencia unitarista.

Para quienes desde hace d¨¦cadas apostamos por el di¨¢logo y supimos ceder y comprender porque nos dol¨ªa y nos duele el desacuerdo suicida entre hermanos en algo tan sagrado como es la venerada y maltrecha lengua propia, nada nos alegrar¨ªa m¨¢s que el pr¨®ximo 9 d'Octubre fuese la fecha elegida para anunciar que ese pacto no s¨®lo es deseable sino posible.