El zapato chino
Elevar una an¨¦cdota a teor¨ªa es error. Por consiguiente, equivocado es concluir que el condenable ataque contra intereses comerciales chinos la semana pasada en Elche es fundamentalmente una muestra grav¨ªsima de racismo y de odio hacia la cada vez m¨¢s numerosa y laboriosa poblaci¨®n inmigrante de China en Espa?a. Naturalmente que hay tintes xen¨®fobos en quienes, ampar¨¢ndose en un escrito an¨®nimo, invitaron a incendiar almacenes de calzado regentados por chinos. Evidentemente que es preocupante que la polic¨ªa tuviera una conducta pasiva y que sucesos parecidos puedan repetirse. Pero dicho eso, ser¨ªa enga?osa una radiograf¨ªa que no reflejara la delicad¨ªsima crisis de un sector industrial tradicional, como el del zapato, en tiempos boyantes, y que ahora se hunde ante la falta de atenci¨®n p¨²blica, de una regulaci¨®n del mercado y de normas laborales mejores, la incapacidad de innovaci¨®n y, sobre todo, la agresiva competencia desleal de unos fabricantes extranjeros que fijan a tres euros lo que sus competidores espa?oles venden siete veces m¨¢s caro.
Se trata de la recurrente historia del dumping social que practican China y otras econom¨ªas emergentes en este mundo globalizado, merced a sus bajos costes laborales, la falta de protecci¨®n social y monstruosos horarios. Pero eso no quita para reconocer la calidad del producto y la pericia de sus artesanos. Adem¨¢s, es muy probable que en esta ocasi¨®n quienes azuzaron el incendio o participaron en el vandalismo se movieran en la nebulosa ilegal de la econom¨ªa sumergida de contratos irregulares y sobreexplotaci¨®n mucho m¨¢s que los injustamente agredidos.
En buena parte es responsabilidad de las autoridades locales, auton¨®micas y centrales. Las primeras por no prever lo que se vaticinaba como una amenaza inminente y no vigilar la existencia de almacenes clandestinos; las segundas, por privilegiar objetivos cuestionables antes que salvar el tejido industrial regional, y las terceras, por no ser rigurosas en el cumplimiento de normas aduaneras, fiscales y laborales.
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