"El pop de los ¨²ltimos a?os, dise?ado en clave electr¨®nica, me aburre"
Paul Weller (Woking, Surrey, Inglaterra, 1958) ha presentado estos d¨ªas en Espa?a su d¨¦cimo disco en solitario, Studio 150, grabado en el estudio del mismo nombre de la ciudad de Amsterdam y en el que el antiguo miembro de The Jam y de The Style Council realiza un medido homenaje a composiciones de otros. Sin embargo, el ¨¢lbum no es en modo alguno lo que todo el mundo hubiera esperado del m¨²sico, al que se ha calificado alguna vez de The Modfather (juego de palabras con padrino -goodfather- y mod, moda juvenil brit¨¢nica de los sesenta de la que ¨¦l fue m¨¢ximo s¨ªmbolo a principios de los ochenta).
Weller explica al respecto: "Lo obvio en mi caso hubiera sido interpretar temas de The Beatles, The Kinks o Small Faces. Pero, aunque ¨¦ste iba a ser un disco de versiones, ha sido largamente meditado para hacer algo distinto. Aparte de que me gusta llevarme las canciones ajenas a mi terreno, en el caso de The Beatles o The Kinks, eso es muy dif¨ªcil, porque me resultan muy cercanas". Tras una larga b¨²squeda, la selecci¨®n final de canciones evidencia el enorme y refinado gusto por la cultura musical del pop y el rock que posee el artista: The bottle, una amarga epopeya alcoh¨®lica firmada por Gil Scott-Heron; One way road, del oasis Noel Gallagher; Early morning rain, de Gordon Lightfoot; una desconcertante visi¨®n de Close to you, de Burt Bacarach, n¨²mero uno mundial en versi¨®n de The Carpenters, y hasta un tema editado en su d¨ªa por el cuarteto femenino de m¨²sica disco Sister Sledge, Thinking of you, entre otros: "Thinking of you siempre ha sido uno de mis favoritos. Es de Bernard Edwards y Nile Rodgers, de Chic, unos compositores y m¨²sicos extraordinarios. No es el caso de The Carpenters, que no siempre me gustaron. Por eso he cambiado tanto Close to you".
Siendo la clave de este disco llevar las composiciones a su personal modo de entender la m¨²sica, Weller reconoce que con dos cortes en especial fue m¨¢s dif¨ªcil despegarse de los originales: "Fue All along the watchtower, de Bob Dylan, o Birds, de Neil Young. Como ya ten¨ªamos claro que ten¨ªamos que llevarlas a otro terreno, no hemos escuchado los originales para evitar calcarlos. Simplemente, empez¨¢bamos con un vago concepto de la canci¨®n, tocando una melod¨ªa al piano o a la guitarra. Despu¨¦s, la banda se iba uniendo". De hecho, no todos los temas escogidos han pasado el corte impuesto por Weller. Por ejemplo, el cl¨¢sico de los Rolling Stones Gimme shelter se qued¨® en el estudio de grabaci¨®n. Cuando se le comenta que dicha informaci¨®n ha sido extra¨ªda de su propia p¨¢gina web, Paul responde: "Nunca he entrado en mi p¨¢gina oficial. Por casualidad, ?no se podr¨¢ escuchar en esa web lo que hicimos con Gimme shelter? ?No? ?Ufff, menos mal!".
El resultado musical de Studio 150 respira esa intimidad que Paul Weller ha impreso a su carrera en solitario: "Tiene que ver mucho con el hecho de que tocamos todos juntos en el estudio. Para nosotros es mejor hacerlo as¨ª que ir trabajando cada nota o cada instrumento por separado. Tocamos y, si no surge la perfecci¨®n interpretativa, s¨ª se produce esa intimidad especial. Somos de la vieja escuela, y lo que sale, sale". Lo que sale, normalmente, llega te?ido de los m¨¢s diversos estilos de m¨²sica negra: jazz, soul, pop, rock y hasta gospel. Weller confiesa que "eso es consecuencia de los grupos y artistas que me gustaban cuando era ni?o. The Beatles o The Kinks me llevaron hasta Chuck Berry, los artistas de Motown, las Shirelles... Hubo una gran conexi¨®n entre la juventud brit¨¢nica de mi generaci¨®n y ese tipo de m¨²sica negra americana". Para Paul Weller, ese sonido "tiene reminiscencias de la m¨²sica africana, llena de tambores y de congas. Con un pulso propio fundamental. Cuando ese pulso se pierde, esas m¨²sicas dejan de interesarme". De tal modo que este circunspecto ingl¨¦s no siente el menor empacho al afirmar acerca del pop ingl¨¦s de los ¨²ltimos a?os, dise?ado en clave electr¨®nica, que "es una mierda y me aburre". No obstante, y confes¨¢ndose "demasiado mayor para sentir la influencia directa de grupos nuevos", Weller reconoce que "hay bandas j¨®venes a las que respeto, admiro o me gustan por su sonido o sus letras. Por ejemplo, The Coral, que son de Liverpool. O The Libertines". Asimismo, descuelga su iron¨ªa brit¨¢nica cuando se le comenta el hecho de que las bandas punteras del reciente y tan cacareado brit pop, como Oasis, Blur o Pulp bien pudieran ser, estil¨ªsticamente, una especie de sobrinos suyos: "Si lo fueran, les ahogar¨ªa".
Weller, que ya ha visitado nuestro pa¨ªs para tocar en numerosas ocasiones, parece haberse reconciliado del todo con sus viejas composiciones con The Jam o The Style Council, ya que al principio de su andadura en solitario se negaba a tocarlas en directo: "Eso era porque a principios de los noventa, cuando regres¨¦, a¨²n estaban lo suficientemente cercanas como para distraerme de la direcci¨®n musical que hab¨ªa decidido tomar entonces. Ahora ya no me importa incluirlas en mis conciertos, porque no las considero canciones de The Jam o The Style Council, sino, simplemente, viejas composiciones m¨ªas".
El artista, que ha concedido apenas un par de entrevistas en nuestro pa¨ªs y que s¨®lo da al fot¨®grafo cinco escasos minutos para que se le hagan s¨®lo tres instant¨¢neas, parece haberse alejado un tanto de aquella imagen de ogro antip¨¢tico de cara a los periodistas, que parec¨ªa marca de la casa, y soporta pacientemente la media hora de entrevista, que va respondiendo con un ingl¨¦s oclusivo y bastante r¨¢pido. S¨®lo arquea las cejas, sin embargo, cuando se le inquiere acerca de si le inquieta que sus canciones en solitario tal vez no hayan tenido la misma repercusi¨®n que el material compuesto en los primeros a?os de su carrera: "?Por qu¨¦ dice eso? Todos mis discos han entrado en el top ten en Inglaterra".
Cerca del p¨²blico
Dice Paul Weller que lo que m¨¢s le interesa es "conectar directamente con el p¨²blico, sin distracciones de ning¨²n tipo". "Por eso prefiero tocar solo o con otro m¨²sico. Con la banda les miras a ellos, te distraes con las luces...". Eso lo pudieron constatar las decenas de asistentes al concierto que el ingl¨¦s dio el lunes en la FNAC de Madrid, en formato ac¨²stico y acompa?ado por Steve Craddock, guitarrista y componente del grupo Ocean Colour Scene. En esta actuaci¨®n, Paul hizo un emocionante repaso a su disco nuevo, altern¨¢ndolo, para felicidad del respetable, con viejos temas propios como The loved, Wild wood o You do something to me. Tambi¨¦n hubo hueco para revisar a Style Council -Headstart for happiness- y The Jam -That's entertainment!-.
La respuesta de los embelesados fans de Weller fue de absoluto arrobamiento, mientras que su ¨ªdolo sonre¨ªa satisfecho y le sacaba partido a su carism¨¢tica voz. Eso s¨ª, en la cuarta canci¨®n Paul no se priv¨® de mandar directamente a hacer g¨¢rgaras a las c¨¢maras de televisi¨®n: "Es que s¨®lo pod¨ªan grabar tres temas y desmontaban y se iban muy lentamente. Me estaban distrayendo. Adem¨¢s, en cuanto se marcharon, las primeras filas de espectadores pudieron acercarse m¨¢s".
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