La familia del reh¨¦n brit¨¢nico acusa a EE UU de sabotear su liberaci¨®n
"Devuelvan a Ken vivo a casa", clama la madre del ingeniero secuestrado en Irak
La familia de Kenneth Bigley se moviliz¨® ayer en varios frentes, en un nuevo y desesperado esfuerzo por lograr la liberaci¨®n del ingeniero ingl¨¦s secuestrado hace ocho d¨ªas en Irak por la organizaci¨®n Monote¨ªsmo y Guerra Santa, a la que EE UU vincula con Al Qaeda. Su mujer, Sombat, y su madre, Lil, de 86 a?os, solicitaron "clemencia" a los radicales isl¨¢micos, mientras su hermano Paul censur¨® al Gobierno de EE UU por "sabotear" su posible liberaci¨®n al bloquear el d¨ªa anterior la excarcelaci¨®n de las presas iraqu¨ªes, principal exigencia de los secuestradores.
"Mi marido, Ken, es un hombre de familia, corriente y trabajador, que quer¨ªa ayudar al pueblo de Irak, donde hizo muchos amigos. Ruego clemencia y os suplico que liber¨¦is a Ken para que pueda volver a verle y ¨¦l pueda reunirse con su familia en Inglaterra". Con este delicado mensaje, enunciado en tailand¨¦s, su lengua materna, Sombat Bigley se dirigi¨® ayer por primera vez a los radicales que mantienen como reh¨¦n a su marido desde el pasado 15 de septiembre. Sus compa?eros de piso en Bagdad, los estadounidenses Eugene Amstrong y Jack Hensely, fueron decapitados d¨ªas atr¨¢s.
Por la tarde, fue su anciana madre, Lil, quien rog¨® a los secuestradores para que "devuelvan a Ken vivo a casa". Ambas peticiones de clemencia, meditadas y comedidas, surgieron en respuesta a la difusi¨®n, la noche anterior, del grito de socorro que el propio secuestrado lanz¨® directamente al primer ministro brit¨¢nico. "No quiero morir, no lo merezco... Por favor, por favor, libere a las mujeres retenidas en c¨¢rceles de Irak. Ay¨²deles. Necesito su ayuda, se?or Blair... Por favor, se?or Blair, muestre algo de la compasi¨®n que usted dice tener...".
Londres no negocia
El tono personalizado de la intervenci¨®n, pr¨®xima a los diez minutos, de Bigley conmocion¨® en Downing Street, pero no alter¨® la posici¨®n gubernamental. Londres se niega a negociar con secuestradores y ning¨²n l¨ªder de la oposici¨®n pol¨ªtica presiona por un cambio de estrategia. Tampoco la opini¨®n p¨²blica, en su mayor¨ªa opuesta a la guerra de Irak, parece partidaria de ceder ante los radicales. "Es imposible negociar con los secuestradores", dijo ayer el obispo de Liverpool, James Jones.
Paul Bigley, experto en proyectos de ingenier¨ªa en la zona del golfo P¨¦rsico y residente en ?msterdam, ayud¨® a su hermano a asentarse profesionalmente en Oriente Pr¨®ximo en la d¨¦cada de los ochenta. Ayer, en una entrevista con una emisora de la radio p¨²blica BBC, denunci¨® a Washington por "sabotear" la puesta en libertad del reh¨¦n brit¨¢nico al contraordenar la excarcelaci¨®n de las presas iraqu¨ªes. "El hecho es que nadie tiene que negociar con nadie sobre nada. Deben permitir a los iraqu¨ªes que conduzcan sus asuntos internos", protest¨®.
Kenneth Bigley emigr¨® de Inglaterra al morir su segundo hijo, a los 17 a?os, en un accidente de tr¨¢fico, y tras separarse de su primera mujer, Margaret. Trabaj¨® como ingeniero en Kuwait, Dubai y Om¨¢n, entre otros pa¨ªses del Golfo, y lleg¨® hace unos meses a Irak contratado por una empresa de construcci¨®n con sede en los Emiratos ?rabes Unidos, Gulf Supplies and Comercial Services. Iba a ser su ¨²ltimo trabajo. Seg¨²n ha indicado su familia, el reh¨¦n pensaba jubilarse en breve e instalarse en Tailandia con su segunda esposa, Sombat.
Conmovedor mensaje
Todos ellos estaban en la mente de Bigley durante su dram¨¢tica petici¨®n de ayuda a Blair. "Por favor, ay¨²deme a ver a mi mujer, quien no puede valerse sin m¨ª. Y a mi hijo", dijo, a sus 62 a?os, sin apenas fuerzas para proseguir. "S¨®lo es un trabajador que quiere mantener a su familia. Su familia le necesita. Yo le necesito", dijo su madre, en un conmovedor mensaje grabado horas despu¨¦s de que su nuera intercalara en su solicitud de clemencia palabras de agradecimiento a los secuestradores por "dejarme ver a Ken cuando hizo su s¨²plica".
Desde Liverpool, ?msterdam y Tailandia, los hermanos, madre, hijo y mujer de Kenneth Bigley intentan acceder directamente a la organizaci¨®n Monote¨ªsmo y Guerra Santa en un desesperado esfuerzo por salvarle la vida. Es la ¨²nica baza en sus manos para evitar la suerte fat¨ªdica que corrieron sus dos compa?eros de trabajo, secuestrados en la misma operaci¨®n, hace ya ocho d¨ªas.
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