La perdida y olvidada CNT
"El anarquismo es lo nuestro", me dijo Cruz Mart¨ªnez Esteruelas, entonces al frente de la Fundaci¨®n Juan March, cuando a principios de los setenta le propuse un plan de recuperaci¨®n de documentos de la historia del movimiento obrero en Espa?a. Fueron tiempos de recuperaci¨®n positiva de la imagen de la CNT, para unos, como el personaje citado y sus correligionarios franquistas, porque ve¨ªan en ella el ant¨ªdoto espa?ol a la presencia creciente del sindicalismo comunista de Comisiones. Para otros, fundamentalmente en Catalu?a, porque la especificidad del anarcosindicalismo revolucionario otorgaba un marchamo obrerista al catalanismo. Hoy, como subraya ?ngel Herrer¨ªn en la presentaci¨®n de este excelente libro, sucede todo lo contrario: la CNT se encuentra perdida en un desierto, tanto para la historiograf¨ªa como para la memoria. Vaya por delante que su trabajo constituye un magn¨ªfico mapa con vistas a la necesaria traves¨ªa, que implica la recuperaci¨®n de la memoria de uno de los grandes protagonistas de la historia social espa?ola en el siglo XX.
LA CNT DURANTE EL FRANQUISMO. CLANDESTINIDAD Y EXILIO (1939-1975)
?ngel Herrer¨ªn L¨®pez
Siglo XXI de Espa?a
Madrid, 2004
468 p¨¢ginas. 20 euros
Para m¨ª representa un valor
adicional, en la medida en que hasta la muerte de Franco, y en una investigaci¨®n inacabada sobre el anarcosindicalismo anterior a 1936, conoc¨ª a muchos de los protagonistas de este libro, de Juan L¨®pez a Federica Montseny, de mi amigo Diego Abad de Santill¨¢n a Cipriano Mera y a mi tambi¨¦n entra?able amigo Ramon¨ªn. De ah¨ª que esta rese?a sea un homenaje a su recuerdo. Sin que ¨¦se fuera mi tema, en el curso de las conversaciones aparecieron las cuestiones y los conflictos reconstruidos en La CNT durante el franquismo, y he de afirmar que todas y cada una de las apreciaciones de Herrer¨ªn responde a lo que ellos me contaban. Las suscribir¨ªa sin reservas y sin excepciones. Otro tanto sucede con el cap¨ªtulo sobre la sociabilidad, que distingue con finura entre la situaci¨®n de los cenetistas exiliados en Francia y el exilio dorado de M¨¦xico. Tal vez matizar¨ªa la valoraci¨®n final acerca del eclipse definitivo a mediados de los setenta: los residuos del sindicalismo sin sindicalistas confederal se encaminaban hacia la casi extinci¨®n, pero paralelamente, auspiciada por historiadores, cobraba forma una imagen m¨ªtica de la CNT como protagonista de una revoluci¨®n perdida (y espec¨ªficamente catalana). Ah¨ª est¨¢ el mito de un Salvador Segu¨ª favorable a la independencia.
Despu¨¦s de Mayo del 68, resurgi¨® la estimaci¨®n positiva de lo libertario; lo prueba el n¨²mero de Cuadernos de Ruedo Ib¨¦rico, elaborado por Jos¨¦ Mart¨ªnez, en su d¨ªa joven anarquista. La llamarada se extingui¨® pronto; tiene, no obstante, su peque?o lugar en la historia.
Cabe aludir al acierto de fondo en el libro de Herrer¨ªn que supone la identificaci¨®n y el an¨¢lisis del complejo de causas de la inexorable agon¨ªa del anarcosindicalismo, algunas end¨®genas, heredadas de los conflictos anteriores a 1936 y consustanciales a la CNT, como la distinci¨®n entre "revolucionarios" y "posibilistas", otras impuestas por una represi¨®n favorecida por el car¨¢cter abierto de los medios anarquistas, y de la propia estructura de la Confederaci¨®n. La rigidez doctrinal sostenida por los veteranos en el exilio condenaba de todos modos a una corriente cuyos soportes socioecon¨®micos desaparec¨ªan uno tras otro por efecto de la modernizaci¨®n de Espa?a. El triste episodio del "cincopuntismo", la colaboraci¨®n en 1965 de sectores del interior con el verticalismo franquista, fue el signo de esa inadaptaci¨®n.
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