A librazo limpio por Bush
Todos los a?os electorales en Estados Unidos son pr¨®digos en el lanzamiento de libros pol¨ªticos, pero las claves de esta campa?a, que pasan por una fuerte polarizaci¨®n, una refriega muy ¨¢spera y un inter¨¦s mucho mayor del que hubo en las dos ¨²ltimas elecciones, han desembocado en un oto?o en el que las librer¨ªas est¨¢n desbordadas. Se vende de todo y en gran cantidad en bibliograf¨ªa pol¨ªtica, pero, sobre todo, libros que dan ca?a, libros que se compran para afianzar las creencias, no para saber m¨¢s o conocer algo distinto.
Hay, por supuesto, excepciones. El libro de la Comisi¨®n que investig¨® el 11-S encabeza la lista de los m¨¢s vendidos -m¨¢s de un mill¨®n de ejemplares- desde que se public¨®, hace siete semanas. Algo semejante ocurre con Mi vida, el millar largo de p¨¢ginas de la autobiograf¨ªa de Bill Clinton, que vendi¨® 400.000 copias el d¨ªa que sali¨® a la calle. Pero lo que m¨¢s vende en un oto?o electoral muy pele¨®n es el libro que enfila al personaje para dejar en evidencia los aspectos m¨¢s vulnerables de su pasado o de su car¨¢cter.
Libros que dan ca?a, que se compran para afianzar las creencias, no para saber m¨¢s o conocer algo distinto
Lo que causa furor es el libro contra alguien. Ya desde el pasado oto?o se perfil¨® la tendencia con una amplia colecci¨®n de obras antiBush: Michael Moore y Al Franken coparon las listas. El enfrentamiento pol¨ªtico no es nuevo en Estados Unidos, pero la polarizaci¨®n ha conocido cotas que no se ve¨ªan desde hace diez a?os, cuando las emisoras de radio extremistas cultivaron un tremendo furor anti-Clinton, s¨®lo comparable al reciente furor anti-Bush.
"Vivimos en un mundo demasiado politizado", afirma Leonard Steinhorn, que trabaja en el departamento de Comunicaci¨®n de la American University, en Washington. "En este pa¨ªs, la pol¨ªtica est¨¢ totalmente polarizada, lo cual facilita el desarrollo de odios en la sociedad, y algunos de estos libros ayudan a agudizar ese sentimiento, dirigido hacia George W. Bush o hacia John Kerry, seg¨²n el libro que se lea". La repercusi¨®n de los libros es fuerte, porque su gran trampol¨ªn se sit¨²a en las televisiones y los peri¨®dicos, las grandes operaciones de lanzamiento montadas por las editoriales. Alan Murray escribe en The Wall Street Journal que, en calidad de periodista y autor ocasional de libros, deber¨ªa alegrarse de que haya tantos t¨ªtulos pol¨ªticos en las listas de ventas: "Pero no me alegro. La mayor¨ªa de estos libros est¨¢n destinados a la pol¨¦mica. No han sido escritos para informar ni siquiera para convencer. Se escribieron para atizar las pasiones de los ya convencidos".
En librer¨ªas especializadas de Washington, como Politics and Prose, "la cantidad de nuevos t¨ªtulos que aparecen en el mercado ha hecho que nuestro sector de pol¨ªtica norteamericana se haya cuadruplicado", declara Michael Link, que calcula que se ha pasado "de un 60% a un 80% de libros de actualidad pol¨ªtica" en su negocio. Link coincide en que la polarizaci¨®n ayuda al fen¨®meno. Seg¨²n su propia experiencia, muchas editoriales se han visto desbordadas y han tenido que imprimir segundas y terceras ediciones.
El libro anti-Bush es pr¨¢ctica
mente un subg¨¦nero literario. El ¨²ltimo es La familia: la aut¨¦ntica historia de la dinast¨ªa Bush, a cargo de Kitty Kelley, una maestra de biograf¨ªas escandalosas. De mucha mayor calidad, Una dinast¨ªa americana, de Kevin Phillips, es una cr¨ªtica de los Bush hecha por un conservador confeso. Otros dos ataques desde la retaguardia: Am¨¦rica sola, dur¨ªsima paliza a los neoconservadores a cargo de dos conservadores, Stefan Halper y Jonathan Clarke, y En qu¨¦ se ha equivocado la derecha, una rega?ina al neoconservadurismo desde el paleoconservadurismo de Pat Buchanan. Tres libros potentes -no reci¨¦n salidos, pero s¨ª de esta primavera- que dejan malparado al Gobierno: Contra todos los enemigos, de Richard Clarke, El precio de la lealtad, de Ron Suskind, y Plan de ataque, de Bob Woodward. Adem¨¢s, libros militantes contra el presidente, dejando fuera muchos t¨ªtulos, est¨¢n Bush tiene que irse, de Bill Press; Perdiendo a Am¨¦rica, del viejo y tronante senador dem¨®crata Robert Byrd; Lo que hemos perdido, del director de Vanity Fair, Graydon Carter, y El mundo de Bush, de la columnista de The New York Times Maureen Dowd.
El presidente republicano, George W. Bush tambi¨¦n tiene quien le quiera: entre otros, Bill Sammon, que ha escrito Subestimado; David Aikman, con Un hombre de fe; Ronald Kessler, con Cuesti¨®n de car¨¢cter, y Peter y Rochelle Schweizer, autores de Los Bush: retrato de una dinast¨ªa.
En cuanto al candidato de los dem¨®cratas a la presidencia, John Kerry, su bibliograf¨ªa, a favor y en contra, es infinitamente menor. A su favor est¨¢ la biograf¨ªa semioficial escrita por Douglas Brinkley y titulada Periodo de servicio. El libro que peor le trata es Inadecuado para el mando, elaborado por un grupo de veteranos y que, por desgracia para el dirigente dem¨®crata, se ha situado como n¨²mero uno de ventas en las librer¨ªas desde hace cuatro semanas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.