Impotencia

Hoy he llegado a mi l¨ªmite, ya no puedo soportar por m¨¢s tiempo ver desde la comodidad de mi hogar las noticias que llegan de Irak. Me siento incapaz de digerir cualquier alimento despu¨¦s de contemplar el infierno en que unos pol¨ªticos desalmados, cobardes y carentes de escr¨²pulos han sumido a una poblaci¨®n inocente.

Siento asco, odio y desprecio hac¨ªa ese d¨²o de las Azores que todav¨ªa sigue ejerciendo el poder. Me gustar¨ªa que pudieran ser ellos mismos rehenes en Irak, o sus hijos, o sus hermanos, o sus padres, o tambi¨¦n sus amigos. Me gustar¨ªa saber cu¨¢l ser¨ªa entonces su respuesta al ultim¨¢tum de unos secuestradores. Son valientes, son firmes en sus decisiones porque saben que a ellos no les afectar¨¢, ni a nadie de su ¨ªntimo entorno. Pero por un momento me gustar¨ªa so?ar, quisiera saber c¨®mo se sienten "no cediendo al terrorismo" y sintiendo el dolor de la "ejecuci¨®n" de un ser querido.

Me gustar¨ªa saber cu¨¢les ser¨ªan sus futuras decisiones. Desear¨ªa que las almas de los muertos de esta locura que ha sido la invasi¨®n de Irak persigan eternamente a los dirigentes y ex dirigentes que en su d¨ªa apoyaron en su demencia al emperador Bush, que no se les conceda tregua para el descanso, como tampoco ellos se lo dieron a los iraqu¨ªes. Me dan igual los que al leer mi carta piensen que mis palabras son demasiado duras. Pero nacen de la impotencia, de la rabia de no poder contribuir a detener algo que en estos momentos amenaza con agudizarse y carecer presumiblemente de un fin.