?Por qu¨¦ tantos huracanes?
Los expertos atribuyen la cadena inusitada de huracanes este verano a un proceso c¨ªclico de calentamiento del agua del mar y no al calentamiento global o a la reaparici¨®n del fen¨®meno de El Ni?o
A mediados de mayo pasado el organismo estadounidense que dirige las investigaciones climatol¨®gicas, la Administraci¨®n Oce¨¢nica y Atmosf¨¦rica (NOAA), anunci¨® en una rueda de prensa en Houston que sus observaciones hac¨ªan prever una actividad superior a la normal en la temporada de huracanes del oc¨¦ano Atl¨¢ntico, entre el 1 de junio y el 30 de noviembre.
Su pron¨®stico hablaba de entre 12 y 15 tormentas tropicales, de las que entre 6 y 8 podr¨ªan llegar a convertirse en huracanes -cuando los vientos superan los 120 kil¨®metros por hora y levantan olas de metro y medio-, y de dos a cuatro de ¨¦stos llegar¨ªan a ser de los de m¨¢s potencia: es decir, con vientos de m¨¢s de 250 kil¨®metros por hora y olas de entre cuatro y seis metros. A punto de finalizar septiembre, con dos meses por delante en la estaci¨®n de los huracanes, ya se han formado en el Atl¨¢ntico 10 tormentas tropicales, de las cuales siete han alcanzado la fuerza de un hurac¨¢n y cinco, capacidad destructiva: Charley, Frances, Ivan, Jeanne y Karl.
La agitada estaci¨®n est¨¢ causada por un aumento natural de la temperatura del oc¨¦ano
"Un hurac¨¢n puede descargar entre 300 y 400 litros diarios", dice Fern¨¢ndez Monistrol
La peor parte se la llevan los pa¨ªses m¨¢s pobres. En Hait¨ª dejaron 1.300 muertos
De hecho, han dejado su huella en las islas del Caribe, la pen¨ªnsula del Yucat¨¢n y varios Estados norteamericanos al arrasar lo que encontraban a su paso, con miles de muertos y destrozos incalculables. Porque aunque la actividad de los huracanes se pueda prever, no se puede luchar contra ellos. Eso s¨ª, constatar su llegada permite minimizar sus efectos.
La agitada temporada de huracanes de este a?o est¨¢ causada por un aumento natural de la temperatura del oc¨¦ano, y no por el calentamiento global o por efecto de El Ni?o, como se ha especulado, seg¨²n aseguran los expertos del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, que depende de la NOAA y tiene su sede en Miami.
La temperatura de las aguas del oc¨¦ano Atl¨¢ntico aumenta c¨ªclicamente unos dos grados, por la lentitud con que se mueven las corrientes que existen a una profundidad de m¨¢s de 50 metros. "La corriente oce¨¢nica tarda de unos 30 a 40 a?os en recorrer el globo y otro tanto en volver, eso explica los ciclos de huracanes", se?ala Lexion ?vila, uno de los cinco expertos en huracanes de dicho centro. El ciclo actual comenz¨® en 1995 y desde entonces se han formado 98 huracanes, el mayor n¨²mero en los registros hist¨®ricos de NOAA.
Los huracanes se forman para llevar el exceso de calor de los tr¨®picos a las zonas m¨¢s fr¨ªas: "Es una forma de lograr el equilibrio natural", subraya ?vila. Aunque "no existe correlaci¨®n entre los huracanes y el calentamiento global", indica, ¨¦ste puede aumentar el n¨²mero de ciclones e intensificar su fuerza en unas d¨¦cadas. Adem¨¢s, la subida del nivel del mar derivada del calentamiento puede empeorar las inundaciones que provocan los huracanes. La Agencia de Protecci¨®n del Medio Ambiente de EE UU calcula que las aguas marinas han subido hasta 30 cent¨ªmetros en el ¨²ltimo siglo.
Pero para que se produzcan los huracanes se deben dar determinadas condiciones. Una de ellas es que s¨®lo se forman en zonas de aguas muy c¨¢lidas: de m¨¢s de 27?C hasta, por lo menos, 50 metros de profundidad. Ese agua hace de combustible del hurac¨¢n. Primero facilita, al evaporarse, la formaci¨®n de nubes y fuertes precipitaciones. "Un hurac¨¢n puede descargar entre 300 y 400 litros al d¨ªa", explica Jos¨¦ Antonio Fern¨¢ndez Monistrol, jefe del Centro Nacional de Predicciones del Instituto Meteorol¨®gico Nacional. "Aunque el hurac¨¢n Dennis, que impact¨® contra la isla de Reuni¨®n [en 1999] dej¨® 1.800 litros en un d¨ªa, es decir, todo lo que llueve en un a?o en Galicia".
El aire caliente, cargado de humedad, asciende y, al entrar en contacto en la atm¨®sfera con aire m¨¢s fr¨ªo de las capas m¨¢s altas, se descarga en forma de lluvia. Si adem¨¢s se produce una depresi¨®n, las tormentas se concentran a su alrededor, girando en sentido contrario a las agujas del reloj -giro cicl¨®nico cuando es en el hemisferio norte- y se va organizando el hurac¨¢n, con el aire girando hacia dentro en su desplazamiento.
Al ir absorbiendo humedad del mar, lo que nace como tormenta tropical va ganando energ¨ªa y, si los vientos alcanzan los 120 kil¨®metros por hora, se convierte en hurac¨¢n implacable. Como ha ocurrido con Jeanne, que desde que se form¨® en la costa de Puerto Rico a mediados de septiembre, se ha convertido en un cicl¨®n de gran potencia. Tras tocar la isla de La Espa?ola cruz¨® las Bahamas y parec¨ªa que iba a desaparecer en direcci¨®n norte oc¨¦ano adentro, pero hizo un giro inesperado y comenz¨® a dirigirse lentamente hacia Florida, adonde deber¨ªa llegar hoy.
La potencia de un hurac¨¢n se mide por la escala Saffir-Simpson, que mide la velocidad de los vientos que lo componen, con categor¨ªas del uno (desde 120 kil¨®metros por hora) al cinco (m¨¢s de 250 kil¨®metros por hora). Los meteor¨®logos pronosticaban ayer que Jeanne alcanzar¨ªa la categor¨ªa tres (vientos de m¨¢s de 200 kil¨®metros) al tocar la costa estadounidense.
La combinaci¨®n de huracanes m¨¢s intensos y mayores niveles del mar puede causar erosiones e inundaciones en las zonas costeras, de acuerdo con los estudios del panel sobre Cambios Clim¨¢ticos de Naciones Unidas. Este verano varios ciclones han alcanzado las islas del Caribe y las costas norteamericanas, de tal forma que la tierra est¨¢ saturada y muchas estructuras se han debilitado por el viento, la lluvia y las tormentas.
La peor parte se la llevan los pa¨ªses m¨¢s pobres, mucho m¨¢s vulnerables. Cerca de 1.300 muertos y m¨¢s de 1.100 desaparecidos han hecho de Hait¨ª una tierra m¨¢s pobre de lo que ya es. Los heridos se acercan al millar y, los damnificados, al cuarto de mill¨®n.
Algunos supervivientes esperan la ayuda internacional. En primera instancia, miembros de la Misi¨®n de Naciones Unidas para la Estabilizaci¨®n de Hait¨ª (MINUSTAH) brindan asistencia y organizan centros de refugio y de atenci¨®n a heridos. Por ahora, es lo ¨²nico que pueden hacer porque ni siquiera es posible evaluar los da?os con estad¨ªsticas fiables.
El panorama no es tan t¨¦trico en Rep¨²blica Dominicana, tambi¨¦n en la isla La Espa?ola, aunque no por ello deja de ser alarmante. El balance de da?os dejados por Jeanne es de 23 muertos, tres desaparecidos, casi 300 heridos y algo m¨¢s de 32.000 evacuados. Cosechas de arroz y pl¨¢tanos completamente perdidas, redes el¨¦ctricas y de telecomunicaciones en el suelo, complejos hoteleros inundados y golpeados por el viento. Los da?os materiales superan los 116,7 millones de euros.
Tambi¨¦n Cuba sufri¨® el embate de dos poderosos huracanes en menos de un mes. El primero fue Charley, que cruz¨® la isla de sur a norte el 13 de agosto y a su paso por las provincias de La Habana y Pinar del R¨ªo alcanz¨® vientos sostenidos de 165 kil¨®metros por hora y r¨¢fagas de m¨¢s de 200, provocando cinco muertos, da?os en m¨¢s de 73.000 viviendas y severas perdidas en la agricultura y las infraestructuras urbanas. Los da?os superaron los 815 millones de euros, seg¨²n las autoridades. En la provincia de La Habana, el 66% de las plantaciones de c¨ªtricos y el 95% de los sembrados de pl¨¢tanos desaparecieron. Y en las provincias occidentales m¨¢s de 1.200.000 personas quedaron sin suministro de agua y sin servicio el¨¦ctrico durante varios d¨ªas. Todav¨ªa los cubanos no se hab¨ªan repuesto, cuando lleg¨® la noticia de la inminente llegada de Iv¨¢n, y hubo una movilizaci¨®n sin precedentes: m¨¢s de 1.300.000 personas y 7.000 turistas evacuados. Afortunadamente, pas¨® de largo. Precisamente porque los huracanes son imprevisibles.
Con informaci¨®n de Iban Campo y Manuel Vicent.
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