Una lecci¨®n
Est¨¢n los novilleros de hoy muy necesitados de que alguien les diga qu¨¦ es eso del toreo. Desde el tendido se lo ped¨ªan por favor. Resulta incomprensible. Educados en escuelas de tauromaquia, algunos son hijos de toreros y otros llevan en sus cuadrillas subalternos de amplia trayectoria. Y sin embargo, se comportan como diestros de veinte a?os de alternativa. Es l¨®gico. Viendo lo que hacen los matadores situados en lugar puntero del escalaf¨®n, debe parecer injusto que no se les d¨¦ paso.
La lecci¨®n la dio t¨ªmidamente David Mora. No al p¨²blico sino a s¨ª mismo. Hab¨ªa despuntado con el capote en el quite por chicuelinas, rematadas con una media ajustad¨ªsima. Recibi¨® a su primero con las zapatillas bien plantadas en la arena. Galle¨® sereno. Inici¨® la faena con ayudados bajando bien la mano. Pero tend¨ªa a ponerse perfilero como sus compa?eros. Para su propia sorpresa arranc¨® naturales con hondura cuando se cruz¨®, cuando carg¨® la suerte -normas b¨¢sicas e inquebrantables de eso que se llama toreo-. Y Mora parec¨ªa cre¨¦rselo. Lo estrope¨® al no dar la distancia justa al final. Se volc¨® con decisi¨®n para matar y sali¨® mal parado. Esperaba contestar en el sexto, pero el animal ten¨ªa una embestida bronca y no se dejaba.
V¨¢zquez / Cort¨¦s, De la Concha, Mora
Novillos de Alejandro V¨¢zquez, bien presentados, dieron juego, 6? bronco. Salvador Cort¨¦s: estocada ca¨ªda (silencio); media (silencio). Javier de la Concha: media atravesada -aviso- (silencio); media (silencio). David Mora: pinchazo hondo (vuelta); estocada perpendicular (silencio). Las Ventas, 26 de septiembre. Un cuarto de entrada.
Cort¨¦s y De la Concha no aprovecharon la nobleza de sus novillos. Los unos y los otros se fueron sin torear. Si alguien les hubiera ense?ado qu¨¦ es eso del toreo, a estas alturas estar¨ªamos hablando de otra cosa.
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