El M¨®naco llama dos veces

En la Costa Azul, el Deportivo tuvo un d¨¨j¨¢ vu. Se vio otra vez en el extra?o coliseo de pl¨¢stico del estadio Luis II de M¨®naco y a los diez minutos estaba viviendo otra vez la pesadilla del a?o pasado. En sus dos primeros contragolpes, el M¨®naco dej¨® ultimado al Depor. No le faltaron ocasiones al cuadro franc¨¦s durante la primera parte para recrear la sa?a con que machac¨® a su rival hace unos meses, en aquel 8-3 que bati¨® marcas en la Liga de Campeones. Le falt¨® la precisi¨®n de entonces para agrandar el destrozo de un Depor que tuvo la pelota casi toda la noche y no le sirvi¨® para nada.

Ya no estaban los h¨¦roes de la anterior ocasi¨®n, Giuly, Prso y Rothen. Esta vez aparecieron Abdebayor, Saviola y Kallon. A Didier Deschamps le han desguazado el equipo con el que lleg¨® a la final de la Copa de Europa y, en unas semanas, parece haber armado otro grupo que no se distingue mucho del anterior. Anoche, al menos, Deschamps repiti¨® al mil¨ªmetro el gui¨®n de hace unos meses y, pese al cambio de actores, el resultado no vari¨® mucho. El M¨®naco cedi¨® la pelota al Depor, le atosig¨® por todas las esquinas del campo y lanz¨® balones cruzados que buscaban sobre todo a Saviola y Adebayor, gente a la que le viene al pelo ese tipo de juego. En unos minutos, el Depor se encontr¨® con una minuciosa reproducci¨®n de la pesadilla. Otra vez su incapacidad para superar la presi¨®n del M¨®naco, de nuevo las oleadas de contragolpes y la formidable precisi¨®n de un rival que marc¨® en sus dos primeras irrupciones en el ¨¢rea. Y otra vez tambi¨¦n el punto inevitable de mala fortuna.

Irureta tampoco hab¨ªa variado mucho su respuesta a la f¨®rmula de Deschamps, y el Depor volvi¨® a arriesgar alejando su defensa del ¨¢rea. En dos acciones al l¨ªmite, como fueron los dos goles del M¨®naco que resolvieron el choque en un suspiro, el ¨¢rbitro se equivoc¨® contra el Depor: por cent¨ªmetros, Kallon en el primero, y el imparable Adebayor en el segundo arrancaron en fuera de juego. El Depor vivi¨® desde entonces una desesperaci¨®n que le resultaba muy conocida. Tuvo la pelota, pero s¨®lo para masticar el juego en zonas sin peligro. Los contragolpes del M¨®naco iban cayendo como latigazos inapelables y puntuales, cada uno con una trompeta que anunciaba el gol. El Depor s¨®lo inquiet¨® con un tiro cruzado de V¨ªctor tras un fallo de Squilaci y, al borde del descanso, en la primera vez que Valer¨®n y Fran fueron capaces de abrir un claro cerca del ¨¢rea del M¨®naco. Pandiani remat¨® de bruces a la porter¨ªa, pero el guardameta Roma demostr¨® que ¨¦l s¨ª ha cambiado respecto al a?o anterior. Ayer, hasta pareci¨® bueno.

Fran, como en los ¨²ltimos partidos, fue la garant¨ªa de que al Depor no se le iba a escapar la pelota. Pero tambi¨¦n quedaron de manifiesto los problemas que genera su posici¨®n. Para buscar compa?¨ªa en el toque, Fran se cierra y se retrasa hasta cerca del c¨ªrculo central, por donde viven Valer¨®n y los medios centros. Aunque la combinaci¨®n funciona para controlar el juego, deja al equipo demasiado lejos del ¨¢rea. Y Pandiani es un planeta aparte. As¨ª como en todos los partidos engancha alg¨²n remate, no se puede contar con ¨¦l para nada que tenga que ver con lo dem¨¢s.

Y en ese sin jugar se fue consumiendo el Deportivo. Hubo un rato, al comienzo del segundo acto, en que pareci¨® que a¨²n estaba en condiciones de aferrarse al partido. Quiz¨¢s fuese porque el M¨®naco baj¨® la intensidad. Irureta intent¨® cambiar la marcha al equipo con los ingresos de Luque y Munitis, sin que el juego del Depor saliera de su intrascendencia. Al final, el partido termin¨® como empez¨®, con el M¨®naco tirando contragolpes de todos los colores. Saviola, entre otros, perdi¨® la ocasi¨®n de hacer que le recuerden en Barcelona. Otra vez la sensaci¨®n de estar viviendo lo mismo por segunda vez y en circunstancias mucho peores. Lo del a?o pasado no dej¨® de ser un accidente en medio de la abundancia. Ahora el Depor corre el riesgo de arruinar la temporada en dos meses. Ahora es como si el Depor jugase todas las semanas contra el M¨®naco.