Pilares de tierra
Mientras que algunos artistas vanguardistas tendieron a lo espiritual y metaf¨ªsico, abriendo v¨ªas po¨¦ticas para el arte que se elevaban por encima de la vulgar realidad, otros atendieron a lo constructivo y lo material destilando una po¨¦tica basada en las cualidades f¨ªsicas, para, en una segunda generaci¨®n, prestar m¨¢s atenci¨®n a los procesos que al propio resultado formal de las obras. En esta ¨²ltima v¨ªa habr¨ªa que encarrilar el trabajo de Carlos Rodr¨ªguez-M¨¦ndez (Pontevedra, 1978), cuyas obras pretenden hacer evidentes algunos procesos, como los del trabajo que requiere el realizar la obra o los de la g¨¦nesis estructural de la propia obra. Para ello ha realizado en las calles de Madrid apilamientos de materiales de derribo sacados de los contenedores con los que pretende mostrar las cualidades que, como forma est¨¦tica, pueden adquirir los desechos, as¨ª como poner en evidencia la estructura geom¨¦trica que determinan los apilamientos seg¨²n sean sus elementos mat¨¦ricos.
CARLOS RODR?GUEZ-M?NDEZ
Galer¨ªa KA
Ca?os del Peral, 9. Madrid
Hasta el 14 de octubre
Despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial la materia y sus cualidades de color, textura, dureza, rugosidad o presencia f¨ªsica han generado varias corrientes de "arte mat¨¦rico". A la fascinaci¨®n por los materiales tan poco nobles como el hierro, el aluminio, los pl¨¢sticos, los detritos o las fibras, se unir¨¢, a finales de los a?os sesenta, la tierra, un material sucio e indefinido, informe y heterog¨¦neo. En 1968, en la galer¨ªa Heiner Friedrich, de M¨²nich, Walter De Maria realiz¨® una instalaci¨®n denominada Earth Room, consistente en cubrir todo el suelo de la galer¨ªa con una capa de tierra negra de 60 cent¨ªmetros de altura. Siguiendo estas pautas Carlos Rodr¨ªguez-M¨¦ndez realiza ahora unas obras con tierra y turba, negra y compacta, que exhibe en el suelo formando bloques regulares de 45¡Á45 cent¨ªmetros de lado.
Esta pieza, de un induda-
ble atractivo visual, no es m¨¢s que un experimento para realizar otras obras m¨¢s contundentes, como son unas enormes columnas de turba que f¨ªsicamente ocupan toda la sala de la galer¨ªa. Sus formas cil¨ªndricas, mayores en longitud que el techo del local, obligan a exhibirlas inclinadas, recordando as¨ª la potencia de aquellos enormes cilindros pintados por Giulio Romano en el Palazzo de T¨¦ de Mantua, en la escena que representa a Sans¨®n derribando las pesadas columnas del templo. Pero, tal vez, no sea necesario ir a buscar referencias formales tan lejos en el tiempo, ya que estas obras consiguen el agobiante efecto de esas esculturas de Mauro Stacioli que, ocupando toda la sala de la galer¨ªa, impiden con su contundente presencia la entrada a los espectadores.
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