Las tropas espa?olas proteger¨¢n un centro electoral en Afganist¨¢n
El jefe del batall¨®n paracaidista conf¨ªa en la disuasi¨®n para no tener que recurrir a la fuerza
Los paracaidistas espa?oles de Mazar-i-Sharif son los bomberos del norte de Afganist¨¢n. Una de las tres compa?¨ªas que forman el batall¨®n est¨¢ siempre preparada para acudir en un plazo de seis horas a cualquier lugar donde se produzca un incidente en un ¨¢rea de 1.000 kil¨®metros, entre las fronteras con China y Turkmenist¨¢n, a petici¨®n de la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad). Pero su jefe, el teniente coronel Francisco Javier Abajo, natural de Burgos, de 47 a?os, conf¨ªa en no tener que apagar ning¨²n fuego.
Su lema es: "Prevenir, para no tener que reaccionar". O en otras palabras: "Desplegarse donde se prevea que puede haber problemas y disuadir as¨ª al pir¨®mano". El teniente coronel, que estuvo destinado en Bosnia en 1995, durante los bombardeos de la OTAN, cree que la situaci¨®n aqu¨ª es "potencialmente m¨¢s peligrosa", aunque por ahora se mantiene una calma que adjetiva como "tensa". El batall¨®n, por requerimiento de la OTAN, est¨¢ preparado para afrontar situaciones muy diversas, desde el "control de masas", con material antidisturbios, hasta "la defensa de una agresi¨®n con toda la potencia de fuego que podamos". Su armamento incluye "un poco de todo": material antidisturbios, morteros, misiles antitanque, ametralladoras pesadas o lanzagranadas.
No dispone de artiller¨ªa, pero s¨ª de "algo mejor", en su opini¨®n: equipos de control a¨¦reo del Ej¨¦rcito del Aire capaces de dirigir a los F-16 estadounidenses u holandeses que sobrevuelan Afganist¨¢n contra cualquier agresor que ataque a las tropas. "Ya lo hemos probado y los aviones se presentan a los pocos minutos", explica Abajo. Pese a ello, el batall¨®n evita cualquier ostentaci¨®n de fuerza. Patrulla con las armas pesadas cubiertas con fundas y apuntando al cielo: "Somos conscientes de que la poblaci¨®n no quiere ver eso y nosotros no queremos ense?arlo".
La amenaza m¨¢s peligrosa la representan los coches bomba, "un atentado que, aunque no vaya dirigido contra nosotros, puede afectarnos", indica el teniente coronel. En el norte a¨²n no ha ocurrido, pero s¨ª en Kabul, donde "los terroristas est¨¢n consiguiendo que la gente se distancie de las fuerzas que est¨¢n aqu¨ª para proporcionarle seguridad".
Ubicaci¨®n secreta
La misi¨®n de los paracaidistas es asegurar la celebraci¨®n de las elecciones presidenciales del pr¨®ximo d¨ªa 9. Para ello, toda precauci¨®n es poca. En Mazar-i-Sharif se instalar¨¢ uno de los grandes centros electorales de recuento de votos, al que los soldados espa?oles dar¨¢n protecci¨®n. Su ubicaci¨®n se mantiene, sin embargo, en secreto, para evitar que pueda ser atacado. Tampoco se ha hecho p¨²blica la sede de los m¨¢s de 7.000 colegios electorales y las urnas se guardan escondidas para distribuirlas masivamente dos d¨ªas antes de los comicios.
El compromiso del Gobierno es mantener el batall¨®n durante 90 d¨ªas, pero el teniente coronel no descarta una pr¨®rroga si fuese necesaria una segunda vuelta. "Estamos dispuestos a irnos a casa en cuanto acabemos, pero podemos aguantar hasta que nos digan", adelanta Abajo. Si se repitiesen las elecciones, al no obtener ning¨²n candidato m¨¢s de la mitad de los votos, los resultados se proclamar¨ªan el 5 de diciembre. "He pedido a mi gente que se prepare mentalmente para estar aqu¨ª hasta navidades. Si volvemos antes, mejor", afirma.
El proceso electoral se desarrolla sin que se haya completado el desarme de las milicias. En la provincia de Mazar-i-Sharif se han entregado algunas armas, pero no en la vecina Jawsjan. "Nosotros no tenemos la misi¨®n de desarmarles", explica el teniente coronel, "nuestra presencia sirve para que no hagan ostentaci¨®n de las armas y no intimiden a la poblaci¨®n". El nuevo Ej¨¦rcito Nacional Afgano acaba de abrir un cuartel en la ciudad, pero carece de armas pesadas. "No tiene potencia suficiente para enfrentarse a las milicias, pero tampoco tiene inter¨¦s en ello; ambas partes quieren mantener el equilibrio".
Tampoco nadie, ni siquiera la OTAN, parece dispuesta a poner coto al cultivo del opio en Afganist¨¢n, que representa tres cuartas partes de la producci¨®n mundial. "Hay que ir paso a paso", sostiene Abajo: "Primero elecciones, luego estabilidad y despu¨¦s, represi¨®n del narcotr¨¢fico. Nosotros somos militares, no estamos preparados ni creo que debamos implicarnos en esa tarea. Nuestra labor es crear condiciones de seguridad para que se desarrolle el Gobierno afgano y puede acometerla. Pero es un problema muy complejo", advierte: "Mucha gente se financia con eso, y no s¨®lo los terroristas, tambi¨¦n algunos gobernantes locales, al menos en el norte".
Casi el 20% de los miembros del batall¨®n, 93 de 500, son extranjeros con nueve nacionalidades distintas, la mayor¨ªa ecuatorianos y colombianos. Nunca antes se hab¨ªa enviado un contingente con tantos inmigrantes. "Se han integrado muy bien", explica su jefe, "tienen sus peculiaridades, pero estoy seguro de que sienten la bandera espa?ola igual que nosotros y el objetivo de la mayor¨ªa es conseguir la nacionalidad despu¨¦s de tres a?os de servicio en el Ej¨¦rcito". Si la proporci¨®n de extranjeros siguiera aumentando, concluye, "la misi¨®n no cambiar¨ªa, pero es posible que s¨ª lo hiciera la imagen que Espa?a quiere transmitir al mandar sus tropas".
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