Un refugio para la cocina casera en Madrid
VILLA DE FOZ apuesta por platos tradicionales entre los que destacan los pescados
A pesar del imparable avance de la cocina creativa, de los locales de comida r¨¢pida y los restaurantes de dise?o, afortunadamente a la cocina tradicional todav¨ªa le queda un largo recorrido. ?Hay alguien que reniegue de las croquetas de jam¨®n, de la gallina en pepitoria o de la tortilla de patatas? ?Qui¨¦n no admite que las alb¨®ndigas de ternera o los huevos fritos con pimientos son un tesoro gastron¨®mico? Sin cocina popular no habr¨ªa evoluci¨®n, ni fusi¨®n de sabores, ni recetas arriesgadas.
En pleno torbellino de cambios, desde la perspectiva europea sorprende la ¨²ltima corriente surgida en Estados Unidos, confort food (comida confortable, comida refugio), que defiende la sencillez y las recetas familiares frente a las avalanchas de sofisticaci¨®n, globalizaci¨®n y mestizaje. Y eso en un pa¨ªs en el que han cristalizado expresiones tan elocuentes como fast food (comida r¨¢pida), fast casual (r¨¢pida / desenfadada), quick service (servicio fulminante), junk food (comida basura) o self service (autoservicio), que definen maneras diferentes de entender la hosteler¨ªa urbana.
VILLA DE FOZ
Gonzalo de C¨®rdoba, 10. Madrid. Tel¨¦fono 915 93 88 71. Cierra los domingos. Precio aproximado por persona, entre 40 y 50 euros. Huevos rotos, siete euros. Merluza a la gallega, 17,50 euros. Callos a la madrile?a, 11 euros. 'Filloas', cuatro euros.
Pan ... 6,5
Caf¨¦ ... 4
Bodega ... 6
Ambiente ... 6,5
Servicio ... 6,5
Aseos ... 5,5
Villa de Foz es, en estos momentos, uno de los grandes baluartes de la cocina casera madrile?a. Una de las diez casas de comidas -no m¨¢s- que cuidan las materias primas y poseen un servicio eficiente. Su propietario, Manuel Tabares, lleva a?os luchando para pulir sus recetas de pescado, los guisos de carne y otros platos tradicionales. Algunas de sus especialidades ratifican sus or¨ªgenes gallegos. De ah¨ª la delicadeza de sus empanadas, el refinado sabor del pulpo a feira o el acierto de la merluza a la gallega. Con el paso del tiempo, su carta ha ido profundizando en otras recetas regionales. Como muestra, sus chipirones y verduras a la plancha y las croquetas de jam¨®n, m¨¢s que aceptables. O las anchoas de Santo?a, que se perjudican con un pan con tomate arrasado por el ajo.
Pero donde Tabares descubre su oficio es en los pescados al horno, a la sal, rebozados o a la plancha, todos de anzuelo, que llegan a la mesa con el punto exacto, incluidas las grandes piezas. As¨ª lo demuestran la lubina con patatas panadera y los filetes de gallo a la romana. Lo ideal es compartir algunas raciones y concluir con el plato importante. Los devotos de la carne disponen de un buen entrec¨® de vacuno gallego (no de buey) y tambi¨¦n de un chulet¨®n de la misma procedencia. Ambos se sirven sonrosados y se acompa?an de unas patatas crujientes que parecen pedir huevos fritos encima.
Aunque el pan est¨¢ bien, el aceite de oliva es demasiado basto, y el caf¨¦, peor que mediocre.

PLATOS DEL D?A
CUANDO SE TOMA acomodo en las mesas de esta casa, la mejor recomendaci¨®n es dar un vistazo a los platos del d¨ªa. Se agrupan en un listado breve, anexo a la carta, en el que figuran guisos y recetas en rotaci¨®n permanente, casi todas ellas suculentas. En pleno oto?o no suelen faltar los callos a la madrile?a y las manitas de cordero deshuesadas, dos platos estrella capaces de competir con otros de renombre. Y seg¨²n la oferta del mercado, tomates con ventresca, boquerones al estilo del chef o el solomillo de at¨²n rojo a la parrilla. Otra de las especialidades que m¨¢s atraen a sus parroquianos son los arroces, que se sirven caldosos en cazuela de barro y se elaboran con bogavante o con carabineros, dos f¨®rmulas de ¨¦xito.
Villa de Foz es un restaurante sin pretensiones, decorado de forma sencilla, que dispone de dos recoletos comedores, el de la entrada, algo ruidoso, y el interior, m¨¢s tranquilo, al que se accede despu¨¦s de cruzar la cocina. Para concluir, varios postres de diferente envergadura. Seg¨²n los que se soliciten, la impresi¨®n var¨ªa. El pud¨ªn de reques¨®n y la tarta de queso son irreprochables. Las filloas cambian por d¨ªas, y la tarta de chocolate blanco, la de chocolate negro y la de almendras no son para entusiasmar demasiado.
En los ¨²ltimos tiempos, Manuel Tabares se ha esforzado en mejorar la bodega, listado no demasiado extenso en el que figuran algunas marcas de m¨¦rito. En la relaci¨®n de blancos preponderan los albari?os y otros vinos gallegos. En los tintos, fundamentalmente, riojas y riberas del Duero. El gran fallo es que las reservas y crianzas figuran sin fecha de a?ada, un olvido imperdonable.
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Sobre la firma
