Escuela de genios
El colegio granadino Sierra Nevada se convierte en el primer centro de la Junta con programas para superdotados
Cuando Javier (nombre figurado) ten¨ªa tres a?os, descubri¨® una de las grandes verdades de la vida. "No hay que morirse para llegar al cielo", le dijo a su madre. "Vivimos en un planeta, y los planetas flotan en el cielo, as¨ª que ya estamos en ¨¦l". Ahora que tiene siete, este ni?o con sobredotaci¨®n intelectual estudia cuarto de solfeo, toca el piano, sabe de arqueolog¨ªa y de f¨ªsica y est¨¢ en tercero de primaria, un curso por encima de lo que le corresponde por su edad.
Esta "esponja con patas" o "pozo sin fondo", como lo define con humor su madre, es uno de los siete alumnos superdotados del colegio Sierra Nevada. Este centro de Infantil y Primaria del barrio granadino del Zaid¨ªn ser¨¢ el primero de car¨¢cter p¨²blico en dar un tratamiento espec¨ªfico a estos ni?os, que representan el 2% de la poblaci¨®n escolar. Cuando la delegaci¨®n de Educaci¨®n termine esta semana el proceso de selecci¨®n, tendr¨¢n un nuevo profesor s¨®lo para ellos que se dedicar¨¢ a completar sus clases con actividades que cubran su ansia de saber.
Como los discapacitados, los escolares superdotados necesitan una respuesta educativa personalizada. Hasta ahora, la ¨²nica que ten¨ªan era la promoci¨®n autom¨¢tica de cursos, lo que los especialistas llaman "flexibilizaci¨®n curricular". Pero, ¨¦sta "s¨®lo deber¨ªa aplicarse cuando el resto de medidas previas sea insuficiente para cubrir las necesidades especiales del alumno", explica en uno de sus trabajos Mar¨ªa Encarnaci¨®n Fern¨¢ndez, experta en superdotados de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n y una de las madres de este proyecto.
Esas "medidas previas", que hasta ahora s¨®lo impart¨ªan algunos centros privados, son las que se pondr¨¢n en marcha en el colegio granadino desde la pr¨®xima semana. Sus siete alumnos superdotados pasar¨¢n varias horas al d¨ªa junto al nuevo profesor especialista. Durante el resto de su horario escolar, compartir¨¢n clase con los dem¨¢s estudiantes y sus docentes de siempre, a los que se suministrar¨¢ los materiales necesarios para que esos ni?os no se aburran. Un grupo de investigaci¨®n de la facultad de Psicolog¨ªa de Granada evaluar¨¢ la marcha del grupo.
La intenci¨®n es que aprendan al mismo ritmo que los dem¨¢s, pero accediendo a contenidos m¨¢s amplios en los que puedan profundizar. Se trata de sembrarles inquietudes, de picarlos para que aprendan por s¨ª mismos a trav¨¦s de actividades como juegos o talleres. Pero siempre mezclados con el resto de los escolares. "No pueden pasar todo el tiempo en un grupo paralelo porque necesitan socializar con sus compa?eros, uno de sus puntos d¨¦biles", explica Juan de Dios Fern¨¢ndez uno de los t¨¦cnicos de la consejer¨ªa que trabaja en el proyecto.
Bel¨¦n Ros, madre de dos de estos ni?os, pone un ejemplo de sus problemas para relacionarse. "El mayor se ha pasado el verano viendo los dibujos animados de Pok¨¦mon", explica. "Un d¨ªa le pregunt¨¦ si le gustaban. ?l me respondi¨® que no mucho, pero que lo hac¨ªa para tener de que hablar con sus compa?eros cuando volviera al colegio". Ros es la presidenta de la Asociaci¨®n de Padres y Madres de Alumnos Superdotados de Granada. El curso pasado, tras la depresi¨®n de uno de sus hijos, decidi¨® presentar un escrito solicitando un profesor de apoyo.
"La ¨²nica opci¨®n que nos quedaba era gastarnos un dineral para llevar a los ni?os a un centro especializado privado fuera de Granada, as¨ª que decidimos pelear", explica esta madre, harta del desconocimiento de algunos profesores sobre las necesidades de estos alumnos. "Mi hijo lleg¨® un d¨ªa a casa diciendo que no sab¨ªa matem¨¢ticas cuando aprendi¨® antes que nadie a sumar, restar, multiplicar y dividir", cuenta Ros; "lo que pas¨® fue que la profesora no entend¨ªa por qu¨¦ no dibujaba las peras con las que los dem¨¢s ni?os hac¨ªan las cuentas".
"Es cierto que muchas veces no sabemos qu¨¦ hacer", explica Concha Garc¨ªa Mart¨ªn, una de las docentes del centro por cuyas manos han pasado varios de estos escolares. "Si los pones a trabajar con el resto de los ni?os, no entienden c¨®mo se comporta el grupo y tratan de poner orden", a?ade. "Al final, sus propios compa?eros los rechazan porque se dan cuenta de que no piensan como ellos".
Garc¨ªa Mart¨ªn recuerda c¨®mo uno de sus alumnos no era capaz de escribir a mano: "Ten¨ªa un lenguaje mucho m¨¢s amplio que los dem¨¢s, pero como en casa usaba siempre el ordenador, no entend¨ªa la utilidad del l¨¢piz". Situaciones como ¨¦sta son las que dejan descolocados a los profesores. "Te sientes desamparada", confiesa la profesora.
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