En los l¨ªmites de la mente

Una pel¨ªcula como Hipnos, debut en la realizaci¨®n de David Carreras, exige de su espectador algo que no siempre ¨¦ste est¨¢ dispuesto a conceder, y mucho menos cuando el espectador lo es de un g¨¦nero como el terror: exige paciencia.

Porque los devaneos, a menudo rid¨ªculos y casi siempre impredecibles de la doctora Vargas (la solvente Cristina Brondo, en el primer papel realmente protagonista de su carrera); los inconsistentes avances de su investigaci¨®n criminal en el lujoso sanatorio mental del doctor S¨¢nchez Blanch (Feodor Atkine), se antojan un sencillo delirio de guionista.

Pero nada es lo que parece en esta pel¨ªcula extra?a, que le sirve a Carreras para mostrar un peculiar sentido de la narraci¨®n y un elegante uso de la elipsis. De manera que, si el espectador no se deja llevar por las emociones primarias y permanece atento a lo que la pantalla le muestra, en el tercio final de la pel¨ªcula se ver¨¢ recompensado, y lo que parec¨ªa simple capricho o incluso impericia, se revelar¨¢ astuta estrategia de creaci¨®n de sentido.

Debut estimulante

As¨ª, cuando el filme acabe, la historia que ¨¦ste cuenta lucir¨¢ mucho m¨¢s coherente y ajustada a una clausura del relato bastante sorprendente, y aunque casi todo lo visto en ¨¦l suene un poco a d¨¦ja vu, ello no obstar¨¢ para que Hipnos arroje una cierta luz sobre su creador, David Carreras, cuyo debut en un g¨¦nero tan devastado como el terror hisp¨¢nico se antoja algo, como m¨ªnimo, estimulante.