El precio de las armas se dispara en Gaza
El precio de la armas se ha disparado en la franja de Gaza. Un fusil de asalto Kal¨¢shnikov nuevo, fabricado en China o en la antigua Yugoslavia, f¨¢cilmente identificables por sus cachas de pl¨¢stico, puede llegar a costar entre 3.000 y 5.000 d¨®lares, pulverizando todos los precios anteriores establecidos en las bolsas callejeras que durante mucho tiempo establecieron una paridad clara: mil d¨®lares el fusil.
El precio de los proyectiles tambi¨¦n ha seguido la misma t¨®nica ascendente y las 30 balas del cargador se venden por un precio de 100 d¨®lares.
La escalada de los precios de las armas es el fruto de una serie de restricciones y cierres impuestos por el Ej¨¦rcito israel¨ª, que impiden a las bandas mafiosas del sur de la franja de Gaza traer sus productos de Egipto y, a¨²n m¨¢s, trasladarlos libremente hacia el norte de la zona. Pero no s¨®lo ha subido el precio de las armas. El kilo de tomates del sur, que antes se vend¨ªa a menos de un c¨¦ntimo de d¨®lar, se ha multiplicado ahora por siete.
La precariedad de los arsenales ha obligado a las organizaciones radicales palestinas a empezar a desenterrar los viejos alijos de las ¨¦poca colonial, reciclarlos y ponerlos r¨¢pidamente en circulaci¨®n en el mercado, en un esfuerzo desesperado por no parar la Intifada. Se est¨¢n reciclando alijos de p¨®lvora, pero tambi¨¦n armas y cualquier tipo de munici¨®n.
La mayor preocupaci¨®n de los artificieros es, sin embargo, la de perfeccionar los misiles artesanales Kassam 2. Es una carrera sin descanso. Hace dos a?os los misiles ten¨ªan un alcance de dos a tres kil¨®metros; hoy con un poco de suerte llegan a objetivos situados a ocho kil¨®metros. Los t¨¦cnicos ambicionan alcanzar los 15 o 20 kil¨®metros, para golpear as¨ª la ciudad portuaria de Askelon, al norte de la franja de Gaza. El secreto para desarrollar la tecnolog¨ªa militar palestina radica en encontrar un producto qu¨ªmico que permita potenciar la carga de gasolina, sin aumentar su peso. Se asegura que en los ensayos previos han muerto ya por explosiones fortuitas un buen n¨²mero de artilleros. Nunca un arma hab¨ªa provocado tantas bajas en campo propio.
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