Otra vuelta de fado

Ella sola al piano. Las primeras notas de lo que podr¨ªa ser una sonata rom¨¢ntica. Pero no, es un fado lisboeta. Lo canta sin despegarse de la banqueta y el caudal de voz, ¨¦sa voz multit¨ªmbrica capaz de hacer vibrar los cristales, contrasta con su delicadeza al piano.

Por dentro do fado se llama el nuevo espect¨¢culo de Dulce Pontes. Primicia de un ambicioso proyecto, El coraz¨®n tiene tres puertas, que ir¨¢ desvelando poco a poco, vino a ser un viaje por distintas formas de sentir, interpretar y escribir ese fado, que para ella sigue siendo manantial infinito de posibilidades: desde los cl¨¢sicos de Carlos Gon?alves hasta las obras de los an¨®nimos populares.

El compositor y guitarrista franc¨¦s Pascal Gaigne -conocido por su banda sonora para El sol del membrillo, de V¨ªctor Erice- es el actual escudero de la cantante de Montijo. El fado m¨¢s tradicional, con esa sonoridad tan particular de una refinada guitarra portuguesa en primer plano, apareci¨® hacia la quinta canci¨®n. Para regresar en su excelente interpretaci¨®n, ya en los bises, de Estranha forma de vida, que Am¨¢lia Rodrigues confes¨® haber escrito cuando ten¨ªa treinta a?os y se quer¨ªa morir.

El fado, tras a?os de plomo, ha iniciado el siglo con una inesperada vitalidad. Dulce Pontes, que se siente en parte responsable de ello, parece haber o¨ªdo de nuevo su llamada. Cuando acierta con el tono y la intenci¨®n el resultado es notable, pero el poder¨ªo ilimitado de su voz la pierde. Tiene por costumbre cantarlo a todo volumen. Siente as¨ª las canciones, asimismo las canta y nadie le discute su entrega. Se ha ganado por aqu¨ª a un p¨²blico fiel que gusta de sus derroches.