Utop¨ªa
Con las elecciones generales, la victoria socialista, y la salida de las tropas espa?olas de Irak, resultaba dif¨ªcil de prever el cariz que para nuestro pa¨ªs iban a tomar los acontecimientos en lo relativo a la cuestionada crisis entre civilizaciones cuando se produjo la intervenci¨®n del presidente Rodr¨ªguez Zapatero ante la Asamblea General de las Naciones Unidas que tras unos d¨ªas de reflexi¨®n, cada vez m¨¢s, por ingenua comparto. Ingenuidad que implica decir la verdad aunque perjudique, e incluso aportar una buena dosis de utop¨ªa.
Desde Plat¨®n en La Rep¨²blica y m¨¢s concretamente desde Tom¨¢s Moro a nuestros d¨ªas, los pol¨ªticos han aspirado siempre a estados tan felices como el de la isla de su obra De optimo reipublicae statu, deque nova insula Utopia, que regida por sabias leyes, se encuentra ajena a las situaciones de dominaci¨®n, y es all¨ª donde la justicia, la virtud, y el poder de la inteligencia, conjugan la fantas¨ªa y la l¨®gica.
Coincido pues as¨ª con el contenido de la citada intervenci¨®n en lo relativo a que la pobreza hoy es la causa principal del conflicto entre civilizaciones, que aparece tras las diferencias religiosas, y que la forma de superar los integrismos pasa por la formaci¨®n. Para ello la globalizaci¨®n en nuestros d¨ªas implica nuevos riesgos pero tambi¨¦n mayores oportunidades. En unos a?os puede avanzarse en la escolarizaci¨®n y en el conocimiento cultural m¨¢s que se hizo en siglos, y de este modo superar los riesgos de la confrontaci¨®n.
Debe contemplarse igualmente la integraci¨®n de los emigrantes, pues tras decenas de pateras naufragando ante nuestras costas y centenares de desaparecidos tratando de huir de la miseria para alcanzar una vida digna de ser vivida, la situaci¨®n de los emigrantes sin papeles exige soluciones pol¨ªticas, para poner fin a la cadena de muertes que se viene sucediendo o a situaciones de explotaci¨®n en el mejor de los casos.
El retraso en la regularizaci¨®n de los que carecen de documentaci¨®n s¨®lo favorece a la precariedad de los necesitados y a la corrupci¨®n entre los intermediarios sin escr¨²pulos. El Gobierno hoy se encuentra ante la exigencia de abordar cuanto antes este problema. Los factores que intervienen en el proceso de exclusi¨®n son fundamentalmente de tipo econ¨®mico. En la estructura econ¨®mica mundial el 14 por 100 de la poblaci¨®n acapara el 75 por 100 del producto bruto global. Los pa¨ªses desarrollados deben saldar ya la deuda a los pa¨ªses necesitados y aportar la contribuci¨®n acordada para su desarrollo sin excusarse por m¨¢s tiempo con el car¨¢cter d¨¦bil de la democracia de ¨¦stos, que sin duda saldr¨¢ favorecida.
Es la hora de los ciudadanos, precisamente gracias a la globalizaci¨®n, pues nunca hasta la fecha el movimiento civil hab¨ªa estado tan generalizado. Se deben buscar ya las causas del enfrentamiento y no s¨®lo combatir sus efectos. No cabe profundizar en la econom¨ªa global sin ni siquiera plantear la justicia global, porque s¨®lo con una pol¨ªtica basada en la justicia podr¨¢ conseguirse la eliminaci¨®n de las desigualdades, la aceptaci¨®n de las diferencias, y la comprensi¨®n del otro como portador de valores tan sensibles para su defensa como los nuestros. Efectivamente todos somos en alg¨²n momento el otro y alguien ten¨ªa que recordar, por sorprendente que por ingenua resulte la intervenci¨®n de Rodr¨ªguez Zapatero, que ninguna consideraci¨®n merece que nosotros no asumamos el riesgo del entendimiento, de nuestra colaboraci¨®n al desarrollo y con ello a la extensi¨®n de la democracia.
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