El presidente suspende en la asignatura econ¨®mica
Un desempleo rampante, un d¨¦ficit sin control y los altos precios de la energ¨ªa son las principales bazas de Kerry contra Bush
El senador John Edwards, la mano derecha del candidato dem¨®crata a las presidenciales en EE UU, John Kerry, hac¨ªa una afirmaci¨®n dram¨¢tica en su cara a cara de hace una semana con el vicepresidente Dick Cheney: "Millones de personas han perdido su trabajo. Millones est¨¢n en la pobreza. Los ingresos de las familias caen. Los costes m¨¦dicos est¨¢n m¨¢s altos que nunca. No creo que el pa¨ªs pueda aguantar cuatro a?os m¨¢s este tipo de experiencias". A partir de esta exposici¨®n se podr¨ªa preguntar si el sue?o americano se ha desvanecido o est¨¢ en peligro despu¨¦s de cuatro a?os con George W. Bush al frente de la mayor potencia econ¨®mica del mundo.
La econom¨ªa jugar¨¢ un papel decisivo en la opini¨®n de los electores a la hora de dirigir su voto el 2 de noviembre, aunque no tanto como en elecciones anteriores, porque hoy es la seguridad lo que m¨¢s preocupa a los ciudadanos. Sin embargo, la experiencia de George Bush padre en 1992 muestra que si los votantes no perciben signos reales de recuperaci¨®n, las urnas pasan factura. Un detalle que los estrategas de campa?a tienen muy en cuenta. Por eso el mensaje de Bush se concentra en reiterar que lo malo ha pasado y que la econom¨ªa crece gracias a las pol¨ªticas adoptadas para superar la crisis.
El d¨ªa de las elecciones coincidir¨¢ exactamente con el fin, tres a?os antes, de la recesi¨®n en la que entr¨® EE UU por el estallido de la burbuja tecnol¨®gica en Wall Street en marzo de 2000, que dur¨® seis meses. Los datos invitan a ver ahora el vaso medio lleno, en el caso de los republicanos, o medio vac¨ªo, para los dem¨®cratas. Pero si EE UU fuera una gran empresa y George W. Bush su consejero delegado, hay dudas sobre si todav¨ªa seguir¨ªa al mando del tim¨®n. ?ste es el estado de la econom¨ªa a tres semanas de las elecciones:
- Crecimiento. En EE UU todo lo que sea crecer por encima del 3,5% anual se considera bueno, una tasa de crecimiento del PIB con la que sue?a Europa. ?sa es la media que se registra entre el primer trimestre de 2002 y el segundo de 2004. Los est¨ªmulos fiscales -recortes de impuestos e incremento del gasto p¨²blico- introducidos por la Casa Blanca y los bajos tipos de inter¨¦s llevaron la tasa de crecimiento hasta el 8,5% durante el tercer trimestre de 2003. Pero el efecto de ese doble impulso ha ido desapareciendo y durante el segundo trimestre de 2004 se creci¨® al 3,3%. Los economistas calculan que sin esos est¨ªmulos, el crecimiento hubiera sido del 2%, por eso dicen que hay cierta incertidumbre sobre la evoluci¨®n futura del PIB.
- Empleo. Es la parte del motor que no termina de funcionar. El presidente Bush cerrar¨¢ su mandato con una destrucci¨®n neta de 812.000 empleos -600.000 si se tiene en cuenta la proyecci¨®n de octubre-, una situaci¨®n que no se ve¨ªa desde la Gran Depresi¨®n. La Casa Blanca contaba con sacar el mercado laboral de su profunda anemia antes de las elecciones, recuperando los 2,4 millones de empleos destruidos durante la crisis. Pero en septiembre s¨®lo se firmaron 96.000 nuevos contratos, muy por debajo de la media de 138.000 empleos mensuales registrados desde agosto de 2003. La tasa de paro, entre tanto, cay¨® de un m¨¢ximo del 6,3% en junio de 2003 al 5,4% el pasado septiembre. El n¨²mero total de parados asciende a 8 millones. A esto se le suma que los costes suben m¨¢s r¨¢pido que los salarios y que buena parte del empleo que se crea es temporal y de baja calidad.
- Consumo. La pregunta que se hacen los economistas a partir de este ritmo de contrataci¨®n es si el mercado laboral es lo suficientemente fuerte para generar un incremento de los ingresos en las familias y potenciar el consumo, del que se nutren dos terceras partes del PIB estadounidense. Los ¨²ltimos datos muestran el debilitamiento de este indicador clave, que entre abril y junio subi¨® apenas un 1,6%, frente al 4,1% del primer trimestre.
- Petr¨®leo. El impacto del alza de la energ¨ªa no supone un riesgo a¨²n para la econom¨ªa y el consumo. Pero si el barril de crudo se mantiene por encima de los 50 d¨®lares, los combustibles para calefacci¨®n se encarecer¨¢n mucho este invierno y podr¨ªan cambiar los h¨¢bitos de consumo. Se calcula que un incremento de 15 d¨®lares en el precio del barril, como el que se registra desde comienzos de a?o, podr¨ªa disminuir en un punto el crecimiento del PIB.
- D¨¦ficit. Es el segundo gran manch¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica de la Administraci¨®n republicana y se sigue con preocupaci¨®n desde fuera de EE UU, por el impacto que puede tener en la econom¨ªa global. La degradaci¨®n de las finanzas marc¨® este a?o fiscal un nuevo r¨¦cord al cifrarse el d¨¦ficit p¨²blico en 422.000 millones de d¨®lares, equivalente al 3,6% del PIB, frente a un super¨¢vit de 127.000 millones que se hered¨® de Clinton. Si se mantiene la pol¨ªtica fiscal actual, los n¨²meros rojos para la pr¨®xima d¨¦cada se elevar¨¢n a los 2,3 billones.
A esto hay que sumar el aumento del d¨¦ficit en la balanza de pagos, que en el segundo trimestre marc¨® un nuevo r¨¦cord, al sumar 166.200 millones de d¨®lares, equivalentes al 5,7% del PIB. En 2003 las cuentas cerraron con un saldo negativo de 541.800 millones de d¨®lares. Su efecto combinado con la degradaci¨®n de las finanzas p¨²blicas incrementa las cr¨ªticas contra la gesti¨®n econ¨®mica de la Casa Blanca, que dicen que EE UU vive por encima de sus posibilidades.
- Tipos. La baja inflaci¨®n permiti¨® a la Reserva Federal (Fed) mantener los tipos de inter¨¦s en el 1% durante un a?o, hasta que en junio pasado empez¨® a subir los tipos. Despu¨¦s de tres alzas consecutivas, el precio del dinero esta ahora en el 1,75%, a medio camino de lo que los economistas consideran como un nivel equilibrado (3,5%) si se tienen en cuenta las actuales tasas de crecimiento y la evoluci¨®n de los precios. A mediados de 2000, el precio del dinero en EE UU estaba en el 6,5%. El elevado d¨¦ficit fiscal y por cuenta corriente podr¨ªa obligar a la Fed a subir los tipos con m¨¢s prisa para compensar los desequilibrios.
Deslocalizaci¨®n. La pol¨ªtica de deslocalizaci¨®n de empleos fue el primer punto de enfrentamiento entre Bush y Kerry. Los republicanos favorecen con sus pol¨ªticas la "exportaci¨®n" de empleos fuera de EE UU, como una v¨ªa para preservar la competitividad de las grandes corporaciones frente a las econom¨ªas emergentes. Los dem¨®cratas opinan lo contrario, con el argumento de que esos empleos se podr¨ªan estar creando en territorio nacional y proponen aplicar un impuesto a las empresas que saquen los empleos fuera de EE UU.
La amenaza de las pensiones
Gane quien gane el 2 de noviembre, el gran reto al que tendr¨¢ que hacer frente el futuro presidente es sanear sus cuentas p¨²blicas para poder soportar la ola de jubilaciones entre la generaci¨®n del baby-boom, que comenzar¨¢ a partir de 2008. El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, no se cansa de urgir a los legisladores a que tomen decisiones para corregir la situaci¨®n y revisar la pol¨ªtica de gasto. La Fed avisa de que el efecto combinado del d¨¦ficit y del envejecimiento puede acabar por desestabilizar los cimientos de la econom¨ªa de Estados Unidos.
La Reserva Federal calcula que en 2011 el sistema de salud deber¨¢ soportar a 77 millones de nuevos pensionistas. Hoy, la carga social de un jubilado la llevan tres trabajadores. En un par de d¨¦cadas ser¨¢n s¨®lo dos trabajadores. El gasto p¨²blico en pensiones y salud representa el 7% del PIB. En 2030 se elevar¨¢ al 12%. La Fed insiste en que las reformas deben garantizar unos ingresos justos durante la vejez. Los candidatos no dan detalles de lo que har¨¢n y se limitan a vender en su campa?a que recortar¨¢n el d¨¦ficit a la mitad en cinco a?os, en el caso de Bush, y cuatro, en el de Kerry.
Los rivales proponen planes radicalmente distintos para reducir los costes de los seguros y ampliar la cobertura m¨¦dica. El ¨²ltimo censo cifra en 45 millones las personas sin protecci¨®n sanitaria, cinco millones m¨¢s que en 2000. Kerry propone conceder apoyos a las empresas para que cubran a sus empleados y extender los programas p¨²blicos a los m¨¢s pobres, con el objetivo de asegurar a 27,3 millones de estadounidenses m¨¢s. Bush opta por la v¨ªa de los apoyos individuales, a trav¨¦s de devoluciones de impuestos y reformas en el sector de seguros.
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