Bush pierde los debates, no las elecciones
Kerry domina los estrados, pero el presidente gusta m¨¢s aunque no tenga propuestas nuevas
John Kerry resucit¨® en el primer debate presidencial, celebrado hace dos semanas en Miami y en el que George W. Bush naufrag¨®. En el de San Luis de hace una semana, el presidente mejor¨® sin que el senador decayera; y ayer, en Phoenix, Bush complet¨® su recuperaci¨®n, pero de nuevo el dem¨®crata mantuvo bien el tipo. Los sondeos discrepar¨¢n -el de Gallup le da la victoria a Kerry por 52 contra 39 y el de ABC considera que quedaron casi igualados-, pero el debate de Arizona fue lo m¨¢s parecido a un empate. La gran diferencia con Miami fue que Bush estuvo compuesto en Phoenix, evit¨® poner caras raras cuando escuchaba a Kerry y expuso sus argumentos con m¨¢s convicci¨®n. La recuperaci¨®n ya hab¨ªa comenzado en San Luis, con un formato -preguntas de la audiencia- con el que ambos se sintieron c¨®modos.
De la comparaci¨®n entre las tres actuaciones y del an¨¢lisis de su repercusi¨®n se deduce que los debates han recuperado un papel central en el proceso electoral: empezaron devolviendo a Kerry a la competici¨®n y acabaron demostrando que no conviene subestimar a Bush, a pesar de que se desenvuelve peor con cifras y preguntas, porque su visi¨®n de la realidad es, en el mejor de los casos, peculiar. Pero sus limitaciones las compensa con una empat¨ªa mejor con la gente: Bush gusta m¨¢s, cae m¨¢s simp¨¢tico, aunque no domine los temas, no proponga iniciativas nuevas o mire para otro lado cuando no le gusta lo que ve. Kerry ha demostrado ser el mejor en el estrado -porque tiene todas las cifras en la cabeza y las expone con claridad, contundencia y maneras presidenciales- y ha ganado un poco en emoci¨®n y calor humano -en Phoenix la gente vio que a veces se r¨ªe de s¨ª mismo, una de las armas secretas de Bush-, pero no debe fiarse s¨®lo de su rendimiento en los debates. Se pueden ganar los debates y perder las elecciones.
Desde un punto de vista partidista lo recordaba, en la madrugada de ayer, Karl Rove, principal asesor de Bush, cuando dec¨ªa a un grupo de periodistas: "Para m¨ª, Bush ha sido mejor en el contenido y en la forma, m¨¢s fuerte; ¨¦l representa al norteamericano medio, y Kerry, no. Pero eso no es lo importante. Ganar debates puede llevar a perder elecciones. ?Saben ustedes qui¨¦n gan¨® el debate entre Reagan y Mondale en el que Reagan dijo que no iba a explotar, en beneficio propio, la inexperiencia y la juventud de su adversario? Lo gan¨® Mondale. Semanas despu¨¦s, perdi¨® las elecciones".
Rove olvid¨® decir que Reagan nunca hab¨ªa dejado de ir por delante en los sondeos, pero su razonamiento tiene sentido. Se pueden ganar los debates y perder las elecciones, porque los debates sirven para afianzar a los partidarios, no para convencer a los indecisos. Quedan dos semanas y media de intensa campa?a, de publicidad agresiva, y el margen de maniobra es amplio. Los dem¨®cratas creen que tienen la elecci¨®n al alcance de la mano: "Estamos donde est¨¢bamos en 2000, y vamos a dar un salto adelante", pronostica Terry McAuliffe, presidente del partido. "Tenemos medios y recursos como nunca, el pa¨ªs quiere el cambio, y el cambio se llama John Kerry", seg¨²n el senador Bob Men¨¦ndez.
Pero los republicanos estaban entusiasmados tambi¨¦n: "El presidente ha ganado por goleada, y al final, los estadounidenses ver¨¢n un panorama en el que Bush les da confianza y les ofrece m¨¢s seguridad y una econom¨ªa que mejora", en palabras del asesor Ken Mehlman. "Bush articul¨® su visi¨®n y expuso su personalidad en una forma que se ver¨¢ recompensada en las urnas, y que la gente estar¨¢ orgullosa del liderazgo que demostrar¨¢ en los pr¨®ximos cuatro a?os", seg¨²n Andrew Card, jefe de Gabinete de la Casa Blanca.
Lo importante de las ¨²ltimas dos semanas es que los debates han contado, han cambiado la din¨¢mica que exist¨ªa, "se han impuesto a la campa?a publicitaria y han atra¨ªdo a una buena parte de la ciudadan¨ªa", seg¨²n el experto en comportamientos electorales Earl de Berge, que cree que "han causado una fluidez de opiniones muy inusual". Del 15% al 24% del electorado "est¨¢ dudando". Los indecisos tomar¨¢n una decisi¨®n "seg¨²n la confianza que les inspire cada candidato, y aunque Kerry sea el ganador de los debates, Bush puede contrarrestarlo si se impone en la batalla de la credibilidad y la confianza".
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