El rechazo a Bush contrasta con la simpat¨ªa a EE UU

Si los ciudadanos de los 10 pa¨ªses en los que se han realizado estas encuestas pudieran votar, con la excepci¨®n de Israel, el 2 de noviembre, elegir¨ªan masivamente a Kerry frente a Bush. En Espa?a, sin lugar a dudas, el 76,8% tiene una opini¨®n mala o bastante mala de Bush, y aunque Kerry sigue siendo un valor desconocido (56,3%) para los espa?oles, pese a que no esperan un cambio radical de pol¨ªtica exterior si triunfa el dem¨®crata, un 57,6% preferir¨ªa que ganase, frente a un mero 12,9% que opta por Bush.

Las encuestas muestran en general una misma pauta en casi todos estos pa¨ªses: rechazo a la invasi¨®n de Irak, rechazo a la Administraci¨®n de Bush, apoyo no entusiasta a una victoria de Kerry, pero sin caer en un claro antiamericanismo en el sentido de rechazo a los americanos o a su sociedad.

Esto ocurre tambi¨¦n en la sociedad espa?ola, la que con M¨¦xico mayor rechazo (79,5%) a la guerra de Irak registra. Sin embargo, pese a que la mala imagen de Bush haya contribuido a deteriorar la imagen de EE UU en este pa¨ªs, un 47,3% tiene una buena opini¨®n de "los americanos", frente a un 32,5% que la tienen mala. La divisi¨®n izquierda/derecha en Espa?a es patente a este respecto. El antiamericanismo es marcado en los extremos (de la derecha y de la izquierda), pero no en el centro. Ahora bien, incluso entre los votantes del PP, un 56,5% considera no justificada la intervenci¨®n en Irak.

A juzgar por estos sondeos, y aunque no sea una cuesti¨®n un¨ªvoca, la Administraci¨®n de Bush es la gran responsable de haber despilfarrado en estos tres a?os un gran capital de simpat¨ªa del mundo entero hacia Estados Unidos. Este capital cuenta casi tanto para la gesti¨®n del mundo como el m¨¢s material del dinero o las fuerzas militares, pues tiene una componente moral, pol¨ªtica y social. Pocas veces ha estado una Administraci¨®n tan sola como ¨¦sta ante la situaci¨®n que ha creado en Irak. Sea con un Bush reelegido o con un Kerry victorioso, Estados Unidos necesitar¨¢ ayuda internacional para salir de estas arenas movedizas en las que ha ca¨ªdo por temeridad, ideolog¨ªa e incompetencia.

Ese capital de simpat¨ªa nunca hab¨ªa estado tan alto como tras el ataque terrorista del 11-S. Tres a?os despu¨¦s, sobre todo debido a la guerra de Irak, la visi¨®n de los ciudadanos de la Administraci¨®n y de EE UU en los pa¨ªses entrevistados, de Jap¨®n a M¨¦xico pasando por gran parte de Europa, roza niveles m¨¢s que preocupantes, desde luego en Espa?a. Incluso durante la larga guerra de Vietnam, las distintas Administraciones lograron aislar su guerra all¨ª, de la marcha de las relaciones transatl¨¢nticas. Pero Irak es otra cosa, por su importancia regional y estrat¨¦gica, por el nivel de enga?o, por la erupci¨®n de una opini¨®n p¨²blica global y porque se considera que esta guerra no ha ayudado en la lucha contra el terrorismo.

Las opiniones p¨²blicas de casi todos los pa¨ªses europeos que aqu¨ª se examinan son coincidentes, incluso en el Reino Unido, donde los brit¨¢nicos no est¨¢n menos opuestos a la invasi¨®n de Irak o a Bush que otros. La gran excepci¨®n es Israel, que se inclina claramente por esta guerra, por Bush y porque Estados Unidos siga ejerciendo un papel de liderazgo mundial. Esto sirve para explicar por qu¨¦ una de las grandes fisuras que agrandan la brecha transatl¨¢ntica son, justamente, las perspectivas opuestas entre israel¨ªes y europeos.

En menor medida, en esta actitud m¨¢s ben¨¦vola con Bush se sit¨²a Rusia. Tambi¨¦n los rusos, quiz¨¢ como consecuencia de su pasado y ansias de gran potencia, son de los que m¨¢s creen que Estados Unidos debe desempe?ar el papel de polic¨ªa mundial, mientras que desde Europa predomina la visi¨®n de que la hiperpotencia tiene una influencia excesiva.

Se han roto muchos platos en estos tres a?os. Pero estas encuestas reflejan que, gane Bush o Kerry, el terreno demosc¨®pico ofrece posibilidades, o incluso un mandato, de recomposici¨®n de las relaciones transatl¨¢nticas que los ciudadanos apoyar¨ªan siempre que fueran razonables. En todos estos pa¨ªses ganan los que otorgan bastante o mucha importancia a tener buenas relaciones con Estados Unidos (nada menos que 77,2% en el caso de Espa?a). Tras el 2 de noviembre quiz¨¢ no sea tan dif¨ªcil lograrlo... si Washington tambi¨¦n se mueve.