Los territorios del imperio azteca
El Guggenheim y el Metropolitan de Nueva York dedican exposiciones a la cultura mexicana, que protagonizar¨¢ 100 actos en noviembre
No es frecuente poder admirar el arte precolombino mexicano fuera de su pa¨ªs natal y mucho menos en un contexto tan ins¨®lito como el Museo Guggenheim de Nueva York, dedicado, salvo raras excepciones, al arte moderno y contempor¨¢neo. Por eso, la exposici¨®n El imperio azteca, que se exhibe desde ayer y hasta el 13 de febrero para despu¨¦s viajar a la sede del museo en Bilbao, adquiere a¨²n m¨¢s fuerza de la que ya tienen de por s¨ª las 435 obras escogidas para ilustrar la grandeza de un imperio que floreci¨® entre los siglos XIII y el XVI. Adem¨¢s, el martes se inaugurar¨¢ en el Metropolitan Museum of Art la muestra La herencia del poder: antigua escultura del oeste de M¨¦xico, que reunir¨¢ 40 figuras de cer¨¢mica que caracterizaron la representaci¨®n humana en el arte de los pueblos de la Sierra Madre de hace m¨¢s de 2.000 a?os.
"El arte azteca dej¨® su huella en todo M¨¦xico, y eso es lo que hemos tratado de reflejar", afirma Felipe Sol¨ªs
Ambas exposiciones sirven de exquisito pre¨¢mbulo a la invasi¨®n de acontecimientos relacionados con la cultura mexicana que llegar¨¢n a la gran manzana el pr¨®ximo noviembre. Aunque las muestras del Guggenheim y el Metropolitan se centran en culturas ancestrales, su presencia abre boca ante la programaci¨®n de m¨¢s de 100 actos art¨ªsticos con los que se aspira a ofrecer en Nueva York el rostro m¨¢s innovador de todos los ¨¢mbitos de la cultura mexicana actual. Bajo el t¨ªtulo Mexico now y en un intento de demostrar que existen muchos creadores de generaciones posteriores a la de Frida Kahlo y Diego Rivera, a los que se considera embajadores por antonomasia del arte moderno mexicano, Nueva York acoger¨¢ m¨²sica, escultura, pintura, danza, teatro, cine, debates y literatura en colaboraci¨®n con unos cuarenta centros culturales de la ciudad, entre los que se incluye el Instituto Cervantes espa?ol.
Pero hasta que el M¨¦xico del presente despliegue todos sus tent¨¢culos por la ciudad, el contraste entre la modernidad de la sede del Guggenheim de Nueva York, firmada por el arquitecto Frank Lloyd Wright, y la fuerza de las creaciones del imperio azteca, que floreci¨® pr¨¢cticamente a la vez que el Renacimiento recorr¨ªa Europa, servir¨¢n para acentuar el car¨¢cter ¨²nico de aquella cultura, cuyas huellas siguen estando presentes en el paisaje mexicano y de alguna manera han marcado tambi¨¦n la tradici¨®n art¨ªstica actual de ese pa¨ªs.
Organizada en colaboraci¨®n con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia de M¨¦xico, la exposici¨®n El imperio azteca incluye hallazgos arqueol¨®gicos nunca antes mostrados fuera de aquel pa¨ªs y constituye la muestra m¨¢s exhaustiva del arte y la cultura azteca, superando a la alabada exposici¨®n Aztecas, que recorri¨® Europa el pasado a?o. "Aquella muestra se limitaba a los aztecas como pueblo, pero en este caso tambi¨¦n hemos tratado de explorar el imperio, a los contempor¨¢neos que fueron sometidos por ellos, recorriendo as¨ª los diversos territorios en los que impusieron su cultura, como hicieron los romanos en Occidente. Cuando se piensa en el Renacimiento italiano inmediatamente se piensa en Leonardo da Vinci, en Miguel ?ngel, en Florencia, pero tambi¨¦n en Venecia o en Roma. La creatividad y la monumentalidad del arte azteca dejaron su huella en todo M¨¦xico y eso es lo que hemos tratado de reflejar aqu¨ª, donde hemos reunido piezas procedentes de 40 museos", explica Felipe Sol¨ªs, comisario de la exposici¨®n y director del Museo Nacional de Antropolog¨ªa e Historia de M¨¦xico.
El pueblo azteca, caracterizado por la visi¨®n mesi¨¢nica del dominio sobre el universo, fund¨® en 1325 su ciudad-capital M¨¦xico-Tenochtitl¨¢n (el actual DF) en medio del altiplano mesoamericano y desde all¨ª extendi¨® su supremac¨ªa militar y pol¨ªtica por todo el territorio, alcanzando los l¨ªmites del imperio tarasco que dominaba el occidente mexicano. A su poder¨ªo correspondi¨® el florecimiento de un estilo art¨ªstico que penetr¨® parte de Mesoam¨¦rica y que utiliz¨® formas y s¨ªmbolos que se impusieron en el lenguaje art¨ªstico, sobrepasando las barreras ling¨¹¨ªsticas que separaban a los diferentes pueblos.
La importancia de los animales, representados en esculturas de piedra de gran realismo, al igual que el influjo de las culturas precedentes, cuyos s¨ªmbolos fueron adoptados y transformados por los aztecas, queda patente en una muestra en la que, entre otros tesoros, hay esculturas de piedra a gran escala, l¨¢pidas, braseros policromados, figuras de barro cocido y delicadas joyas de oro. "Este metal caracteriz¨® al imperio azteca mientras que el espa?ol estuvo caracterizado por la plata. Esta diferencia quedar¨¢ subrayada cuando la muestra viaje a Bilbao. El Guggenheim espa?ol es mucho m¨¢s grande, por lo que la exposici¨®n podr¨¢ ampliarse aprovechando la tem¨¢tica del contacto entre los aztecas y los espa?oles", anunci¨® Sol¨ªs, quien record¨® que fue el conquistador espa?ol Hern¨¢n Cort¨¦s el que dio la estocada definitiva al imperio azteca en 1521.
En contraste con la grandiosidad de aquel pueblo, el Metropolitan ofrece una modesta exposici¨®n que viaja mucho m¨¢s atr¨¢s en el tiempo, hasta el 300 antes de Cristo, pero que a trav¨¦s de peque?as esculturas en barro ofrece la representaci¨®n de guerreros, bailarines, m¨²sicos, hombres jugando a la pelota y parejas consideradas fundadoras de las diversas dinast¨ªas de los pueblos que habitaron las zonas volc¨¢nicas del M¨¦xico occidental hace m¨¢s de dos milenios.
Babelia
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