Cuba-Espa?a: cambio de rumbo
Presi¨®n o di¨¢logo? ?Apoyo abierto a la disidencia, o matizado, para mantener la interlocuci¨®n con el Gobierno de Fidel Castro? ?Una estrategia hacia Cuba basada en principios, o en criterios de eficacia? La llegada a La Moncloa de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, despu¨¦s de ocho a?os de gobierno del Partido Popular -que hizo del anticastrismo militante una bandera-, ha reabierto el debate en Espa?a y en el seno de la UE sobre la necesidad de repensar y cambiar la pol¨ªtica europea hacia el r¨¦gimen de La Habana. El nuevo Gobierno espa?ol defiende que la actual estrategia de sanciones ha servido de poco, y es partidario del acercamiento y el di¨¢logo con las autoridades cubanas como el m¨¦todo m¨¢s adecuado para promover los derechos humanos y las libertades en la isla.
La disidencia cree que las autoridades cubanas no han dado ninguna muestra de acabar con la represi¨®n y que no quieren el di¨¢logo
Ya se sabe: todo lo que tiene que ver con Cuba, y m¨¢s a¨²n con la revoluci¨®n de Fidel Castro, provoca pasiones y enfrentamientos viscerales. En el caso de un debate medular como ¨¦ste, son todav¨ªa mayores. Los disidentes, los exiliados, las fuerzas pol¨ªticas espa?olas, las capitales europeas y sus embajadores en Cuba, la Administraci¨®n norteamericana..., todos tienen algo que decir, y piensan que su verdad es la ¨²nica.
"En resumen, hay dos visiones del asunto", considera un diplom¨¢tico europeo. "Unos dicen que el Gobierno cubano no est¨¢ dispuesto a hacer ning¨²n cambio, ni a excarcelar a disidentes, ni a promover apertura alguna, y que, por tanto, de nada sirve el acercamiento y las pol¨ªticas de mano blanda".
Otros, aun admitiendo la premisa del inmovilismo del r¨¦gimen, afirman que el di¨¢logo es la ¨²nica v¨ªa para tratar de influir en los cambios, si bien es cierto que hasta el momento no ha dado resultados. La otra alternativa es la de Estados Unidos -dicen los defensores de esta tesis-, y cuatro d¨¦cadas de embargo han demostrado que la presi¨®n s¨®lo sirve para que el Gobierno cubano se enroque m¨¢s. Por supuesto, quien sufre las consecuencias, y por partida doble, es la poblaci¨®n", opina este embajador.
El debate sobre qu¨¦ hacer con Cuba ha cobrado actualidad y mucho morbo pol¨ªtico estos d¨ªas, con motivo de la celebraci¨®n de la Fiesta Nacional de Espa?a, el 12 de octubre, en la residencia del embajador en La Habana, Carlos Alonso Zald¨ªvar. Al ¨¢gape fueron invitados, a ¨²ltima hora y despu¨¦s de un fuerte debate interno en Espa?a, una veintena de disidentes y familiares de prisioneros pol¨ªticos.
Durante semanas se contempl¨® la posibilidad de que la diplomacia espa?ola se desmarcara, de modo unilateral, de la pol¨ªtica europea de invitar a los opositores a estas celebraciones nacionales en sus embajadas. ?sta se acord¨® en junio de 2003 en represalia al encarcelamiento de 75 opositores y el fusilamiento de tres secuestradores, y la respuesta cubana fue congelar las misiones europeas en La Habana que acataron la medida y dejar a sus diplom¨¢ticos sin interlocuci¨®n. Desde entonces, los embajadores europeos no son convocados a actos oficiales, ni son recibidos en los ministerios, ni pueden hacer gestiones. Adem¨¢s, como en Cuba casi todo es oficial, muchos acad¨¦micos, artistas, cient¨ªficos e intelectuales, con cargo o sin ¨¦l, se disculpan de forma cort¨¦s -y algunos ni eso- cuando son invitados a una cena o a una reuni¨®n con diplom¨¢ticos de la UE.
Los jardines del embajador Zald¨ªvar el pasado 12 de octubre fueron una muestra clara del sinsentido al que se ha llegado. Disidentes, s¨ª, pero ni una autoridad y pocos intelectuales y artistas cubanos; por no estar, no estaban siquiera los representantes de las federaciones y sociedades regionales espa?olas en Cuba.
Los embajadores europeos, bautizados ya como los embajadores Findus, responsabilizan de esta situaci¨®n al r¨¦gimen de Castro por su "intransigencia y su nula voluntad de liberar siquiera a algunos prisioneros". Afirman que, como est¨¢n las cosas y sin gestos del Gobierno cubano, es dif¨ªcil que la UE d¨¦ marcha atr¨¢s a las sanciones. Pero, en su mayor¨ªa, admiten que en las actuales condiciones no se puede trabajar. "Las embajadas est¨¢n para informar a sus Gobiernos de lo que ocurre en el pa¨ªs, pero si no se puede hablar con funcionarios y son pocos los cubanos que puedes ver, la verdad, poco podemos hacer", opina un diplom¨¢tico, que pregunta en voz alta: "?C¨®mo salir de este atolladero?, ?qui¨¦n va dar el primer paso?".
La posici¨®n com¨²n
La actual crisis entre Cuba y la Uni¨®n Europea, y entre Cuba y Espa?a, viene de lejos. Exactamente desde 1996, a?o en que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar lleg¨® al poder. Comprometido desde su ¨¦poca de candidato con los sectores duros del exilio, a los pocos d¨ªas de asumir la presidencia, Aznar anunci¨® que Espa?a suspend¨ªa la cooperaci¨®n oficial con Cuba. Antes de acabar el a?o, a propuesta espa?ola, la Uni¨®n Europea aprob¨® una posici¨®n com¨²n que condiciona las relaciones pol¨ªticas de la UE con La Habana a la evoluci¨®n de la situaci¨®n de los derechos humanos en la isla.
El Gobierno cubano nunca acept¨® dicha posici¨®n com¨²n, con la que, considera, la Uni¨®n Europea se sum¨® a la pol¨ªtica de presiones de Estados Unidos arrastrada por Aznar. Desde entonces se sucedieron los desencuentros. ?stos se agravaron el a?o pasado tras el encarcelamiento de 75 opositores. Las sanciones de Bruselas y las posteriores represalias de Cuba han llevado a este callej¨®n sin salida.
En un discurso, el pasado 12 de octubre, Zald¨ªvar expres¨® la disposici¨®n del Gobierno espa?ol a dar pasos en la UE para "superar" el momento cr¨ªtico que atraviesan las relaciones con Cuba, que calific¨® de "profundamente insatisfactorias". Afirm¨® que Espa?a ha iniciado una "reflexi¨®n" en Europa sobre la utilidad de la actual pol¨ªtica hacia Cuba, y sobre la necesidad de "sustituir" las medidas de 2003 por "un instrumento m¨¢s eficaz".
La disidencia cubana, desde luego, tiene sus criterios en este repensar la pol¨ªtica europea hacia Cuba. El l¨ªder del Proyecto Varela, Oswaldo Pay¨¢, se opone frontalmente a un cambio de la posici¨®n com¨²n de la UE, con el argumento de que las autoridades no han dado ninguna muestra de querer evolucionar y dejar de reprimir a la oposici¨®n. A su juicio, es el Gobierno cubano el que no quiere el di¨¢logo, y por tratar de tener m¨¢s interlocuci¨®n "no se puede desmontar lo ¨²nico que se ha hecho en muchos a?os, que es la posici¨®n com¨²n". Parecido piensan otros disidentes como Elizardo S¨¢nchez y Vladimiro Roca, que ven en el intento de dar marcha atr¨¢s a las invitaciones a los disidentes un "peligroso error" que podr¨ªa ser interpretado por el Gobierno como un triunfo.
?Qu¨¦ hacer?
OPOSITORES MODERADOS como Eloy Guti¨¦rrez Menoyo y Manuel Cuesta Mor¨²a est¨¢n abiertamente a favor de un cambio de estrategia europea. Para Mor¨²a, la UE nunca debi¨® plantear las invitaciones a los disidentes como una "sanci¨®n, sino como una posici¨®n permanente de reconocimiento a la disidencia", aunque ahora, dice, dar marcha atr¨¢s a la medida podr¨ªa resultar contraproducente. Menoyo es del criterio de que la UE debe desmarcarse cuanto antes de la actual pol¨ªtica de presiones, que s¨®lo sirve para hacerle el juego a EE UU y postergar los inevitables cambios en Cuba, d¨¢ndole justificaciones al r¨¦gimen para mantener el inmovilismo y alimentar el clima de tensi¨®n. El debate cubano est¨¢, pues, bien caldeado. Y tanto en La Habana como en Madrid y Bruselas la discusi¨®n va m¨¢s all¨¢ de qu¨¦ hacer con las invitaciones a los disidentes, o de qu¨¦ pasos se deben dar para desbloquear la situaci¨®n actual. Hay partidarios de la l¨ªnea dura: el r¨¦gimen es el que encarcela disidentes y se a¨ªsla solo, hay que dejarle, entonces, aislado. Otros, sin disculpar a Fidel Castro, opinan que merece la pena seguir intentando la v¨ªa del di¨¢logo. Un funcionario europeo de esta opini¨®n lo ve as¨ª: "Si de lo que se trata es de contribuir a un futuro mejor para Cuba y los cubanos, la alternativa est¨¢ clara. Ya se sabe c¨®mo es el r¨¦gimen cubano..., pero ?qu¨¦ hace usted habitualmente cuando trata con alguien que no da su brazo a torcer y est¨¢ dispuesto a lo que sea, pero que de ¨¦l depende la vida y el futuro de muchas personas?". Otro diplom¨¢tico se?ala lo dif¨ªcil que lo tendr¨¢ Espa?a para lograr el cambio de la pol¨ªtica europea hacia Cuba que se propone. "La Rep¨²blica Checa, Gran Breta?a, Alemania, o incluso Holanda, est¨¢n en una posici¨®n muy dura. Aunque parezca parad¨®jico, estos pa¨ªses pueden influir, y mucho, en la balanza cubana: he ah¨ª la herencia de la 'posici¨®n com¨²n de Aznar'; ahora ya no depende de Espa?a, es Europa la que manda". Un empresario espa?ol -Cuba es el tercer socio comercial de Espa?a en Latinoam¨¦rica, y los espa?oles, los primeros inversores en la isla- introduce otro matiz interesante: "Con esta crisis algunos se quedaron congelados, pero no perdieron nada. Pero otros congelados s¨ª podemos perder mucho". El debate sobre Cuba, 45 a?os despu¨¦s de la llegada al poder de Fidel Castro, acaba de comenzar.
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