Querido batiburrillo
Mi corrector de Word no admite el sustantivo con que titulo este art¨ªculo. Y, sin embargo, Casares no s¨®lo lo acepta, sino que lo ampl¨ªa con batiborrillo, baturrillo, reservando la definici¨®n para esta ¨²ltima voz. Es decir: "Mezcla de cosas heterog¨¦neas. ?sase m¨¢s trat¨¢ndose de guisados. En la conversaci¨®n y en los escritos, mezcla de especies inconexas e inoportunas". As¨ª es en general, aunque disiento respecto al ¨²ltimo adjetivo. No siempre lo inconexo que se mezcla resulta inoportuno. Muy al contrario.
Tomen una de mis mesas de trabajo (soy una mani¨¢tica de las mesas: cuando tengo una llena, voy al asalto de otra; cuando ¨¦sta tambi¨¦n desborda, ocupo el comedor, y finalmente, el tocador, la auxiliar, la que sea), la m¨¢s grande. Muy a menudo ofrece un baturrillo, batiborrillo o batiburrillo sumamente oportuno y generoso.
Los que escribimos lo sabemos bien. Somos objeto de env¨ªos que no siempre merecen las atenciones que deber¨ªamos prestarles. No s¨®lo cartas -gracias al correo electr¨®nico, este asunto ha mejorado en rapidez-, sino obsequios, cari?osas dedicatorias, libros de autores que quieren compartir sus p¨¢ginas, peque?as conexiones culturales que nosotros sabemos -quien manda, quien recibe- cu¨¢n importantes han sido y son para poblar los rincones mentales que protegen contra la desesperanza.
Metida en la estaci¨®n oto?al, descubro que la pel¨ªcula cuya edici¨®n en DVD buscaba (y de la que les habl¨¦ hace bastantes domingos), Paseo por el amor y la muerte, de John Huston, con su hija Anjelica a los 18 a?os, acaba de salir bajo el manto de Vellavisi¨®n, un sello de cin¨¦filos que me manda, junto con el filme mencionado, otro no menos necesario: Dos en la carretera, de Stanley Donen. Gracias. Gracias por editarlos, sobre todo: alimento contra Spiderman, sin duda.
Y luego:
"Si ya est¨¢ decidido -Apocalipsis
16:16- que tras la m¨¢s
sangrienta de las batallas,
vencer¨¢ el Bien al Mal,
para qu¨¦ la sangrienta batalla".
Pertenece a Bajo las c¨²pulas doradas (Libros del Malandar), un homenaje a Mesopotamia nacido del dolor por Irak que el novelista y poeta Joaqu¨ªn M¨¢rquez ha escrito con la delicadeza del orfebre y la decencia del testigo sacudido por el horror. Gracias tambi¨¦n por recordarme que, por longevos que sean quienes se creen dioses, otros que tambi¨¦n cre¨ªan serlo ya murieron.
A otra escritora muy cumplida, Pilar Bacas, debo la gratitud de haberme metido de lleno en la Espa?a de mediados del siglo XIX, de diligencias y ciencias, infusiones de alcanfor y mujeres y hombres de un tiempo que nos precede y nos alumbra. Gracias por lo otro, tambi¨¦n, Pilar.
Y de repente surge la novela de Mathias Enard, mi tercer profesor de ¨¢rabe en Barcelona. Es muy dif¨ªcil conservar a una profesora o un profesor de ¨¢rabe si son buenos: tienen demasiados trabajos e historias propias a las que atender. En el caso de Enard, excelente escritor ¨¦l mismo (su libro La perfecci¨®n del tiro, publicado en Reverso Escrituras, es la disecci¨®n de una psicosis, el retrato por dentro de un francotirador). Te dir¨¦, Mathias, que, pese a todo, cada d¨ªa se me da mejor comprender cuatro cosas en la lengua de Cervantes (la que escuch¨® mientras estuvo en la prisi¨®n de Or¨¢n, quiero decir, como tributo a nuestra actual ministra de Cultura).
Gracias tambi¨¦n a Anabel Torres por Agua herida (Ediciones ?rbol de Papel). Mi tocaya de apellido, bogotana de nacimiento y de lengua, y muchas hermosas circunstancias m¨¢s, es una fina y poderosa poeta: "No acert¨¦ / y tampoco / estaba equivocada. / Fui lo ¨²nico / que pude ser /dadas mis dichas y limitaciones".
Por ¨²ltimo, mi gratitud (por el ingenio y por las carcajadas) para Ferran Pereda, por su El cancaneo. Diccionario petardo de argot gay, lesbi y trans (Laertes). Como comprender¨¢s, en estos tiempos he ido corriendo a la voz matrimonio, que defines as¨ª: "D¨ªcese de la relaci¨®n de dos gays que est¨¢n casados. Enti¨¦ndase con convivencia marital, pero no necesaria".
Inconexos, pero no inoportunos.
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