La nueva tarifa el¨¦ctrica
S¨²bitamente, todos los habitantes del universo el¨¦ctrico est¨¢n de acuerdo en que es necesario cambiar la estructura de la tarifa el¨¦ctrica. No todos lo dicen por las mismas razones. Iberdrola quiere suprimir los CTC (Costes de Transici¨®n a la Competencia, esa concesi¨®n de Josep Piqu¨¦ a las el¨¦ctricas que est¨¢n pagando religiosamente los consumidores) para que no impidan la retribuci¨®n de sus nuevos activos de ciclo combinado; Endesa, porque quiere cobrar de forma acelerada los CTC que le quedan por recibir; el Gobierno, impulsor de un Libro Blanco sobre la energ¨ªa, porque pretende dejar su impronta sobre los precios... Y as¨ª sucesivamente. Es significativo, no obstante, el acuerdo un¨¢nime actual, prueba suficiente de que la estructura tarifaria est¨¢ agotada.
En la nueva retribuci¨®n, deber¨ªa premiarse la inversi¨®n en distribuci¨®n, pero condicionado el premio a la calidad del servicio
Cualquier propuesta de tarifa el¨¦ctrica deber¨ªa tener en cuenta, dadas las dificultades actuales para retribuir los diversos negocios el¨¦ctricos, con algunas consideraciones iniciales. Una de ellas, por ejemplo, es que los CTC act¨²an como un recargo en la tarifa, por supuesto, pero tambi¨¦n como un limitador del precio del mercado. Como s¨®lo se perciben cuando el precio medio del mercado est¨¢ por debajo de las seis pesetas por kilovatio, se supone que las compa?¨ªas que tienen que percibirlos (Endesa, por ejemplo) l¨®gicamente tiran hacia abajo del precio; mientras que las compa?¨ªas que tienen queretribuir activos m¨¢s caros (Iberdrola, por ejemplo) presionan para que el precio suba por encima de las seis pesetas. La supresi¨®n de los CTC, requerida en beneficio de una formaci¨®n m¨¢s transparente y menos intervencionista de los costes, podr¨ªa disparar el precio en el mercado..., valga lo que valga hoy ese mercado, que es bien poco. As¨ª que la eliminaci¨®n de los CTC deber¨ªa ir acompa?ada por la fijaci¨®n de un nuevo precio l¨ªmite, superior en cualquier caso al actual.
El objetivo -bien que a largo plazo- deber¨ªa ser que no hubiera tarifa; es decir, que cada compa?¨ªa fijara su precio para el consumidor en un mercado de abundante competencia. Justo lo contrario de lo que sucede hoy. La fijaci¨®n del precio en el mercado mayorista aparece distorsionada por el poder de mercado de Endesa e Iberdrola. No hay demasiadas f¨®rmulas para aumentar la competencia en la formaci¨®n de precios con la concentraci¨®n empresarial. Una de ellas podr¨ªa ser limitar las cantidades de electricidad que cada empresa puede poner en el mercado y repartir el exceso de kilovatios entre nuevos agentes. Resumen de lo expuesto: comprobado que este mercado no puede funcionar en r¨¦gimen de libertad, y mientras se consigue fortalecer la competencia, deber¨ªa corregirse, pues, con un nuevo precio l¨ªmite que compensara la eliminaci¨®n de los CTC y una intervenci¨®n adecuada para conseguir subastas competitivas de electricidad.
Un paso m¨¢s. Los recientes apagones sugieren que la retribuci¨®n de las inversiones en distribuci¨®n (la red de 220 voltios) es insuficiente. Las empresas no invierten en renovar los cables; prefieren aumentar la rentabilidad en sus cuentas de resultados explotando al l¨ªmite la capacidad de la red. Admitida la conveniencia de mejorar la retribuci¨®n de las redes de distribuci¨®n, en la nueva tarifa deber¨ªan premiarse las inversiones, pero siempre condicionado el premio a la calidad del servicio. No ser¨ªa la primera ni la segunda vez que las compa?¨ªas reciben retribuciones en tarifa que utilizan despu¨¦s discrecionalmente para invertir en operaciones que nada tienen que ver con el servicio el¨¦ctrico.
Hasta aqu¨ª, las piezas fundamentales de la nueva tarifa: mercado competitivo, eliminaci¨®n de los CTC, nuevo precio l¨ªmite y retribuci¨®n m¨¢s generosa para la distribuci¨®n. Queda por tratar un elemento externo en apariencia, pero decisivo: el papel de la Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa. Este ¨®rgano consultivo, vicario del Ministerio de Econom¨ªa o Industria, de muy escasa calidad t¨¦cnica y utilizado casi siempre para refrendar las decisiones del Gobierno, debe ser sustituido por un organismo regulador independiente, que tenga capacidad para debatir o fijar las tarifas, con peso pol¨ªtico para influir en el Gobierno y, por supuesto, con mucho menos de nueve consejeros, pero con estructura t¨¦cnica superior. Aunque no est¨¦ claro hoy si debe entrar en asuntos de competencia en el mercado, s¨ª es evidente que debe ser el regulador del mercado. Tal como estaba previsto en 1995, antes del PP.
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