Un gol y a la cama

Es curioso. Curioso, y un poco triste, que los dos centrales del Atl¨¦tico, Pablo y Perea, sean las figuras del equipo rojiblanco, en su casa y frente al Racing. Es curioso, adem¨¢s, porque el equipo de Santander es poca cosa en general, y muy poca cosa en el ¨¢rea contraria. En el primer periodo cada equipo tuvo tres ocasiones. El Racing no acert¨®. El Atl¨¦tico marc¨® una. La m¨¢s tonta. Y la m¨¢s r¨¢pida. En el minuto siete, Jorge lleg¨® hasta un poco m¨¢s all¨¢ del pico del ¨¢rea derecha. En vez de avanzar hacia la l¨ªnea de fondo se fren¨® y puso un centro de rosca manso sobre el ¨¢rea peque?a. Pierini aguard¨® a que el bal¨®n descendiese para despejar. El defensor del conjunto c¨¢ntabro levant¨® la pierna, pero no acert¨® de lleno a la pelota, que sigui¨® trazando su par¨¢bola sobre el larguero. El ariete del Atl¨¦tico, Torres, en el segundo palo, s¨®lo puso la cabeza. Aouate, el portero, mir¨® con mucho inter¨¦s la secuencia desde el primer palo y con los dos pies pegados a su l¨ªnea de gol.

El defensor del conjunto c¨¢ntabro levant¨® la pierna, pero no acert¨® de lleno a la pelota. El ariete del Atl¨¦tico s¨®lo puso la cabeza

Y despu¨¦s del gol, nada. Ibagaza no dio un pase a derechas. No es que no moviese al equipo. O que no metiese geniales centros entre l¨ªneas. Que no lo hizo. Sino que entregaba la pelota a los contrarios en dos de cada tres ocasiones. Antes de ser sustituido por el fogoso Salva al poco de comenzar el segundo periodo, Ibagaza s¨®lo fue Ibagaza en una ocasi¨®n. Luccin control¨® en el centro y aclar¨® hacia la posici¨®n del peque?o argentino que, r¨¢pido y de primeras, prolong¨® el bal¨®n a la carrera de Fernando Torres. El Ni?o cruz¨® demasiado.

Tampoco Sosa y Luccin estuvieron muy brillantes. El uruguayo no toca mal. Pero tampoco toca mucho. Ni con mucha intenci¨®n. Desde luego no mejora en un mil¨ªmetro la aportaci¨®n de Colsa o Simeone, que al menos a?aden pegada a sus limitadas prestaciones. Luccin mejor¨® el juego cuando ejerci¨® su labor de eje sobre el que giraba el conjunto de Ferrando. Pero no lo hizo casi nunca en el primer tiempo. Y, aunque algo m¨¢s, tampoco demasiado en el segundo. Ferrando sorprendi¨® prefiriendo sustituir por Simeone al franc¨¦s antes que a Sosa. Lo cierto es que el modesto mediocampista suramericano ocupa bastante espacio, no saca mal del todo el bal¨®n y se esfuerza mucho y de manera constante en cortar el juego del adversario.

El Racing, mientras tanto, tambi¨¦n dejaba que pasasen los minutos entre bandazos y errores. Es el equipo de Alcaraz una curiosa mezcla de jugadores habilidosos pero muy blandos en ataque, y de tipos rudos, pero muy blandos en defensa. Parri, Benayoun, Regueiro y Javi Guerrero saben tratar bien la pelota. Conspiran entre ellos en las fronteras de las zonas calientes del campo y, a veces, consiguen crear peligro. Javi Guerrero, por ejemplo, tuvo una ocasi¨®n fant¨¢stica en cada periodo. En ambas, el fallo estuvo en la fuerza de su disparo. Las dos veces, solo ante Leo Franco, apenas empuj¨® la pelota hacia el portero argentino del Atl¨¦tico. En la parte trasera se colocan muy mal. De hecho, la mayor¨ªa de las ocasiones de los rojiblancos se debieron m¨¢s a las facilidades -escandalosas en el caso de los dos laterales y sus desajustes con los interiores- de la zaga racinguista que a su propia capacidad para generar peligro. El c¨¦nit de esa torpeza a la hora de cubrirse fue el zapatazo al aire de Pierini en el gol de Torres. Pero, al margen de la an¨¦cdota, la defensa de Alcaraz estuvo lenta, blanda y mal posicionada. Y contribuy¨® a que el t¨¦cnico andaluz no pueda seguir mostrando la curiosa estad¨ªstica de no haber perdido nunca en el Vicente Calder¨®n. Ni con el Recreativo de Huelva, su ex equipo, ni con el Racing.

En el segundo tiempo cada equipo tuvo otra vez tres ocasiones. Pero en estos segundos cuarenta y cinco minutos ninguno acert¨®. Vali¨®, pues, el gol de Fernando Torres, que volvi¨® a marcar despu¨¦s de haberse quedado frenado en tres tantos tras la tercera jornada, cuando anot¨® frente al Barcelona en el Calder¨®n. O quiz¨¢ lo que vali¨® fue el fallo de Pierini, seg¨²n se mire.