El Sadar sigue siendo una monta?a rusa

Entrar en El Sadar es montarse en una monta?a rusa a medio construir. Emociones suicidas, barrenas, ca¨ªdas, lipotimias o subidones de adrenalina en 90 minutos y con la garant¨ªa de que ning¨²n viaje ser¨¢ igual que otro. Por ejemplo, si Osasuna se precia de tener una defensa hiperdesarrollada y magn¨¢nima, ayer el ¨¢rea de Sanzol estaba apagada o fuera de cobertura. El Albacete lo confirm¨® con dos t¨ªmidas aproximaciones, de patio de colegio, y se encontr¨® con dos goles de regalo. Con el partido ganado en el minuto 40, el guardameta navarro y su incomunicaci¨®n con la defensa propici¨® una remontada que se antojaba injusta por los m¨¦ritos de ambos conjuntos. Lo que sobre el cartel se presentaba como un partido de agonistas, de juego directo y primario, se convirti¨® en un mural de detalles barnizado con goles y emoci¨®n.

A los obreros del c¨¦sped, los que para saltar al campo se calzan el mono de faena desgastado en mil batallas, les dio por comportarse como diletantes del mejor f¨²tbol. De esta forma, la primera parte se desarroll¨® marcada por los esfuerzos de 22 bregadores devenidos en fantasistas. Por ejemplo, Pu?al, un mediocentro correoso, se marc¨® una volea antol¨®gica; Pablo Garc¨ªa, que lleva el genotipo del arrabal uruguayo en la frente, centr¨® de una manera magistral para que Valdo se luciese estirando su fibroso cuerpo de pantera, o Buades, uno de los centrales m¨¢s rocosos y corpulentos de la Liga, que dise?¨® un cabezazo limpio y directo a las mallas defendidas por Sanzol.

Lo que la t¨¦cnica pint¨® de una manera brillante durante los primeros 50 minutos, el segundo tanto del Albacete y los nervios consiguientes generados en ambos equipos se ocuparon de emborronarlo definitivamente. Los futbolistas se olvidaron del arte y del placer est¨¦tico y se concentraron en ense?arse los colmillos y afilar los tacos para cercenar de cuajo cualquier intento de ataque. Y tuvo que ser sangre fresca, la del canterano David L¨®pez, la que sacase a Osasuna del atolladero en el que sus errores defensivos le hab¨ªan sumido. En su segundo minuto como jugador de Primera Divisi¨®n, el centrocampista se aprovech¨® de un bal¨®n suelto en el borde del ¨¢rea y empalm¨® la pelota por bajo, justo por la cepa del poste, donde Valbuena nada pudo hacer.