Probidad y pol¨ªtica
No es extra?o que en un pa¨ªs como Costa Rica, peque?o como la d¨¦cima parte de Espa?a y uno de los m¨¢s estables social y econ¨®micamente de Iberoam¨¦rica, haya causado conmoci¨®n la imagen de su presidente hasta 2002, Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, esposado por corrupci¨®n a su regreso de Washington. Las dimensiones del hecho se han multiplicado porque no hace ni tres semanas que Rodr¨ªguez asumi¨® la direcci¨®n de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) -a la que ha debido renunciar- precisamente con un discurso militante en favor de la probidad de los pol¨ªticos. En atenci¨®n a la supuestamente delicada salud del mandatario, el juez ha cambiado inicialmente la c¨¢rcel por el arresto domiciliario.
La fiscal¨ªa acusa a Rodr¨ªguez, uno de los hombres m¨¢s poderosos de Costa Rica, de haber recibido, junto con otros altos funcionarios, millonarias comisiones de la firma francesa Alcatel por un contrato de telefon¨ªa m¨®vil. Otras operaciones bajo sospecha y con cifras sustanciosas de por medio implicar¨ªan a empresas espa?olas de ingenier¨ªa y al Gobierno de Taiwan. Los datos en poder de los acusadores sugieren que al ex presidente y dirigente del gubernamental Partido Unidad Social Cristiana, cabalgando la ola de privatizaciones iniciada hace una d¨¦cada por su pa¨ªs, se le fue la mano en su vertiente de comisionista.
El enriquecimiento il¨ªcito en los m¨¢s altos niveles pol¨ªticos no es privativo de Iberoam¨¦rica, aunque el subcontinente ha producido algunos de los episodios m¨¢s sonados de corrupci¨®n institucional. Lo ilustran ejemplos como los del presidente Menem, en Argentina, Fujimori, en Per¨², o, m¨¢s recientemente, el nicarag¨¹ense Arnoldo Alem¨¢n. En este contexto el caso de Rodr¨ªguez es proporcional al tama?o de su pa¨ªs, mucho m¨¢s peque?o y con menores oportunidades de enriquecerse mediante la corrupci¨®n. Especialmente grave, sin embargo, es la tan alta como ef¨ªmera representaci¨®n otorgada al pol¨ªtico costarricense. Que la oveja negra haya llegado hasta la secretar¨ªa general de la OEA dice bien poco de los procedimientos con que la veterana y m¨¢s bien ceremonial organizaci¨®n regional selecciona a sus responsables.
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