Comprensi¨®n hacia los vecinos norteafricanos
Sabemos que al acudir a una casa ¨¢rabe, nos van a agasajar con su proverbial sentido de la hospitalidad. Sobre el tema hay novelas, pel¨ªculas, etc¨¦tera. A nuestra tierra, Almer¨ªa; a nuestro pa¨ªs, Espa?a, est¨¢n acudiendo en los ¨²ltimos a?os, numerosas personas de cultura ¨¢rabe que, por diferentes motivos, ven en nuestras tierras la posible soluci¨®n a sus problemas. Es cierto que, como siempre sucede, entre tantas personas, haya algunas que no merezcan nuestra hospitalidad, pero generalmente dichas personas tampoco la han logrado en sus lugares de origen, y no s¨®lo no representan a nadie, sino que no se representan ni a ellos mismos.
Es precisamente ahora, cuando conocemos qu¨¦ personas han abusado de nuestra confianza para cometer todo tipo de tropel¨ªas, cuando tenemos que ofrecer nuestra mejor hospitalidad y nuestra comprensi¨®n a las personas que han llegado hasta nuestras tierras huyendo, muchos de ellos, de una problem¨¢tica que estamos conociendo de primera mano, desgraciadamente. Nunca es justo considerar a todas las personas de un mismo gremio, cultura o regi¨®n, como si fueran iguales, pues en todos los gremios, culturas o regiones, las gentes tienen diferentes y distintas personalidades, por tanto, pienso que es una terrible injusticia considerar a personas que, por no querer que les impongan unas formas o ideas, han dejado sus casas, familias y amigos, igual que a aquellos de los que tratan de escapar.
M¨¢s que nunca tenemos ocasi¨®n de mostrar nuestra comprensi¨®n a quienes se han refugiado junto a nosotros, tratando de vivir de una forma m¨¢s justa, m¨¢s libre o, al menos, donde unas leyes protegen su derecho a tener ideas propias, sin merma de su derecho a vivir en paz.
Andaluc¨ªa tiene una larga historia en com¨²n con los pueblos del norte de ?frica, siendo la ¨¦poca musulmana una de las m¨¢s relevantes. Por tanto, hemos de recibir a nuestros vecinos tradicionales con nuestro respeto y nuestra comprensi¨®n. Muchos, al llegar a esa Al-Andalus, que les parec¨ªa muy cercana, se encuentran con una moderna sociedad occidental y no son capaces de asimilar de golpe. Ayud¨¦mosles a integrarse en lugar de criminalizarles por lo que otras personas -y de las que muchos de ellos quer¨ªan librarse- han hecho. Nuestra tradici¨®n hist¨®rica, cultural y religiosa, nos conmina a mostrar nuestra comprensi¨®n y solidaridad para quienes tratan de vivir entre nosotros, en paz e igualdad. Al fin y al cabo, tan s¨®lo se trata de "ser humanos".
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