A mi familia, a los amigos, a la opini¨®n p¨²blica
Empiezo esta carta antes del fatal desenlace, en los albores de otro largo periodo de tinieblas. Son las nueve y media de la ma?ana del s¨¢bado 16 de octubre. Se reproducen, una vez m¨¢s, las pautas de los juicios sufridos con anterioridad: la filtraci¨®n period¨ªstica que hace irreversible la condena. En esta ocasi¨®n, los extremos de la misma no s¨®lo me afectan a m¨ª, sino que se llevan por delante a parte de mi familia pol¨ªtica. Es, y lo proclamo con rotundidad, injusta desde el principio al fin, moral y jur¨ªdicamente insostenible, sin parang¨®n en los tribunales de nuestro pa¨ªs; pero con nosotros todo vale, este principio nos ha acompa?ado desde 1994, y ha sustituido a las pr¨¢cticas inquisitoriales de Torquemada. La expresi¨®n del fiscal de la causa lo resume: "Quiero una sentencia ejemplar para generaciones venideras". Las sentencias, en un Estado de derecho, deben de ser siempre "justas", y no "ejemplares".
Tengo fuerzas sobradas para seguir luchando: mi familia, mis amigos (muy pocos), ciudadanos que me dan ¨¢nimos, mi abogado (en lo profesional y en lo personal), y mi hija, por la que m¨¢s lo lamento; pero voy a luchar de otra forma. La verdad, la caballerosidad, el silencio y la ley, valen muy poco frente a la injuria, la mentira, la manipulaci¨®n, el odio, la hipocres¨ªa y la cobard¨ªa; sobre todas las dem¨¢s esta ¨²ltima es la que m¨¢s me repugna. Ahora me encuentro con esta acusaci¨®n: el enriquecimiento personal, la malversaci¨®n "ego¨ªsta", las fincas y, en definitiva, el uso il¨ªcito de los fondos reservados. Pequ¨¦ de ingenuo, hered¨¦ las pr¨¢cticas de mis antecesores y me fi¨¦ de la buena fe de jueces, fiscales y de los asesoramientos jur¨ªdicos que solicit¨¦. La imposibilidad de contabilizar, y de guardar o de pedir justificantes, me han llevado a esta situaci¨®n. Aquellos que lo conocen, los que manejaron y dispusieron de esos fondos en todas las instituciones del Estado, con el PSOE en el Gobierno y en ¨¦pocas anteriores, que den la cara.
No me he apropiado de cantidad alguna de los fondos reservados que no fuese para asuntos relacionados con mi seguridad, como en muchos otros casos, y siempre con conocimiento y autorizaci¨®n de todos mis superiores. Los que cobraron, y ten¨ªan responsabilidades en el ¨¢mbito de la Justicia, en la Intervenci¨®n General del Estado, en los servicios jur¨ªdicos y algunos miembros de la fiscal¨ªa y de la judicatura, deb¨ªan haberme advertido de la ilegalidad de ese cobro, pero se callaron y pidieron m¨¢s.
?Se trata de la cantidad, o el delito es el mismo independientemente de lo percibido? ?Qu¨¦ diferencia existe entre "gratificaci¨®n" y "sobresueldo"? ?Si cobraron, y no conoc¨ªan el origen del dinero, por qu¨¦ no preguntaron? ?Acaso declararon en Hacienda el ingreso para desembolsar, a continuaci¨®n, el consiguiente descuento? Me repugna seguir con este punto y decido abandonarlo: no tengo apego alguno al dinero y no quiero se?alar a nadie con nombres y apellidos, el da?o ya est¨¢ consumado.
Quiero dedicar algunas l¨ªneas a los que me sirvieron lealmente, no a mi persona, sino a lo que representaba: al nuevo Estado de derecho. Algunos ya han salido de esta pesadilla; otros, como el general Rodr¨ªguez-Galindo, el teniente coronel Vaquero o el ex gobernador civil de Guip¨²zcoa Julen Elgorriaga, siguen peregrinando entre la reprobaci¨®n y el olvido. Me consta, y a muchos que callan tambi¨¦n, que les debemos lo que hicieron entonces y lo que se ha construido sobre los cimientos que dejaron. ?Por qu¨¦ tanta hipocres¨ªa con lo que pasaba entonces? ?No apoyamos p¨²blicamente guerras m¨¢s sucias que aqu¨¦lla, con miles de muertos inocentes y detonantes de nuevas actividades terroristas? ?No se nos desgarra el coraz¨®n viendo desenterrar, de entre los escombros, a ni?os muertos o amputados, mujeres y ancianos? ?Qu¨¦ escrib¨ªan, en los a?os ochenta, reputados moralistas de la vida p¨²blica que se construyen piscinas en suelo de todos los espa?oles? Por esto me repugna la cobard¨ªa. Hemos linchado a servidores del Estado que han dado lo mejor de s¨ª mismos. ?Qu¨¦ horror!Llega lo m¨¢s triste, un recuerdo p¨²blico y un reconocimiento para mis nuevos amigos, con los que empec¨¦ a recuperar una vida normal, que me ayudaron en tan dif¨ªcil tarea; con los que compart¨ª un reducido espacio de esperanza y de cari?o, de ocio y de olvido del pasado, en definitiva, de vida. Gracias por vuestra compa?¨ªa. Para mi abogado, que ha llevado de manera impecable todo este proceso, hasta el extremo de da?ar su salud. ?Por qu¨¦ le han perseguido tanto? Porque ha puesto su brillante "curr¨ªculum" profesional al servicio de mi defensa, sin escatimar esfuerzos ni medios. Para mi familia. ?Qu¨¦ puedo decir de ella? Todo y nada, el silencio lo resume todo. Su sacrificio es inmensamente mayor que el m¨ªo, el da?o que han sufrido es irreversible, el dolor lo he notado, y en esta nueva etapa, con el desierto como horizonte, espero que est¨¦n conmigo hasta el final.
Quiero pedir disculpas a los que se sientan ofendidos con esta carta, a la gente de bien que pude perjudicar en mis a?os de responsabilidades pol¨ªticas, a los compa?eros que no han entendido lo que pas¨® en aquellos a?os o en los inmediatamente posteriores. Y a Dios, aunque poco lo he sentido a mi lado, entonces y ahora. Espero la orden de ejecuci¨®n de la sentencia para tomar una ¨²ltima decisi¨®n en este largo y agotador proceso pol¨ªtico-jur¨ªdico. Han sido veintid¨®s a?os de esfuerzo, de entrega y de sacrificio, y tambi¨¦n de errores: esa decisi¨®n podr¨ªa ser uno de ellos.
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